
En los Andes del sur peruano, donde la historia se conserva en muros de piedra y terrazas milenarias, las huellas de antiguas civilizaciones enfrentan amenazas silenciosas. El departamento del Cusco, cuna de sitios arqueológicos que testimonian la organización y el ingenio de pueblos precolombinos, es escenario en los últimos años de un acelerado cambio en el uso del suelo, marcado por la expansión urbana, la agricultura intensiva y la ejecución de obras sin supervisión especializada.
Frente a este panorama, el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, ha decidido intervenir con una medida de protección provisional para ocho inmuebles prehispánicos distribuidos en cuatro provincias. La decisión, publicada en el Diario Oficial El Peruano, busca frenar la pérdida de evidencias arqueológicas que, en algunos casos, ya muestran daños significativos.
Las resoluciones emitidas establecen un periodo de salvaguarda que permitirá limitar actividades que puedan afectar la integridad de estos sitios. “Se han identificado acciones humanas y fenómenos naturales que comprometen los bienes culturales”, se lee en los documentos oficiales, que detallan casos donde la maquinaria pesada, el huaqueo, la instalación de infraestructura y las lluvias han modificado o debilitado las estructuras originales.
Urubamba: impactos urbanos y agrícolas

En el distrito de Yucay, el sitio arqueológico de Huachaq será protegido mediante la resolución 000696-2024-DDC-CUS/MC. En este lugar se levantaron hace una década cuatro construcciones de adobe y concreto para vivienda, de uno y dos pisos, y se realizaron remociones de suelo en un área de 600 metros cuadrados con maquinaria pesada, lo que afectó muros prehispánicos.
También en Urubamba, el Paisaje Arqueológico Yahuarhuaccac – Ccarpamayo, en Ollantaytambo, recibe protección por resolución 002175-2024-DDC-CUS/MC. Allí se detectó riesgo de desaparición de elementos arqueológicos debido al cultivo cerca de muros de contención, el pastoreo de ganado que provoca pérdida de piezas líticas y excavaciones en antiguos lugares de entierro.
En el mismo distrito de Urubamba, el sitio arqueológico de Chajwar quedó bajo resguardo a través de la resolución 000644-2025-DE-DDC-CUS/MC. El lugar enfrenta la presión de la expansión urbana, el uso intensivo de riego, la pavimentación de vías y la instalación de un servicio hotelero. A ello se suman la erosión provocada por escorrentías y el crecimiento de vegetación nativa.
Calca: extracción de piedras y lotizaciones

En la provincia de Calca, el distrito de San Salvador alberga dos paisajes arqueológicos con medidas de protección. Llaqtaraq’ay, ubicado en la comunidad campesina de Parpacalle, presenta remoción de suelos para cultivo, reutilización de piedras prehispánicas en viviendas y solicitudes de denuncios mineros en áreas con restos arqueológicos. La protección se formalizó con la resolución 000496-2024-DDC-CUS/MC.
En la misma jurisdicción, Qenqoraqay quedó protegido por la resolución 002930-2024-DDC-CUS/MC. En este sitio, la maquinaria pesada ha habilitado espacios para viviendas y lotización, poniendo en riesgo los vestigios. Las lluvias intensas provocan filtraciones de agua en los andenes y muros, debilitando su estructura.
El tercer sitio en esta provincia es Antaraqay, ubicado en el distrito de Calca. La resolución 000797-2025-DE-DDC-CUS/MC señala que se han destruido andenerías con maquinaria, se han construido viviendas y los cultivos continúan dañando muros prehispánicos, sumándose los efectos de las lluvias de temporada.
Anta y Paucartambo: obras no autorizadas y carreteras cercanas

En la provincia de Anta, el paisaje arqueológico de Inka Wasi, en Chinchaypujio, recibió protección por resolución 000640-2024-DDC-CUS/MC. Se documentó la destrucción de muros de andenes y recintos para construir viviendas, además de obras de saneamiento básico ejecutadas por el municipio sin autorización del Ministerio de Cultura, que afectaron caminos prehispánicos.
Finalmente, en Paucartambo, el sitio arqueológico de Aya Q’asa, ubicado en Challabamba, quedó bajo protección por resolución 000870-2025-DE-DDC-CUS/MC. Allí se instaló una antena de comunicación a poco más de cuatro metros de una chullpa, con remoción de suelos que comprometió estructuras arqueológicas. Además, la construcción de una carretera entre Challabamba e Inquiillpata supone un riesgo futuro si se realizan ampliaciones sin control técnico.