El 13 de agosto comenzó en Lima la jornada de exámenes de admisión de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las evaluaciones académicas más exigentes del país. Decenas de jóvenes de distintas regiones del Perú llegaron hasta la sede universitaria con el objetivo de conseguir una de las vacantes para el semestre 2025-II, en medio de una competencia que combina preparación, resistencia y determinación.
En este contexto, una historia llamó especialmente la atención: la de Ángel Iván Vidal Velarde, de 19 años, quien viajó desde la provincia de Satipo, en Junín, hasta Lima con el propósito de rendir la prueba de ingreso a la carrera de Ingeniería Civil. Sin embargo, a solo dos días del primer examen, tuvo que ser sometido a una operación de apendicitis de emergencia en la capital.
El sueño de ingresar a la UNI
En comunicación con Infobae Perú, Ángel Iván contó que este es su segundo intento para ingresar a la UNI. “Desde pequeño siempre he querido estudiar aquí. Rogaba a mis papás que me trajeran y al final aceptaron”, relató. La decisión implicó dejar su hogar en el distrito de San Martín de Pangoa y trasladarse por 12 horas hasta Lima para vivir en un cuarto alquilado mientras se preparaba.

Su motivación, explica, se sustenta en el prestigio académico de la institución. “El nivel de la UNI es altísimo a comparación de las universidades que hay en provincia. No se compara”, señaló. Por ello, no dudó en seguir adelante pese a la operación reciente. “Mis papás ya me estaban diciendo que no vaya, que lo deje para la próxima, pero igual quise seguir”, agregó.
La operación y el examen
Ángel relata que la apendicitis apareció sin previo aviso. “Dos días antes del examen me agarró la enfermedad. Me tuvieron que operar de emergencia en el Hospital Loayza”, contó a Infobae Perú. La intervención se realizó el domingo, alrededor de las 10 de la noche.
Vive solo en un cuarto alquilado en Lima, pero ese día fueron sus conocidos quienes lo trasladaron al hospital. “Llegó mi mamá desde Pangoa unas horas después”, añadió.

A pesar de la cirugía reciente, se presentó a la prueba inicial. “Pensé que estaría un poco mejor, pero me causaba mucho dolor hasta agarrar un lápiz. Me sentía mareado y, a la media hora, mi cuerpo ya no daba más. Igual me dije: ‘Ya estoy aquí y hasta el final’. El mejor guerrero no es quien gana todas las batallas, sino el que las lucha”, afirmó.
El apoyo de su familia
Aunque sus padres en un inicio intentaron convencerlo de que postergara su postulación, él asegura que la decisión final fue suya. “Mi mamá pensó que me pasaría algo grave, estaba preocupada. Pero fue la primera que me apoyó en este ‘loco sueño’ de entrar a la UNI”, comentó.
Ángel admite que extraña a su familia y el clima de Satipo, pero considera que vale la pena el sacrificio. “No es fácil dejar todo, pero vine a cumplir mi meta. Aunque me dolía, no iba a perder la oportunidad”, dijo.
El joven indicó que la primera prueba, correspondiente al área de letras, no fue sencilla. “Sentía que podía dar para más”, señaló. Ahora se concentra en descansar para las siguientes evaluaciones, programadas para el viernes 15 y el domingo 17 de agosto.