
En el norte peruano, la historia no solo se conserva en museos, sino también bajo la tierra, en capas que han permanecido ocultas durante siglos. El Complejo Arqueológico de Túcume, en Lambayeque, es un escenario donde el pasado emerge con cada excavación, revelando fragmentos de la vida y muerte de sociedades prehispánicas que dominaron la región antes de la llegada de los españoles.
Túcume es conocido por sus monumentales pirámides y por haber sido un centro político y ceremonial de gran relevancia desde el siglo X. La sucesión de culturas que lo habitaron —Lambayeque, Chimú e Inca— dejó un registro arquitectónico y cultural único en el país. Estas construcciones, que aún impresionan por su tamaño, no eran simples edificaciones: cumplían funciones políticas, religiosas y funerarias que concentraban el poder y la organización social de toda la región.
En este lugar, el explorador noruego Thor Heyerdahl impulsó las primeras investigaciones sistemáticas a finales del siglo XX, logrando que la arqueología pusiera nuevamente sus ojos en este importante enclave. Décadas después, el trabajo continúa, y cada temporada aporta nuevos descubrimientos que enriquecen la comprensión de las prácticas y creencias de quienes habitaron el sitio.
Ahora, un nuevo hallazgo suma piezas al complejo rompecabezas histórico de Túcume: entierros vinculados a la élite de época inca, recuperados en las huacas Las Abejas y Los Gavilanes, espacios asociados a cementerios de alto rango dentro del conjunto monumental.
Cinco nuevos entierros y un niño de linaje destacado

El Ministerio de Cultura, a través de la Unidad Ejecutora 005 Naylamp – Lambayeque, informó sobre el hallazgo de cinco nuevos fardos funerarios en las mencionadas huacas, como parte de la temporada actual de investigaciones. Los trabajos alcanzaron un avance del 34 %, y estos entierros se suman a los 56 encontrados en temporadas previas. En total, desde 2017, se han recuperado 61 entierros pertenecientes a adultos, jóvenes y niños, todos con un patrón funerario que apunta a un cementerio de élite inca.
Entre ellos, destaca el caso de un niño de aproximadamente dos o tres años. Según explicó Bernarda Delgado Elías, directora del Museo de Sitio Túcume, este entierro fue hallado junto a cerámica fina y joyas elaboradas en piedra, madera y metal, elementos que evidencian su alto estatus. El análisis de los restos está a cargo de la doctora Marla Toyne, investigadora de la Universidad de Florida Central, quien estudia desde 2001 los contextos funerarios del sitio.
“Entre los entierros de niños, hay uno en particular vinculado con fina cerámica y joyas de piedra, madera y metal, que evidencian su alto linaje y resultan de gran importancia para comprender el patrón funerario de Túcume”, señaló Delgado Elías.
Evidencias materiales y arquitectura descubierta
Los entierros más recientes presentan una clara presencia de cerámica Lambayeque y Chimú, lo que confirma la interacción cultural y continuidad de tradiciones a lo largo de los siglos. Además, en Huaca Los Gavilanes se identificó una amplia banqueta con pisos superpuestos y un detalle arquitectónico conformado por bloques de arcilla enlucida de color amarillo, con relieves fragmentados, patrón frecuente en las fases de remodelación.
Este trabajo de excavación se desarrolla con un presupuesto de 400 mil soles, iniciado a finales de junio y con cierre previsto para octubre. La labor de campo cuenta con la participación de 30 personas de la localidad, algo que la directora del museo considera fundamental: “Es preciso resaltar que contamos con la participación de 30 personas de la localidad que trabajan en el sitio, lo cual demuestra el involucramiento de la comunidad en estos trabajos arqueológicos”.
El Complejo Arqueológico de Túcume, también conocido como las Pirámides de Túcume, Cerro La Raya o Cerro Purgatorio, concentra un conjunto de huacas y plazas que cumplían funciones administrativas, ceremoniales y funerarias. En la zona norte, las grandes pirámides como Huaca Larga, Huaca I y el Templo de la Piedra Sagrada reflejan el poder centralizado de las élites. En el sector sur, se ubican cementerios populares, talleres y viviendas, con excepción de las pequeñas pirámides del suroeste, entre ellas Huaca de los Gavilanes y Huaca Las Abejas, donde se han realizado los hallazgos recientes.
Huaca Larga, con sus 700 metros de largo y 30 metros de alto, es considerada una de las construcciones más extensas de América prehispánica. Durante la ocupación Chimú e Inca, funcionó como sede política y ceremonial, con recintos decorados y espacios rituales. El Templo de la Piedra Sagrada, en forma de “U”, alberga evidencias de sacrificios humanos y animales, así como ofrendas que refuerzan su papel central en las prácticas religiosas de la región.
En este marco, los entierros encontrados no son simples hallazgos aislados: forman parte de un complejo entramado social, político y cultural que definió la historia de Lambayeque y que continúa revelándose bajo la arena de Túcume.