La Municipalidad Metropolitana de Lima ha dado un nuevo paso en su plan de peatonalización del Centro Histórico, cerrando el acceso vehicular a los jirones Huancavelica e Ica, ubicados dentro del conocido damero de Pizarro, así lo informó Panorama. Esta medida forma parte de un proyecto más amplio que busca priorizar el tránsito peatonal y reducir el flujo de automóviles en esta zona de gran valor histórico y turístico.
El damero de Pizarro está delimitado por las avenidas Tacna, Abancay, Nicolás de Piérola y el río Rímac, y en los últimos años ha sido escenario de intervenciones urbanas para fomentar un entorno más amigable para los peatones. En esta etapa, la comuna ha instalado estructuras físicas para impedir el ingreso de vehículos en los mencionados jirones, obligando a los conductores a utilizar vías alternas como la avenida Tacna para llegar al jirón Callao.
Esta estrategia, según las autoridades, sigue una tendencia global que ya se aplica en numerosas ciudades europeas, donde se han consolidado vías peatonales con áreas verdes, mobiliario urbano y espacios culturales para revitalizar los centros históricos.

Opiniones divididas entre conductores y peatones
Si bien el proyecto apunta a mejorar la calidad de vida en el Centro de Lima, no todos los ciudadanos lo ven con buenos ojos. Los conductores que aún ingresan por el jirón Callao, uno de los pocos accesos restantes, denuncian que el cierre de calles genera congestión vehicular y retrasa sus desplazamientos.
Algunos testimonios recogidos por medios locales indican que la reducción de accesos ha provocado cuellos de botella, especialmente en horas punta. “Esto es un caos, porque todo el centro lo están cercando. No es dable lo que están haciendo las autoridades”, expresó un conductor afectado.
Impacto económico en los comercios locales
Uno de los sectores más golpeados por esta medida es el de los negocios que dependen del acceso en automóvil, como las playas de estacionamiento y ópticas ubicadas en la zona. Según los propietarios, la afluencia de vehículos se ha reducido drásticamente desde el cierre de calles. En algunos casos, el número de autos que ingresan ha caído de 100 a 50 por día, afectando directamente sus ingresos.

“Clientes venían con auto y con sus familias, pero ahora ya no hay acceso. Estamos perjudicados”, comentó un comerciante. Esta situación plantea el desafío de equilibrar el ordenamiento urbano con la sostenibilidad económica de quienes trabajan en el centro.
Beneficios para el turismo y la salud
En contraste, hay sectores que aplauden la medida por considerar que fomenta hábitos saludables y realza el atractivo turístico de Lima. Defensores del plan señalan que caminar es una forma de reducir la contaminación, mejorar la salud y, al mismo tiempo, disfrutar del valor arquitectónico e histórico de la ciudad.
“Lima es una ciudad con mucha historia y belleza, y hay que contribuir a su recuperación”, sostuvo un vecino que apoya la peatonalización. Para los promotores, esta transformación no solo permitirá restaurar casonas antiguas, sino también dinamizar el turismo cultural.
Acceso restringido para residentes
La municipalidad ha precisado que los residentes de las calles cerradas podrán acceder con sus vehículos, siempre que presenten su Documento Nacional de Identidad (DNI) para acreditar su domicilio. Este mecanismo busca garantizar que las personas que viven en la zona no se vean imposibilitadas de llegar a sus viviendas.

El cierre de calles en el Centro de Lima se enmarca en un movimiento internacional de recuperación de espacios públicos. Ciudades como Madrid, París o Ciudad de México han implementado planes similares para reducir el uso del automóvil en sus centros históricos, priorizando la movilidad sostenible y la preservación del patrimonio.
Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indican que la peatonalización puede incrementar el comercio local hasta en un 30 % a mediano plazo, gracias al aumento del tránsito peatonal y la generación de entornos más seguros y atractivos.
Retos y próximos pasos
Aunque el proceso avanza, los retos son evidentes. El principal desafío será lograr que las vías alternas absorban el tráfico sin generar colapsos y que los comercios que dependen del acceso vehicular puedan adaptarse al nuevo esquema.
La Municipalidad de Lima no ha detallado aún cuándo concluirá esta fase del plan ni qué otros jirones podrían sumarse al cierre. Sin embargo, ha reiterado que el objetivo final es consolidar un Centro Histórico más accesible para peatones, con espacios recuperados y menor contaminación ambiental.