En medio de la temporada alta de visitantes, la venta física de boletos para ingresar a Machu Picchu sigue generando malestar entre turistas y empresarios del sector. El mecanismo, que permite ofrecer un número limitado de entradas en ventanilla en Aguas Calientes, ha provocado que cientos de viajeros formen largas filas en busca de una oportunidad para visitar el santuario.
La situación se convirtió en un punto de fricción. De acuerdo con operadores turísticos, muchos visitantes, al no encontrar disponibilidad en la plataforma virtual, se trasladan hasta el pueblo con la esperanza de conseguir un boleto. Una vez allí, enfrentan colas extensas y restricciones que impiden comprar entradas para el mismo día. Esto obliga a los turistas a pernoctar en Aguas Calientes, incrementando sus gastos y, en varios casos, sin lograr ingresar al sitio en la fecha deseada.
Para el vicepresidente de la Cámara de Turismo del Cusco, Juan Stoessel, la problemática no ha sido resuelta, a pesar de que el Ministerio de Cultura aseguró que desde el 1 de agosto se implementó una solución. “Hoy día, ya pasaron más de 10 días, la situación en Aguas Calientes es catastrófica”, afirmó. Su preocupación se centra en el impacto que estas imágenes tienen en la reputación del país: “Todos los turistas, nacionales y extranjeros, tienen un teléfono. Y con este teléfono constantemente están filmando estas colas y estos gritos y esta desesperación de la gente y lo suben a las redes. Entonces, la imagen del país se ve muy afectada”.
El Ministerio de Cultura, encabezado por Fabricio Valencia, mantiene la venta presencial de mil boletos diarios, lo que según empresarios del sector solo alimenta el desorden y genera oportunidades para prácticas que retardan el acceso de los visitantes a la ciudadela.
Expectativa y gasto adicional para los turistas

El problema inicia con la venta física de entradas en Aguas Calientes. Según Stoessel, “hay un porcentaje importante de las entradas que se pueden vender en el día que se venden en ventanilla en Aguas Calientes. Eso genera una expectativa. Si no conseguiste tu entrada en la plataforma, te dicen ‘anda a Aguas Calientes y las consigues’”.
Una vez en el pueblo, el visitante descubre que no es posible comprar entradas para el mismo día. “Cuando llegas, haces estas colas interminables y como están prohibidos de vender entradas para el mismo día, te tienes que quedar a dormir una noche. Pero normalmente te dicen que no hay para hoy, tampoco para mañana, pero para pasado mañana te puedo conseguir”, detalló.
Esto no solo implica una espera mayor, sino también un gasto extra. Según Rosendo Baca Palomino, gerente de la Gerencia Regional de Turismo del Cusco, los costos de alojamiento y alimentación en Aguas Calientes han registrado un incremento del 100 %, afectando directamente a los viajeros que dependen de la venta presencial.
El Ministerio de Cultura anunció que desde el 1 de agosto el problema estaba solucionado. Sin embargo, Stoessel sostiene que el panorama sigue igual o peor. “El ministro de Cultura, Fabricio Valencia, supuestamente ha solucionado el problema a partir del 1 de agosto. Hoy han pasado 10 días y la situación en Aguas Calientes es catastrófica ¿Qué ha solucionado?”, cuestionó.
Para el representante de la Cámara de Turismo del Cusco, la única medida efectiva sería adoptar el sistema que se aplica en otros países: vender todas las entradas mediante la plataforma digital y, solo en caso de que sobren, ofrecerlas en ventanilla. “Aquí hay mil entradas de las 4600 o las 5600, que se tienen que vender físicamente y esto genera esta expectativa y desorden”, afirmó.
Intereses detrás de las entradas físicas

Stoessel reveló un aspecto que, a su juicio, agrava la situación: de las mil entradas asignadas para la venta física, en las últimas semanas apenas se comercializan entre 350 y 400 al día. “El negocio es que la gente no entre a Machu Picchu ese día, sino que se quede la mayor cantidad de días posibles consumiendo en Aguas Calientes”, denunció.
Este escenario, dijo, obliga a los turistas a permanecer en el pueblo, incluso contra su voluntad. Al ser consultado sobre si esto significaba que estaban prácticamente secuestrados, su respuesta fue directa: “Absolutamente”.



