
Cumplir 60 años marca el inicio de una etapa distinta en la vida, donde muchas personas comienzan a enfrentar desafíos relacionados con la memoria, la concentración y la velocidad de pensamiento. Pequeños olvidos, dificultad para encontrar palabras al conversar o seguir el hilo de una charla son comunes en esta etapa. Sin embargo, mantener la mente activa y ágil no necesariamente requiere métodos complejos ni costosos: una alternativa simple y efectiva es el juego de damas.
Aunque por años ha sido visto como un juego de mesa clásico y sin mayores pretensiones, las investigaciones recientes han demostrado que las damas pueden tener un impacto positivo en la salud mental de los adultos mayores, ayudando a preservar funciones cognitivas clave de manera lúdica y accesible.
El valor terapéutico de un clásico
Lejos de juegos más exigentes como el ajedrez o los crucigramas complejos, el juego de damas se presenta como una opción ideal por su sencillez estructural y profundo potencial estimulante. Según un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, las actividades recreativas como leer, resolver rompecabezas o jugar a las damas están asociadas con un menor riesgo de desarrollar demencia en personas mayores.
Este juego, que se juega entre dos personas, obliga a pensar estratégicamente, planificar con anticipación y observar cuidadosamente cada movimiento del oponente. Todo ello sin la necesidad de tener conocimientos técnicos ni habilidades previas, lo que lo convierte en una actividad verdaderamente inclusiva y estimulante.

Un ejercicio completo para el cerebro
Jugar a las damas estimula múltiples áreas del funcionamiento cerebral. Al desarrollar una partida, los jugadores deben recordar jugadas anteriores, anticipar las posibles respuestas del rival y tomar decisiones rápidas en función del escenario cambiante del tablero. Esto activa la memoria de trabajo, mejora la atención sostenida y refuerza el razonamiento lógico.
Además, este tipo de juego fortalece la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas, una habilidad mental que tiende a debilitarse con la edad. En este sentido, las damas no solo entrenan la mente, sino que también aportan una herramienta para preservar la flexibilidad cognitiva a medida que se envejece.
Más que un juego: una vía de conexión social
Uno de los aspectos menos visibles —pero no menos importantes— del juego de damas es su dimensión social. En una etapa de la vida en que muchas personas experimentan una creciente sensación de soledad o aislamiento, compartir una partida con un amigo, un vecino o un familiar se convierte en una valiosa oportunidad para reconectar.
La interacción cara a cara que se genera durante el juego tiene efectos positivos en el estado de ánimo y contribuye a reducir el sentimiento de aislamiento. Estudios en gerontología han destacado la importancia del vínculo social para el bienestar emocional de los adultos mayores, y el juego de damas ofrece una forma simple de cultivarlo.

Estimulación cognitiva sin barreras
A diferencia de otros pasatiempos mentales que requieren concentración extrema o conocimientos específicos, el juego de damas no impone barreras de entrada. Esto significa que cualquier persona —sin importar su nivel educativo o experiencia previa— puede aprender a jugar y encontrar satisfacción en el proceso.
Cada partida representa un nuevo reto, lo que mantiene viva la motivación. Incluso una victoria mínima —ganar por una ficha, por ejemplo— puede generar una sensación de logro que alimenta la autoestima. Esta percepción de competencia es clave para que las personas mayores se sientan capaces, activas y valiosas.
Una herramienta lúdica para la salud integral
El impacto del juego de damas va más allá del entretenimiento. Al combinar estimulación cognitiva, interacción social, sensación de logro y disfrute personal, este juego de mesa se convierte en una herramienta para el bienestar integral de los adultos mayores.
Expertos en neurociencia y envejecimiento saludable coinciden en que actividades como esta no solo ayudan a mantener el cerebro activo, sino que también mejoran la calidad de vida. En una época en la que se busca en la tecnología y los tratamientos sofisticados la clave para un envejecimiento saludable, redescubrir lo simple puede marcar la diferencia.
Entrenar la mente... y también el corazón
En resumen, no hace falta ser un genio del ajedrez ni pasar horas frente a ejercicios mentales complicados. A veces, lo más efectivo es lo más simple. Sentarse frente a un tablero de damas, mover las fichas con calma, pensar, jugar, reír, ganar o perder... Todo esto no solo mantiene activa la mente, sino que alimenta el alma.
El juego de damas, con su equilibrio entre desafío y accesibilidad, entre lógica y compañía, se posiciona como una opción valiosa para las personas mayores que desean cuidar su salud mental sin renunciar al placer del juego. Porque envejecer activamente también es posible desde un tablero.