Carta desde la ciudad con el peor tráfico del mundo

El SIT se encuentra en un estado de emergencia porque no cumple con las condiciones mínimas para brindar un adecuado servicio de transporte en Lima y Callao.

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Tráfico en Lima para recibir
Tráfico en Lima para recibir el Año Nuevo 2025. (Foto: Andina)

Cada vez y con mayor frecuencia se repite la noticia que en el Perú, la velocidad promedio vehicular es de 12 km/h y podría pasar a menos de 6 km/h (velocidad de caminata) en el 2028.

A su vez, las pérdidas económicas en horas-hombre ocasionadas por la congestión del tránsito en Lima, ascendieron a unos S/ 28,000 millones durante el 2019, cifra equivalente al 4% del PBI del país durante el mismo año.

Lo anterior, sumado a que el Perú tiene una de las flotas vehiculares más antiguas de la región, con una antigüedad promedio de 15 años, la más alta de la región; hace que solo en Lima, el principal ambiente contaminado sea el aire, convirtiéndose en la ciudad más contaminada de América Latina.

Sin embargo; estas cifras parecen no molestar a nuestras autoridades; toda vez que, desde el Congreso se plantea un proyecto de ley politizado para extinguir a la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao - ATU y; desde los gobiernos nacionales, se cambia en promedio, cada año, a su presidente ejecutivo, sin medir las consecuencias técnicas de dichos actos.

Mientras se discute su posible desactivación, podríamos analizar qué rol cumple, qué limitaciones tiene y por qué su permanencia es clave para ordenar el transporte urbano.

La principal función que ostenta la ATU consiste en la administración del Sistema Integrado de Transporte -SIT.

Elaborando una posible definición del SIT, tenemos que un Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) es un conjunto de diferentes medios de transporte de pasajeros en una ciudad, estructurada para ofrecer un servicio fiable, eficiente, cómodo y seguro. En un sistema integrado, los usuarios pagarían un solo pasaje, independientemente de si suben y bajan de un metro o bus.

Ahora bien, respecto al servicio que ofrece. ¿Es fiable?: El SIT es un servicio que no brinda confianza en la ciudadanía porque viene muy retrasado, tanto a nivel de su infraestructura vial y ferroviaria urbana asociada (casos como la extensión del Metropolitano y de la Línea 1 del Metro, Construcción de la Línea 2, 3 y 4 del Metro); como a nivel de la infraestructura vial urbana complementaria que reordena la ciudad (casos como extensión de la vía expresa sur, ejecución del anillo vial periférico, nuevos accesos al aeropuerto, entre otros).

A nivel de su operación, el cobro de la tarifa está atomizado entre los distintos modos y empresas de transportes, por lo que el usuario no tiene un pago único para movilizarse por la ciudad al no haber alcanzado una estructura completa.

¿Es eficiente?: El SIT es un servicio que es ineficiente porque las empresas concesionarias que brindan el servicio de transporte ya superaron sus capacidades operativas y económicas, como el caso de los corredores complementarios y el metropolitano. Asimismo, las empresas “formales” integrantes del sistema ya no pueden realizar mejoras al no tener el flujo de caja suficiente, el cual se ve afectado por la informalidad debido a que Lima es una ciudad en que el 80% de sus desplazamientos en el 2022, se realizó en vehículos informales (buses, coaster, taxis); y debido a que el modelo de concesión autofinanciado, carece de los recursos financieros para ser eficientes mejorando el servicio comprando nueva flota, nuevo sistema para el recaudo, entre otros.

¿Es cómodo?: El SIT es un servicio que carece de condiciones de comodidad con el objetivo de mejorar la experiencia del usuario. Se puede observar en las horas pico que el SIT – a través de su operador ferroviario (Línea 1 Metro) y operadores viales (Metropolitano y Buses), las colas para el acceso al servicio dentro y fuera de las terminales, sin contar los espacios interiores dentro de los vagones o buses.

También se puede observar el mal estado de los interiores y asientos de los vehículos del transporte público tradicional, además de la falta de implementos básicos para casos de emergencia o seguridad, además del precario estado o mantenimiento del parque automotor de movilidad en la ciudad, aun cuando cuenten con certificaciones periódicas.

Asimismo, debemos considerar que el SIT no va de la mano con las políticas públicas dirigidas a las poblaciones vulnerables ni a la comunidad de personas discapacitadas o con capacidades especiales.

¿Es seguro?: El SIT es un servicio inseguro debido al deficiente e inadecuado ordenamiento de las empresas en las distintas etapas del servicio. Esto va desde un inadecuado acceso de los usuarios a las estaciones; la carencia de una adecuada señalización en la infraestructura vial para la circulación adecuada de los buses de servicio público urbano, en relación con los vehículos particulares (casos de accidentabilidad), al peatón, al ciclista, entre otros; y, la deficiente seguridad vehicular y de los usuarios, antes y durante el viaje.

Conclusiones

En la actualidad el denominado SIT no es un sistema Integrado, y tiene condición de semiestructurado (al adolecer de una estructura completa interconectada e integrada a toda la movilidad en Lima y Callao).

El SIT se encuentra en un estado de emergencia porque no cumple con las condiciones mínimas para brindar un adecuado servicio de transporte en Lima y Callao.

El SIT se encuentra en una situación de emergencia porque las decisiones gubernamentales de distintos niveles de gobierno (ATU y Municipalidades) se aplican dentro de un sistema burocrático, cuyos tiempos técnico legales superan los tiempos para satisfacer las urgentes necesidades del transporte urbano.

Ahora bien, lo anterior no significa por ello que debamos extinguir a la ATU, dejando de lado el concepto de autoridad única o integrada del transporte urbano, para volver al esquema antiguo de dos autoridades municipales, como son Lima y el Callao, compitiendo entre sí.

Más bien, la ATU debe ser fortalecida, dotándola de cuadros técnicos independientes frente al poder político, con capacidad de respuesta, de cara a los grandes retos que enfrenta nuestra ciudad en materia de movilidad, la cual cuenta con cuarenta años de retraso con respecto a otras ciudades de Sudamérica.