
Las infecciones respiratorias agudas siguen siendo una de las principales causas de preocupación para los padres de niños pequeños y para los cuidadores de adultos mayores. En ambos grupos, estos cuadros pueden derivar en bronquiolitis y, en casos más graves, en neumonía. Si bien esta enfermedad es prevenible, el desconocimiento, la falta de atención a los primeros síntomas y el relajamiento de las medidas preventivas están contribuyendo a un preocupante incremento de casos.
De acuerdo con el doctor César Munayco Escate, director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud (Minsa), quien habló con la agencia Andina de noticias, dijo que “los más expuestos son los niños menores de cinco años, especialmente los menores de un año”, quienes deben recibir especial atención para evitar contagios y complicaciones.
Cifras oficiales del Minsa revelan que los episodios de neumonía en menores de cinco años se han incrementado en un 28.86 % en comparación con el año anterior. En el caso de los adultos mayores de 60 años, el aumento ha sido del 13.86 % en el mismo período.
Menor vigilancia tras la pandemia
Uno de los factores que explican este repunte es el abandono progresivo de las prácticas de cuidado que se adoptaron durante la pandemia de Covid-19. “La gente se ha olvidado de usar mascarillas y de lavarse las manos constantemente, más aún cuando se tienen síntomas de resfrío o infección respiratoria”, advierte Munayco.

El regreso a la “normalidad”, con más aglomeraciones, mayor contacto entre personas y menos atención a la higiene personal, ha creado un entorno propicio para la circulación de virus y bacterias. A esto se suma el cambio de clima, que debilita las defensas naturales del organismo.
Los signos de alerta que no deben ignorarse
Una de las principales razones por las cuales las infecciones respiratorias derivan en cuadros graves de neumonía es que los signos de alerta no se reconocen o se subestiman. Entre los síntomas que deben generar preocupación inmediata están:
- Respiración rápida o agitada
- Hundimiento del abdomen debajo de las costillas al respirar
- Coloración morada o azul en los labios o extremidades
“Por cualquiera de estos signos se debe acudir inmediatamente al médico. Muchos padres llegan al centro asistencial cuando ya los síntomas se han agravado y por eso los desenlaces pueden ser trágicos”, explica Munayco. En adultos mayores, la fiebre alta y las dificultades respiratorias también requieren atención médica urgente.
Virus comunes y su impacto
En niños pequeños, uno de los virus que más se está propagando actualmente es el virus sincitial respiratorio (VSR), el cual provoca bronquiolitis, una inflamación de los bronquios. Este virus puede identificarse inicialmente por un “ronquido” en el pecho, que más adelante se convierte en un silbido característico.

En el caso de los adultos mayores, el neumococo —una bacteria causante de la neumonía— es una amenaza constante, al igual que los virus de la influenza A y H1N1. Los cuadros más graves pueden llegar a comprometer severamente los pulmones, con riesgo real de fallecimiento si no se actúa a tiempo.
Las vacunas están disponibles, pero falta conciencia
Una de las herramientas más efectivas para prevenir la neumonía son las vacunas. Según el Minsa, actualmente hay disponibles más de 2 millones de dosis contra el neumococo y 8 millones de dosis contra la influenza, que pueden ser aplicadas gratuitamente en todos los centros de salud del país.
No obstante, el acceso a estas vacunas no garantiza su aplicación. “Es responsabilidad de los padres y cuidadores asegurarse de que los grupos vulnerables estén protegidos”, remarca Munayco, quien también insta a cumplir con el cronograma de vacunación infantil y a mantener hábitos de higiene en el hogar.
Medidas básicas para prevenir contagios
El doctor Munayco recomienda una serie de prácticas simples pero efectivas para reducir el riesgo de contagio:
- Usar mascarilla ante cualquier síntoma de infección respiratoria
- Lavarse las manos con frecuencia
- Ventilar los ambientes cerrados, incluso en días fríos
- Evitar el contacto cercano con personas enfermas
- Mantener al día las vacunas de niños y adultos mayores
“Estas enfermedades se pueden evitar con medidas básicas. No hay que esperar a que se agraven los síntomas. La prevención y la atención temprana salvan vidas”, concluye.