
En los últimos años, cada vez más especialistas, familias y profesionales de la salud mental en el Perú han empezado a cuestionar los métodos de crianza tradicionales que se han practicado durante décadas. Muchos hogares peruanos han seguido modelos educativos basados en el castigo físico, el miedo, el grito y la obediencia absoluta como medios para formar “niños educados”. Sin embargo, estos métodos no solo afectan la autoestima de los niños, sino también su salud emocional y su desarrollo a largo plazo.
Según el Ministerio de Salud (Minsa) y el Seguro Social de Salud (EsSalud), los estilos de crianza autoritarios y violentos se asocian a mayores tasas de depresión, ansiedad, baja autoestima y dificultades en las relaciones interpersonales en la vida adulta. Frente a esta realidad, ha surgido con fuerza un nuevo enfoque: la crianza respetuosa.
Este estilo de crianza pone en el centro el respeto mutuo, la empatía y la comprensión emocional entre padres e hijos, permitiendo que los niños crezcan en un ambiente seguro, amoroso y saludable. La crianza respetuosa no significa ausencia de límites, sino establecerlos de forma amorosa y coherente, lo cual potencia el desarrollo integral del niño.
5 beneficios de la crianza respetuosa

- Fortalece la autoestima y el autoconcepto del niño: los niños criados con respeto y validación emocional desarrollan una imagen positiva de sí mismos. Se sienten valorados, escuchados y aceptados tal como son, lo que les permite construir una autoestima sólida desde edades tempranas. Esta seguridad personal les ayuda a afrontar retos, expresar sus ideas y establecer relaciones sanas.
- Mejora la comunicación familiar: en la crianza respetuosa, el diálogo es una herramienta clave. Los padres no imponen, sino que explican, negocian y escuchan. Esto crea un ambiente donde los niños se sienten seguros para hablar de lo que sienten y piensan. A largo plazo, esta dinámica fortalece el vínculo familiar y permite prevenir problemas de conducta o emocionales.
- Fomenta la inteligencia emocional: este estilo de crianza enseña a los niños a identificar, expresar y gestionar sus emociones de forma saludable. Al observar que sus padres validan sus sentimientos en lugar de reprimirlos o minimizarlos, aprenden a autorregularse, lo cual es fundamental para su bienestar emocional y social en todas las etapas de su vida.
- Promueve la autonomía y el sentido de responsabilidad: la crianza respetuosa no busca controlar al niño, sino acompañarlo en su desarrollo. Se le ofrece libertad con límites claros, lo que le permite tomar decisiones, aprender de sus errores y asumir consecuencias de forma natural. Esto fortalece su independencia, su criterio propio y su capacidad de actuar con responsabilidad.
- Previene problemas de salud mental a futuro: los niños criados en hogares donde predomina la violencia verbal o física tienen más riesgo de desarrollar trastornos como ansiedad, depresión, problemas de conducta o adicciones. En cambio, crecer en un entorno respetuoso y afectuoso protege la salud mental y emocional, brindando una base sólida para la vida adulta.
¿Qué es la crianza respetuosa?

La crianza respetuosa es un enfoque educativo y afectivo que reconoce al niño como un ser íntegro, con emociones, necesidades y opiniones que merecen ser consideradas. Este modelo se aleja de los gritos, los castigos y la imposición autoritaria, y se enfoca en educar desde el ejemplo, la empatía, el afecto y los límites amorosos. No se trata de criar sin normas, sino de establecerlas desde el respeto, el acompañamiento y la comunicación constante.
Aplicar la crianza respetuosa requiere compromiso, paciencia y autoconocimiento. Algunas claves para implementarla en el hogar son:
- Escuchar activamente a los hijos, sin juzgar ni minimizar sus emociones.
- Establecer límites claros, pero explicando el porqué de cada norma.
- Validar los sentimientos del niño, incluso si no se comparten.
- Educar con el ejemplo, mostrando respeto, autocontrol y empatía.
- Evitar el castigo físico o verbal, optando por consecuencias naturales y razonadas.
- Buscar apoyo y formación si es necesario, ya sea a través de libros, talleres o consejería psicológica.



