
El invierno trae consigo un repunte en las alergias respiratorias, impulsado por la mayor humedad ambiental, la permanencia en lugares cerrados con escasa ventilación y el contacto frecuente con ácaros y moho. Datos de EsSalud señalan que aproximadamente una quinta parte de la población peruana enfrenta estas afecciones, destacando la rinitis y el asma como los cuadros predominantes.
Debido a la similitud de los síntomas con los de resfriados o infecciones en las vías respiratorias, resulta fundamental detectar el problema a tiempo y dar un seguimiento médico adecuado.
“Dependiendo del tipo de alergia, los síntomas podrían incluir congestión nasal, tos, picazón, enrojecimiento de la piel o molestias digestivas. Si no se tratan adecuadamente, tienden a volverse crónicas y más difíciles de controlar. En algunos casos, puede causar problemas más serios como inflamación en las vías respiratorias o alteraciones en la sangre, lo que requiere atención médica especializada”, indica el Dr. Eduardo Carcausto, médico internista de Sanitas.
Por ello, el especialista destaca la importancia de poder diferenciar una alergia respiratoria de una infección viral, como la gripe. “Muchas alergias siguen sin ser diagnosticadas, lo que dificulta conocer su verdadero impacto en la población”, afirma el especialista.
¿Cómo identificarlas y cuál es su impacto?

Además, el médico comparte una serie de recomendaciones para identificar y controlar estas afecciones, ya que muchos pacientes conviven con los síntomas durante años sin saber que, con un tratamiento adecuado, podrían mejorar significativamente su calidad de vida.
- Reconocer los síntomas: las alergias respiratorias pueden presentarse con síntomas como congestión nasal persistente, estornudos frecuentes, picazón en la nariz, ojos o garganta, tos seca, lagrimeo e incluso fatiga prolongada. A diferencia del resfriado común, no suelen provocar fiebre ni malestar general intenso, y tienden a aparecer de forma estacional o tras la exposición a ciertos alérgenos del entorno. “Acudir a nuestros chequeos preventivos es clave para detectar posibles alergias y recibir el tratamiento correcto”, señala el vocero.
- Identificar y evitar los desencadenantes:los alérgenos más comunes incluyen los ácaros del polvo, el moho, el polen, el pelo de mascotas, los perfumes intensos y productos de limpieza con químicos irritantes. Reducir la exposición a estos factores es clave: se recomienda ventilar los ambientes, lavar con frecuencia la ropa de cama, usar fundas antialérgicas, evitar alfombras y mantener los espacios limpios y secos.
- Evitar la automedicación:automedicarse es una práctica común, pero riesgosa. Además, quienes son alérgicos a ciertos fármacos muchas veces desconocen los componentes activos de productos similares, lo que podría desencadenar reacciones cruzadas o cuadros graves.
- Contar con antihistamínicos recetados: en personas diagnosticadas con alergias, como la rinitis alérgica, es importante disponer de los antihistamínicos indicados por el médico. Usarlos de forma estratégica, especialmente en épocas de mayor exposición como los cambios de estación, puede ayudar a prevenir que los síntomas se intensifiquen. Su administración siempre se recomienda uso bajo supervisión profesional.
- Ventilar y mantener limpios los espacios: una buena ventilación y la limpieza frecuente de los ambientes son claves para reducir la presencia de alérgenos como el polvo, los ácaros o el moho. Se recomienda evitar la acumulación de objetos que retengan partículas, así como controlar los niveles de humedad en interiores, ya que estos factores pueden desencadenar o agravar síntomas alérgicos, especialmente en personas con rinitis.
Finalmente, las alergias no deben ser subestimadas, ya que no solo comprometen la salud respiratoria, sino que pueden derivar en cuadros crónicos que limitan la productividad, el descanso y el bienestar emocional. “Visibilizar su impacto permite promover diagnósticos tempranos y reducir los costos físicos y sociales que generan”, concluye el galeno.