El registro audiovisual de Robert Prevost recorriendo las calles desiertas de Chiclayo durante la celebración del Corpus Christi en 2021 se mantiene como uno de los momentos más representativos de su liderazgo pastoral, en un contexto donde la crisis sanitaria por el COVID-19 impedía las tradicionales manifestaciones religiosas. El entonces obispo de Chiclayo encabezó una misa solemne frente a una catedral vacía, mientras cientos de fieles seguían la ceremonia a través de redes sociales.
Robert Prevost asumió la diócesis de Chiclayo en 2014 y, desde ese momento, enfrentó una serie de desafíos que incluyeron crisis políticas, desastres naturales y emergencias sanitarias. En cada una de estas situaciones, el obispo se destacó por su cercanía con los fieles católicos y con quienes padecían las consecuencias tanto de la naturaleza como del abandono por parte de las autoridades. Su presencia constante en momentos de dificultad consolidó su imagen como un referente espiritual y social en la región.
Durante la segunda ola de la pandemia, cuando el número de contagios y fallecimientos en Perú aumentaba de manera alarmante, la celebración del Corpus Christi se transformó en un acto simbólico. En esa ocasión, Prevost dirigió la homilía desde una catedral sin público, pero con la participación virtual de cientos de personas. En sus palabras, el obispo expresó: “Hermanas y hermanos, en este día de la solemnidad del Corpus Christi, el cuerpo y la sangre de Cristo, queremos reconocer y celebrar a Cristo presente entre nosotros. Por eso vamos a salir en procesión de forma simbólica en el parque principal para manifestar al mundo nuestra fe, para dar testimonio, para llegar con el misterio de la presencia de Cristo a todos. Lo mismo en muchas parroquias, aunque los fieles no puedan participar, ni puedan caminar en procesión porque sí es muy importante seguir luchando contra el contagio. Cristo sí va a caminar con nosotros por las calles y va a bendecir los hogares y las familias de todos ustedes”.
La pandemia obligó a la población de Chiclayo a permanecer en sus hogares, alterando las costumbres religiosas que tradicionalmente congregaban a multitudes en las calles. Sin embargo, la fe se mantuvo viva a través de las acciones de Prevost, quien optó por mantener la procesión de manera simbólica y transmitir el mensaje de esperanza a través de los medios digitales. Este gesto fue ampliamente valorado por la comunidad, que encontró en la figura del obispo un apoyo espiritual en medio de la adversidad.
En su homilía, Prevost también reflexionó sobre la importancia de descubrir nuevas formas de experimentar la presencia de Cristo en tiempos de restricciones sanitarias. “En este tiempo, de modo especial, estamos llamados a descubrir esas otras formas de la presencia de Cristo. Es cierto que tantos fieles desean comulgar, pero no pueden en este tiempo. No podemos dudar de la presencia de Cristo entre nosotros. Vayamos a descubrir, al igual que los discípulos en el camino a Emaús, esas otras formas de presencia de Cristo que nos están preparando para volver a recibir la comunión, a estar unidos con él en este sacramento tan hermoso que es la Eucaristía”, afirmó el obispo.
La celebración de Robert Prevost
El Papa León XIV celebró recientemente sus 43 años desde su ordenación sacerdotal, un aniversario que rememora los comienzos de su recorrido religioso muchos años antes de asumir el liderazgo de la Iglesia católica. La conmemoración incluyó una misa especial en el Vaticano, donde participó la comunidad eclesial y colaboradores cercanos al pontífice.
León XIV, originario de Estados Unidos, recordó con emoción cómo aquel primer paso, recibido de manos del cardenal John Cody en 1982, marcó el inicio de su vocación dedicada al servicio pastoral. “Fue un momento de profunda entrega y de humilde gratitud”, expresó el Papa durante la ceremonia. Aquella ordenación antecedió su designación como misionero en Perú, país donde desarrolló gran parte de su labor religiosa y social.
