
Perú mantiene vigente un protocolo médico que recomienda intervenciones genitales irreversibles en personas intersex desde la infancia, según una investigación difundida por la agencia Presentes, que recoge miradas de activistas y expertos de la región.
Se trata de la Guía de Práctica Clínica de Diagnóstico y Tratamiento de las Anomalías de Diferenciación Sexual, elaborada por el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) del Ministerio de Salud y aprobada en 2015 mediante resolución directoral.
Mientras varios países avanzan hacia la erradicación de estas prácticas nocivas calificadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como tortura, Perú continúa legitimándolas a través de un documento oficial.
Las organizaciones exigen su anulación inmediata o su reforma con enfoque en derechos humanos, que incluya la prohibición expresa de estas cirugías y el respeto al consentimiento libre, pleno e informado de la persona intersex.

“Esta guía clínica peruana es la prueba irrefutable de cómo nos ven y cómo buscan ‘curarnos’ cortando nuestro cuerpo. Es la prueba de la tortura que cometen los médicos con muchas infancias intersexuales en Perú”, señaló Bea, activista intersex, en conversación con Presentes.
Ale López, del Comité Intersex de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe, advierte que desde la página 1 hasta la 20 se promueve la mutilación genital intersex. “Es horroroso leer cómo se patologiza un cuerpo con una variación natural. Cómo se interviene de una manera tan atroz a un menor de edad”, añadió.
El protocolo, de acuerdo con el informe, está basado en consensos médicos de 2006 que hoy se consideran desactualizados. En las páginas 15, 16 y 17 se detallan procedimientos terapéuticos que incluyen tratamiento médico, psicológico y quirúrgico. Allí se recomienda realizar genitoplastias —cirugías plásticas en los genitales— a menores intersexuales. Estas intervenciones comprenden vaginoplastias, clitoroplastias y faloplastías.
Marina Elichiry, médica argentina especializada en género y sexualidades, explicó que una vaginoplastia puede ocasionar cicatrices, estenosis, dolor crónico, pérdida de sensibilidad, fístulas, incontinencia urinaria, insatisfacción con los resultados estéticos y traumas psicológicos. Además, señaló que muchas veces las dilataciones vaginales posteriores son realizadas por familiares o el equipo médico, lo cual afecta profundamente la integridad de las infancias.

En su tesis de maestría, la abogada Brenda Álvarez, de la ONG Proyecta Igualdad, concluyó que esta guía “promueve intervenciones quirúrgicas de reasignación sexual en niñes intersex sin garantizar su consentimiento informado, lo cual vulnera principios y derechos constitucionales fundamentales”.
También afirmó que estas prácticas atentan contra el libre desarrollo de la personalidad al imponer una identidad sexual y permitir intervenciones irreversibles sin urgencia médica, basadas únicamente en criterios de normalización corporal.
La propia guía reconoce que las intervenciones son irreversibles. “La genitoplastia debe realizarse solo cuando se tiene el diagnóstico preciso del tipo de ADS (anomalía de diferenciación sexual) y se ha asignado un género considerando el resultado sexual que se obtendrá en la etapa post puberal. De no tener la certeza suficiente, se debe posponer la genitoplastia hasta tenerla, pues esta incluye procedimientos irreversibles como la reducción del falo y la castración en pacientes criados como mujeres y en la resección de tejidos útero-vaginales en pacientes criados como varones”, se lee en el documento.
Los especialistas consideran que este párrafo expone la lógica de la guía: prioriza una supuesta funcionalidad genital por sobre el bienestar de la persona, que “en este contexto suele aludir a la penetración o a la capacidad de ser penetrado, desde una mirada conservadora, cissexista y centrada en normas heterosexuales”.

Mención de la OMS
Un estudio internacional publicado en 2024 por especialistas vinculados a la Organización Mundial de la Salud (OMS) revisó la evidencia sobre estas cirugías en infancias y “el resultado es que no hay evidencia a favor y que estas intervenciones en los genitales son un desastre”, recoge la agencia.
Kimberly Zieselman, asesora senior en derechos intersex globales de la ONG Outright International, destaca que la guía clínica peruana reconoce algunas de las consecuencias más graves de estas cirugías, como esterilización, daño a los nervios genitales, disminución de la sensibilidad, esguinces y múltiples intervenciones correctivas a lo largo de la vida.
Zieselman no cree que los autores del documento hayan buscado causar daño, pero considera grave que el Estado peruano no haya actualizado la guía en diez años. En tanto, organizaciones como Brújula Intersexual, Vivir y Ser Intersex y StopIGM.org denuncian que las cirugías genitales no consentidas, cosméticas, irreversibles y sin justificación médica siguen aplicándose por motivos culturales y prejuicios sociales.
Subrayaron, además, que no existen beneficios comprobados para las infancias intersex y que estas intervenciones jamás se considerarían aceptables en cuerpos “normativos”.