
El INEI acaba de publicar el módulo de Desarrollo Infantil Temprano en Niños Menores de 6 años de edad – ENDES 2024, en el que presenta la situación de los 7 resultados que la infancia del Perú debe alcanzar en miras a un desarrollo sostenible del país. Los resultados reflejan que no hay avances significativos y que incluso algunos de estos resultados se encuentran en retroceso.
Las maestras de Educación Inicial tienen mucho que aportar en la medida de que su función abarca el aprendizaje desde el nacimiento hasta los cinco años, etapa en que se sientan las bases del desarrollo físico, emocional, cognitivo y social. La calidad de los vínculos afectivos y las experiencias tempranas impacta profundamente en cada infante.
Sin embargo, el panorama en las aulas de educación inicial en Perú sigue siendo complejo. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2024), solo el 42.4 % de los niños menores de 36 meses desarrolla una comunicación verbal efectiva, uno de los aprendizajes fundamentales en la infancia. Esta limitación responde a múltiples factores, entre ellos, la escasa interacción verbal en el hogar y en los espacios cotidianos donde se desenvuelven, así como el abuso de dispositivos electrónicos.
Las maestras se enfrentan a la realidad de que muchos niños y niñas no cuentan con oportunidades que favorecen el desarrollo de la comunicación verbal. Las interacciones diarias entre los cuidadores principales y los niños son insuficientes. Las familias, a menudo con mucha carga laboral y estrés, no siempre tienen las condiciones para fomentar conversaciones interesantes y variadas. A esto se suma el uso excesivo de televisores, teléfonos y computadoras, que ha desplazado actividades esenciales como la lectura compartida o el diálogo familiar. En muchos casos, las pantallas reemplazan el contacto humano, la mirada, la expresión gestual y corporal, impactando negativamente en el desarrollo comunicativo y emocional de los pequeños.
Otro de los grandes retos es la regulación emocional. De acuerdo con la misma encuesta, solo el 39.5 % de los niños y niñas de 24 a 71 meses de edad regulan sus emociones y comportamientos en situaciones de frustración y establecimiento de límites. Esta habilidad, que se construye desde los primeros vínculos afectivos con sus cuidadores principales, es fundamental para que los infantes puedan establecer relaciones saludables. Las maestras, por tanto, deben acompañarlos en el reconocimiento y gestión de sus emociones, tarea que se dificulta cuando no hay un respaldo adecuado desde el entorno familiar.
La Evaluación de la Competencia Socioemocional de Niñas y Niños e Indicadores de Salud Mental de sus Cuidadores (ECIC) 2024 revela datos preocupantes: el 61.8 % de los padres aplica prácticas disciplinarias inconsistentes, y un 32 % admite recurrir al castigo físico. Estos comportamientos no solo afectan el bienestar emocional de los niños y niñas, sino que también generan frustración en las educadoras, quienes muchas veces están solas con grupos grandes de niños y niñas, y no cuentan con herramientas para enfrentar desbordes emocionales.
Ante este escenario, la formación de las maestras de educación inicial se vuelve aún más crucial. A pesar de las dificultades, muchas de ellas desarrollan estrategias pedagógicas creativas y efectivas para fomentar la comunicación y el manejo emocional. Utilizan la respiración, los espacios de calma, el establecimiento de límites, el juego, el canto, las conversaciones y la lectura de cuentos diariamente, para fortalecer estas competencias y desarrollar integralmente a los infantes.
Las maestras de Educación Inicial conjuntamente con las familias debemos mirar estos desafíos pendientes. Solo a través de un compromiso colectivo podremos asegurar que cada niño y niña en Perú tenga acceso a una educación que los forme como personas íntegras, capaces de comunicar, sentir y convivir con otros. Apostar por la Educación Inicial es apostar por una sociedad más justa, empática y solidaria.
Por ello, es indispensable que el Estado y la sociedad reconozcan el valor de la Educación Inicial. Mejorar el clima laboral en los servicios, brindarles formación continua y promover diálogos cercanos con las familias, además de fortalecer su bienestar emocional para acompañar mejor a los infantes, son pasos urgentes si buscamos mejorar los resultados del Desarrollo Infantil Temprano en el país.



