
En menos de un mes, dos intervenciones en el penal Miguel Castro Castro pusieron nuevamente a esta prisión limeña en la mira. Lejos de los grandes titulares, la rutina diaria de los internos transcurre en pabellones sobrepoblados, dentro de un recinto donde se han confinado figuras políticas, empresarios, líderes criminales y reos comunes. Esta vez, sin embargo, los protagonistas fueron otros: routers escondidos entre muros, teléfonos camuflados en tachos de basura y un patrón de comunicación clandestina que vuelve a encender las alertas sobre el nivel de organización interna dentro de este centro penitenciario.
El domingo 8 de junio, agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) del INPE desplegaron un operativo ordinario en el pabellón 01 del establecimiento, entre las 16:40 y 18:50 horas. La inspección, ejecutada como parte de la política institucional denominada “Seguridad en Acción”, tenía como objetivo revisar zonas sensibles del recinto y detectar elementos prohibidos. La intervención permitió descubrir, tras una inspección en el baño de visita del patio principal, una ranura en la pared y el techo que ocultaba una colección poco común: 25 routers —24 de fabricación artesanal y uno de marca—, cinco dispositivos manos libres, cinco cargadores, siete cables USB, cuatro cables UTP y un teléfono celular de color negro. Todos los artículos estaban envueltos en papel periódico y asegurados con cinta adhesiva.
Durante la acción de seguridad, el funcionario penitenciario, afirmó que se está limpiando la casa, limpiando el penal, para que de alguna forma la ciudadanía tenga la tranquilidad necesaria que el INPE impone el control y el principio de autoridad.
Red de comunicaciones clandestina

El hallazgo del 8 de junio no fue un hecho aislado. Dos semanas antes, el 22 de mayo, el mismo grupo de operaciones ingresó al pabellón 02 del penal para efectuar otro operativo ordinario. En esa ocasión, los agentes inspeccionaron los servicios higiénicos y detectaron un doble fondo en uno de los tachos de basura. Allí encontraron 16 teléfonos celulares, una placa artesanal que funcionaba como router y dos adaptadores de memoria. La operación se completó sin contratiempos y finalizó a las 14:35 horas.
En ambos casos, los artículos fueron puestos a disposición de la DEPINCRI 1 de San Juan de Lurigancho, con conocimiento del Ministerio Público”, informó la institución penitenciaria a través de su nota de prensa. El fiscal adjunto provincial Héctor Cachay Valerio intervino en el primer operativo, mientras que la fiscal Lina Fernández Inga actuó en el segundo. Ambos representantes del Ministerio Público autorizaron las diligencias de ley y recibieron los objetos incautados.
El penal Miguel Castro Castro, también conocido como Cantogrande, se ubica en el distrito de San Juan de Lurigancho y fue construido entre 1984 y 1986. A pesar de tener una capacidad oficial de 1,800 reclusos, llegó a albergar más de 4 mil internos en 2018. A lo largo de los años, este centro ha albergado a excongresistas, exalcaldes, exministros y personajes públicos investigados por delitos de diversa índole. Su historia también incluye episodios de violencia, fugas masivas y señalamientos por abusos cometidos en operativos de control.
Tecnología dentro del encierro

Los dispositivos encontrados no son herramientas comunes dentro de un penal. Un router, aunque cotidiano fuera de los muros, puede convertirse en un punto clave para establecer comunicación con el exterior. Permite conectar dispositivos a redes clandestinas y facilita la coordinación de acciones ilegales. En este caso, la presencia de 24 routers artesanales sugiere un esfuerzo planificado para evitar los filtros de detección habituales. La existencia de un router de marca, sin embargo, indica también que hay quienes logran ingresar equipos comerciales, posiblemente con apoyo externo.
Los cables USB, cargadores y otros accesorios refuerzan la hipótesis de un sistema de conexión completo. Los internos no solo acceden a tecnología, sino que también logran sostenerla operativa dentro de un espacio con restricciones. “Este tipo de operativos continuarán en los establecimientos penitenciarios a nivel nacional para que estén totalmente limpios”, afirmó el funcionario encargado del operativo, en referencia a la estrategia general del INPE para evitar que estos aparatos sigan apareciendo.



