
En medio de llamados a la austeridad por parte del propio Ejecutivo, Palacio de Gobierno, liderado por la presidenta Dina Boluarte, desembolsó casi 600 mil soles en alimentos y bebidas entre enero y abril de 2025. Lejos de reducir gastos, el Despacho Presidencial incrementó su consumo en productos como carnes, embutidos y gaseosas, en comparación con años anteriores, consolidando una tendencia que no da señales de retroceso.
La información, registrada en el Sistema Electrónico de Contrataciones del Estado (Seace) y supervisada por el Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE), revela una tendencia creciente en el gasto alimenticio del Ejecutivo. El monto representa un aumento de más del 10 % en comparación con el mismo periodo de 2024, cuando se destinaron 540,000 soles. En 2023, el gasto para esos meses fue de 550,000 soles, según el diario Correo.

Una tendencia que se repite
Esta conducta no es nueva. Desde 2023, el gasto en alimentos dentro del Despacho Presidencial ha mantenido una línea ascendente. En todo ese año, la cifra alcanzó S/1’720,559, mientras que en 2024 subió ligeramente a S/1’742,732. Todo indica que 2025 no solo igualará esos montos, sino que los superará con holgura.
Así lo advierte Juan Carbajal Soto, ingeniero electrónico y analista de datos, quien asegura que si se mantiene el ritmo actual, el gasto de este año podría romper récords. “En estos primeros cuatro meses del 2025 hay un incremento de más del 10 % respecto al 2024. La tendencia indica que a fin de año los gastos van a superar los de años anteriores”, precisa.
¿Qué se compra con ese dinero?
Los registros de compras detallan una lista que se repite año tras año: agua embotellada, bebidas gaseosas, frutas frescas, carnes, embutidos y otros abarrotes. Si bien estos productos suelen destinarse a eventos protocolares, recepciones oficiales y al consumo interno del personal administrativo de Palacio, la frecuencia y el volumen de las adquisiciones generan dudas.

No se trata solo de la legalidad del proceso de compra —que se ha realizado conforme a las normas vigentes y con la supervisión del OSCE—, sino de la racionalidad del gasto en un contexto nacional marcado por la escasez y la necesidad.
En ese contexto, cabe precisar que el aumento del gasto en alimentos generó indignación ciudadana al compararse con la realidad que enfrenta una gran parte del país. Según un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Perú tiene el porcentaje más alto de inseguridad alimentaria en toda América del Sur: más de la mitad de su población tiene dificultades para conseguir los alimentos necesarios para vivir bien.

No solo alimentos
En marzo de 2025, una denuncia del semanario Hildebrandt en sus trece reveló que el presupuesto del Despacho Presidencial también fue utilizado para la compra de equipos de relajación y máquinas de ejercicio, por un monto superior a 60 mil soles.
Según el medio, entre los artículos adquiridos figuran un equipo de magnetoterapia valorizado en 12,500 soles, dos trotadoras eléctricas por 37,000 soles y dos máquinas profesionales de ejercicio por 12,900 soles. Estas compras, presuntamente destinadas al uso personal de la presidenta Dina Boluarte, han sido cuestionadas por representar un uso de recursos públicos con fines privados.
El presupuesto total asignado al Despacho Presidencial también experimentó un aumento sin precedentes. En 2024, este alcanzó los 48 millones 889 mil 902 soles, y para 2025 se proyecta un incremento considerable en el rubro de bienes y servicios: de 14 millones de soles en 2024 a 19 millones en 2025, según el semanario.
El contraste entre estas cifras y la situación que atraviesan diversos sectores del país no ha pasado desapercibido. Mientras hospitales públicos denuncian falta de medicamentos y profesionales, y colegios operan con carencias básicas, en Palacio se mantiene una política de gasto generosa y sin señales visibles de recorte.
Aunque las compras fueron realizadas conforme al marco legal y bajo la supervisión del OSCE, el volumen, tipo de productos y aparente beneficio exclusivo para altas autoridades han generado críticas y cuestionamientos.