La noche del sábado 10 de mayo, Chiclayo se convirtió en el epicentro de la oración por el papa León XIV. Miles de fieles se congregaron en la catedral de Santa María de la ciudad al norte de Perú, para rendir homenaje a Robert Prevost, un evento que marcó un momento histórico para la ciudad y para América Latina.
La ocasión fue un acto de profundo cariño y respeto, dado que el papa León XIV fue durante varios años obispo de esta diócesis, antes de asumir el liderazgo de la Iglesia Universal.
En el corazón de esta ceremonia se encontraba el actual obispo de Chiclayo, Edinson Farfán, quien dirigió las palabras a la multitud: “La ciudad de la amistad, ciudad eucarística, acompañó en su peregrinar al santo padre León XIV para que ahora acompañe y guíe a la Iglesia universal desde Chiclayo, desde América Latina, el continente de la esperanza para el mundo entero”.
La referencia a la ciudad como un lugar de “amistad” y “esperanza” resalta el vínculo especial que une a este pueblo con su hijo predilecto, el ahora papa, quien llevó siempre a Chiclayo en su corazón.

Robert Francis Prevost, conocido como León XIV, nació en los Estados Unidos, pero se trasladó a Perú hace varios años. En 2015, obtuvo la nacionalidad peruana y comenzó a desempeñarse como obispo de la diócesis de Chiclayo, donde estuvo al mando hasta 2023. Su llegada al Vaticano y su elección como papa causaron una gran emoción en sus seguidores, quienes consideran este evento como un orgullo para su comunidad.

“Papa, amigo, Chiclayo está contigo”
Durante la misa, los fieles mostraron su entusiasmo con vítores y aplausos, coreando repetidamente: “Papa, amigo, Chiclayo está contigo”. El ambiente en la catedral estuvo marcado por una profunda alegría, a medida que las palabras de Farfán resonaban en los corazones de los presentes.
El obispo destacó especialmente la cercanía del papa con los más necesitados, mencionando su “gran sensibilidad hacia los pobres, los más vulnerables, los que sufren, los migrantes y refugiados”. En este sentido, Farfán subrayó el compromiso de León XIV con la justicia social, una de las características que mejor define su pontificado.

El pueblo de Chiclayo, considerado sencillo y cálido, también fue recordado por el obispo, quien destacó cómo el papa León XIV siempre tuvo un cariño especial por esta región. “Es un pueblo sencillo que él amó profundamente y que sigue llevando en su corazón”, expresó Farfán. Además, el obispo aprovechó la ocasión para invitar al papa a visitar nuevamente la ciudad, una propuesta que fue recibida con entusiasmo por los asistentes.

El obispo de Chiclayo también hizo hincapié en las cualidades que definen a León XIV como líder religioso: “Es un pontífice preparado, equilibrado, con capacidad de gobierno, pero sobre todo con un corazón grande, abierto para acoger a todos”. Estas palabras fueron acompañadas por el aplauso de la multitud, que veía en su papa un referente de amor y unidad.

Chiclayanos le muestran su cariño
La misa, que tuvo lugar en la catedral de Santa María, fue transmitida a través de dos pantallas gigantes para permitir que miles de personas pudieran seguir la ceremonia desde diferentes puntos de la ciudad. Entre los asistentes, María Elena Laboriano, una mujer de 45 años, expresó su emoción al saber que ahora el papa es parte de la comunidad de Chiclayo. “Como todos los chiclayanos estamos muy contentos al saber que ahora el actual papa es un chiclayano”, señaló.

Por su parte, Noemí Pardo, de 50 años, compartió su alegría con una sonrisa radiante: “Yo siento una sensación tan enorme, tan grande que no lo puedo explicar, una alegría inmensa”, dijo, reflejando el sentir de muchos de los presentes en la ceremonia.

El papa León XIV, de 69 años, no tardó en manifestar su cariño por su tierra natal. En su primer discurso desde el Vaticano, emitido el jueves pasado, saludó brevemente a su “querida diócesis de Chiclayo”, expresando su gratitud y amor hacia su “pueblo fiel”. Estas palabras marcaron un momento de conexión entre el papa y su comunidad, un vínculo que ha perdurado a lo largo de los años y que hoy sigue siendo motivo de orgullo y alegría para los habitantes de esta ciudad peruana.

Este homenaje en Chiclayo, junto con las muestras de afecto y orgullo de los fieles, reafirma la importancia de León XIV no solo como líder religioso mundial, sino también como un hijo querido de esta ciudad peruana, que siempre será su hogar y su raíz espiritual.