El anís verde, también conocido como matalahúva, es una planta medicinal cuyo nombre científico es Pimpinella anisum. Originaria del Mediterráneo oriental, sus semillas han sido utilizadas por siglos como remedio casero contra problemas digestivos, gases, náuseas y espasmos intestinales.
Su uso se ha extendido no solo por su sabor dulce y agradable, sino por su eficacia comprobada en aliviar dolencias comunes sin recurrir a medicamentos de síntesis.
Esta planta concentra compuestos como flavonoides, ácido málico, ácido cafeico y anetol, que le otorgan propiedades carminativas, antiinflamatorias, analgésicas y antiespasmódicas. Gracias a ello, el anís no solo facilita la digestión, sino que también calma dolores menstruales, alivia cefaleas e incluso fortalece el sistema inmunológico frente a gripes o infecciones respiratorias.
Aunque muchas veces se confunde con el anís estrellado, ambas especies provienen de familias botánicas distintas y poseen principios activos diferentes. El anís verde se utiliza principalmente en forma de infusión, como condimento o en aceite esencial con fines terapéuticos.
Beneficios del anís para la salud digestiva y hormonal

Uno de los usos más frecuentes del anís verde es como apoyo digestivo. Gracias a su acción carminativa, ayuda a reducir la producción de gases en el intestino, disminuye la acidez estomacal y previene la fermentación de los alimentos. Por esta razón, es útil tanto para personas con digestiones lentas como para quienes padecen dispepsia o síndrome de colon irritable.
Además, el anís puede aliviar el dolor de cabeza y las migrañas, ya que contiene estragol, eugenol y linalol, compuestos con capacidad para actuar sobre el sistema nervioso central, reduciendo el dolor y la inflamación.
En el plano inmunológico, sus compuestos antibacterianos y antivirales permiten combatir infecciones respiratorias leves como resfriados, tos o faringitis. También se le atribuye un efecto beneficioso en el tratamiento de cuadros alérgicos.

En las mujeres, el anís verde actúa como modulador hormonal natural gracias a sus fitoestrógenos. Esto puede ayudar a mitigar síntomas de la menopausia como sofocos, insomnio o irritabilidad. Asimismo, es útil para reducir los cólicos menstruales.
Otro de sus efectos destacados es el laxante, útil para personas con tránsito intestinal lento. El anetol, uno de sus principales componentes, estimula el movimiento natural del intestino, facilitando la evacuación.
Finalmente, por su contenido en cumarinas y antioxidantes, el anís podría colaborar en la prevención de enfermedades cardiovasculares al mejorar la circulación sanguínea y prevenir la formación de coágulos.
Té, aceite esencial y cocina: cómo consumirlo correctamente

El anís verde puede aprovecharse de varias formas. La más popular es el té de anís, que se prepara con una cucharadita de semillas secas por taza de agua. Se recomienda hervir el agua, añadir las semillas, tapar y dejar reposar unos 10 minutos antes de colar y beber. Esta infusión puede tomarse hasta tres veces al día, durante un máximo de dos semanas.
En la gastronomía, el anís se emplea sobre todo en recetas dulces como panes, pasteles y galletas. Su sabor anisado combina bien con harinas, frutas secas y miel. También puede añadirse a platos salados, como mariscos o guisos especiados.
Por otro lado, el aceite esencial de anís verde tiene aplicaciones terapéuticas en aromaterapia. Puede utilizarse en difusores para aliviar la congestión nasal o reducir el estrés. También puede aplicarse en masajes, mezclando dos gotas del aceite esencial con una cucharada de aceite base como el de coco o almendras. Esta fórmula es útil para calmar dolores musculares, cólicos o molestias hormonales.
Sin embargo, debido a su concentración, el aceite esencial debe ser usado con moderación y bajo orientación profesional.
Efectos secundarios y quiénes deben evitarlo

A pesar de ser un producto natural, el anís no está exento de riesgos. Cuando se consume en dosis elevadas, puede provocar efectos adversos como náuseas, somnolencia, vómitos, reacciones alérgicas o, en casos extremos, convulsiones, parálisis muscular o pérdida de conciencia.
El consumo está contraindicado en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como en niños menores de 12 años. Las mujeres con antecedentes de cáncer de mama, ovario o endometrio deben evitarlo, ya que sus compuestos estrogénicos pueden interferir con tratamientos hormonales.
Además, el anís contiene cumarina, una sustancia que potencia el efecto de los anticoagulantes, por lo que no debe ser ingerido por personas que toman este tipo de medicamentos.
El aceite esencial, por su parte, no debe usarse en personas con epilepsia, trastornos neurológicos o sensibilidad cutánea. Siempre debe aplicarse diluido y nunca ingerirse sin la supervisión de un profesional de salud.