
Perú y Bolivia son países donde los Andes ocupan casi un tercio de sus territorios, por lo que es común ver muchas cumbres surcando los cielos. En el primero, destaca el Huascarán, con una altura de 6.768 metros sobre el nivel del mar; en el segundo, el pico más elevado es Illimani, a 6.432. Sin embargo, ninguna de estas es la montaña más alta de América.
En el corazón de la cordillera, se alza un gigante de roca y nieve que ha capturado la atención de alpinistas y aventureros de todo el mundo: el Aconcagua, con una altura de 6.960 m. s. n. m.
¿Dónde está el Aconcagua?
El Aconcagua se encuentra en Argentina, específicamente en la provincia de Mendoza, en la región oeste del país. Este coloso es de gran importancia cultural y geográfica.
La montaña es conocida por marcar el límite natural entre Argentina y Chile. Los viajeros que se acercan a la zona pueden ver cómo la cumbre domina el horizonte, especialmente desde el Parque Provincial Aconcagua, un área protegida que facilita el acceso a quienes desean intentar la ascensión. Este parque es el sitio más popular para iniciar las expediciones, que, a pesar de no ser técnicamente tan difíciles como las rutas de otras montañas más altas, presentan riesgos por las condiciones climáticas extremas y la altitud.

El Aconcagua es un objetivo muy deseado por montañistas de todo el mundo, y no es para menos: al ser el pico más alto del hemisferio occidental, atrae tanto a quienes buscan desafiar sus límites físicos como a aquellos que simplemente desean disfrutar de sus vistas impresionantes. Cada año, miles de alpinistas intentan llegar a la cumbre, aunque solo una fracción logra alcanzar la cima debido a las exigentes condiciones de la ruta, que incluyen fuertes vientos, temperaturas extremas y la altitud que provoca el mal de altura.
El reto del ascenso
La ascensión al Aconcagua es una experiencia que, más allá del reto físico, también es una lección de resistencia mental. La mayoría de los escaladores elige la ruta normal, que se inicia en el campamento Confluencia a unos 3.300 metros de altitud.
El siguiente campamento es Plaza de Mulas, situado en la base del Aconcagua, sobre los 4.000 metros. Finalmente, el último sitio de descanso se halla cerca de los 6.000 m. s. n. m.
A medida que se avanza, el aire se va haciendo más escaso, y la caminata se torna más agotadora. Sin embargo, quienes lo logran se enfrentan a un panorama sin igual: la vastedad de los Andes, los glaciares que cuelgan de las laderas y la imponente cumbre cubierta de nieve.

La primera ascensión al Aconcagua fue realizada en 1897 por el suizo Matthias Zurbriggen, quien logró llegar a la cima por la ruta sur, un recorrido que más tarde se convertiría en el más famoso. Desde entonces, el Aconcagua ha sido testigo de innumerables expediciones, algunas exitosas y otras marcadas por tragedias. Los registros históricos muestran que ha sido escenario de numerosas pérdidas humanas, sobre todo debido a las dificultades inherentes a la altitud extrema.
En cuanto a su flora y fauna, el Aconcagua es hogar de especies adaptadas a su entorno riguroso. Entre ellas, se encuentran el cóndor andino, el ave representativa de los Andes, y el guanaco, un pariente salvaje de la llama que recorre las llanuras cercanas. Aunque la vida en las alturas es escasa debido a las duras condiciones climáticas, los ecosistemas de las faldas del Aconcagua tienen una biodiversidad fascinante.
La montaña Aconcagua no es solo un desafío para los aventureros; es también un símbolo de la majestuosidad natural de Sudamérica.