Durante décadas, el transporte interprovincial fue un eje fundamental para conectar las principales regiones del país. En un mercado marcado por la competencia feroz y la exigencia de calidad en el servicio, varias empresas se posicionaron con fuerza, entre ellas Cromotex, compañía de origen arequipeño que destacó por su rápida expansión y moderna flota.
Fundada en el sur, Cromotex logró pasar de una operación regional a convertirse en una referencia nacional, cubriendo rutas clave y rivalizando con gigantes del sector. No obstante, una combinación de factores externos, decisiones internas y el golpe de una emergencia sanitaria sin precedentes impactaron directamente en su estructura financiera, forzándola a asumir una salida drástica tras más de tres décadas de funcionamiento.
Un sueño que nació en el sur del Perú
La historia de Cromotex comienza en Arequipa, donde Juan Luis Soto Motta, originario de un pequeño distrito del sur, decidió apostar por el negocio del transporte terrestre. Tras años vinculado al traslado de carga pesada, encontró la oportunidad de iniciar su propia empresa al adquirir un autobús usado de una firma local. Con ese único vehículo comenzó a cubrir rutas en Camaná, donde pronto obtuvo buena acogida por parte del público.

Aunque en un inicio el proyecto no apuntaba al servicio interprovincial, la demanda creciente y algunos contratos corporativos lo llevaron a ampliar su visión. Pronto, los viajes entre ciudades del sur se convirtieron en el núcleo del negocio. La reputación ganada en poco tiempo motivó nuevas inversiones, incluyendo la compra de unidades brasileñas que ofrecían mayor confort. Este paso fue clave para consolidar la marca en mercados más exigentes.
De empresa regional a competidora nacional
Con el paso de los años, la flota se incrementó y las rutas se diversificaron. Cromotex ya no era solo una compañía con base en Arequipa, sino una operadora nacional con presencia en Lima, Cusco, Trujillo, Piura y otras regiones. Su propuesta de valor incluía puntualidad, buses modernos y un servicio competitivo frente a otras empresas de trayectoria.
En sus mejores momentos, la empresa gestionó más de 200 buses y era reconocida por ofrecer traslados rápidos y seguros. Además del transporte de pasajeros, también incursionó en el envío de encomiendas y paquetería, aprovechando su cobertura en distintos puntos del país. La empresa supo posicionarse como una opción confiable para quienes viajaban frecuentemente por trabajo o razones familiares.

La pandemia y el freno irreversible
En 2020, como sucedió con numerosas actividades económicas, el transporte interprovincial se vio paralizado por las restricciones impuestas para contener el avance del COVID-19. Cromotex suspendió sus servicios por varios meses, lo que generó una caída drástica en sus ingresos. Aunque se acogió al programa Reactiva Perú y accedió a un préstamo superior a los 6 millones de soles, las condiciones del mercado no permitieron su recuperación.
La empresa emitió un comunicado oficial en septiembre de ese año anunciando su disolución. La Junta de Accionistas acordó iniciar el proceso de liquidación, priorizando el cumplimiento de obligaciones laborales. A pesar de los esfuerzos por mantenerse en operación, ya no contaban con los mismos contratos ni recursos para asumir los gastos corrientes. El anuncio marcó el cierre de un ciclo para una compañía que supo conectar regiones por más de tres décadas.
Comunicado oficial con el que Cromotex anunció su disolución en medio de la pandemia.

Para hacer frente a las pérdidas, Cromotex optó por vender su flota mediante publicaciones en redes sociales. Los buses, muchos de ellos aún en buen estado, fueron subastados al mejor postor. Esta medida, aunque drástica, buscaba obtener liquidez ante la imposibilidad de reactivar los servicios en el corto plazo.
Algunos usuarios en internet lamentaron la desaparición de la empresa, que durante años fue la opción predilecta para miles de viajeros del sur y norte del país. En su etapa final, ya sin las operaciones habituales, el nombre de Cromotex quedó ligado a una historia empresarial afectada por una crisis sanitaria global que transformó por completo al sector transporte en el Perú.