El ministro de Relaciones Exteriores, Elmer Schialer, afirmó este miércoles que, si el Poder Judicial ratifica la sentencia de 15 años de prisión en primera instancia contra la exprimera dama Nadine Heredia, puede solicitar su extradición desde Brasil, país que le otorgó asilo diplomático.
“Si la justicia peruana llega a confirmar la sentencia, (y esta) es firme, el Poder Judicial, en la posición que le compete, puede promover una extradición de la señora”, dijo en una rueda de prensa tras la sesión del Consejo de Ministros.
Las declaraciones del canciller se dieron luego de que la presidenta del Poder Judicial, Janet Tello, criticara el mensaje que transmite la decisión del gobierno de Luiz Lula da Silva, al señalar que “no hace más que perpetuar un mensaje de impunidad, el cual rechazamos de manera tajante”.
Schialer enfatizó que el hecho de que Heredia haya recibido asilo no la exime de enfrentar la justicia en el Perú. “No la sustrae (...) Eso no ha sido así en ningún caso anterior y tampoco se da en este caso”, aseguró.
Asimismo, defendió la decisión del Ejecutivo de otorgar el salvoconducto necesario para que la exprimera dama acceda al amparo en cumplimiento de la Convención sobre Asilo Diplomático, firmada en Caracas en 1954, tratado del que ambos países son parte.
“Desde el punto de vista de las obligaciones a las que se ha sometido el Estado peruano, nosotros hemos actuado conforme a las mismas”, sostuvo Schialer. Además, recordó que el asilo diplomático es una figura característica del sistema latinoamericano y que Perú ha actuado “respetando estrictamente lo que le corresponde según el marco legal internacional”.
“Entiendo que hay una serie de voces de desconcierto, algunos analistas opinan, pero quiero decir que lo que hemos hecho es cumplir con las obligaciones del Perú, lo cual no significa haber sustraído a la señora de la justicia peruana”, concluyó.
Brasil oficializó la concesión del asilo a Heredia y a su hijo Samir, quienes ahora se preparan para iniciar el proceso legal de regularización migratoria. La ex primera dama fue condenada a prisión junto con su esposo, el expresidente Ollanta Humala (2011-2016), por una trama de corrupción y lavado de dinero en campañas electorales que involucró a la empresa brasileña Odebrecht y aportaciones ilícitas del régimen venezolano.
Poco después de conocer la sentencia, se presentó en la embajada brasileña en Lima, donde solicitó formalmente el amparo, que fue concedido casi de inmediato. Aún se desconoce si ella y su hijo se afincarán en Brasilia o en otra ciudad del país.
Tras conocerse la decisión judicial, la Policía Nacional (PNP) arrestó a su esposo, el expresidente Ollanta Humala, para conducirle a la prisión de Barbadillo, donde también están presos los exmandatarios Alejandro Toledo y Pedro Castillo.
La titular del Poder Judicial ha rechazado cualquier insinuación de persecución política en el caso del matrimonio Humala-Heredia y subrayó que las investigaciones penales se realizan con base en hechos probados y no con fines ideológicos.
“Nosotros no miramos rostros, menos intereses políticos ni económicos. Nuestro ámbito de razonamiento se ciñe a aplicar la ley independientemente de cualquier condición, pues nadie está por encima del derecho. La justicia, particularmente la justicia penal, solo persigue la verdad de los hechos. Jamás fines políticos que justifiquen un asilo internacional”, expresó.
Tradición diplomática de Brasil
Brasil tiene una afianzada tradición en materia de asilo y ya ha acogido a numerosas autoridades de diversos países. Uno de los casos más emblemáticos fue el del exdictador Alfredo Stroessner, quien gobernó Paraguay con mano de hierro entre 1954 y 1989. Tras ser derrocado, se asiló en Brasilia, donde vivió hasta su fallecimiento en agosto de 2006, sin haber regresado jamás a su país de origen.
El gigante sudamericano también ha sido un refugio para otros políticos paraguayos relevantes, como Raúl Cubas, expresidente que renunció en 1999, y Lino Oviedo, exgeneral acusado de intentar un golpe de Estado en 1996 contra el Gobierno de Juan Carlos Wasmosy.
Otro caso significativo fue el del expresidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, quien llegó a Brasil en 2005, tras ser destituido de su cargo. Fiel a su tradición diplomática, Brasil también asumió en 2024 la custodia de la embajada peruana en Caracas, después de la expulsión de los diplomáticos peruanos por parte de la dictadura de Nicolás Maduro.
Hasta agosto de 2024, ese país también asumió la custodia de la residencia de la embajada argentina en Caracas, donde cinco opositores permanecen asilados.