
Trece años antes de su muerte, en marzo de 2012, Mario Vargas Llosa regresó por última vez a Piura, la ciudad donde, una tarde de 1946 o 1947, su madre lo tomó del brazo y le lanzó una frase que le cambió la vida. “Tú ya sabes, ¿no es cierto?“, preguntó ella.
“¿Qué cosa?“, replicó él. ”Que tu papá no estaba muerto. Lo vas a conocer ahora mismo". El niño y su madre avanzaron entonces al Hotel de Turistas, cerca del malecón, en busca de ese hombre que sería el desborde de su odio —“estaba horrorizado con mi vocación literaria”— y, al mismo tiempo, el germen de su pasión.

En 2012, Vargas Llosa estuvo acompañado por su exesposa, Patricia, y por su primo, el cineasta Luis Llosa. Era marzo, el mes de su cumpleaños. La invitación para un homenaje, dos años después del Nobel, había sido cursada por la Universidad Nacional de Piura. Se sumó a los honores el Gobierno Regional con una ceremonia en la plazuela Merino, justo al lado de una casona que fue claustro de sacerdotes, un cuartel y, en el siglo XX, el colegio donde cursó el quinto de secundaria.
Avanzó, él solo, hasta otra puerta que abría paso a un patio no acondicionado para la noche. Era un ambiente con piedras, bolsas, basura y polvo. “Puertas caídas, otras colgando, sin ventanas. Telarañas, una que otra rata perdida de su escondite. El segundo piso, sin balcón”, escribió el fotógrafo Richard Chávez, quien retrató la escena y ha cedido esas imágenes a Infobae Perú ante la muerte del gigante literario.

“En ese tiempo, el colegio era un meadero y olía demasiado feo. A cualquiera le afectaba —recuerda Chávez—. Vargas Llosa frunció el ceño, como asqueado. Luego se detuvo a mi lado y dijo: ‘quiero ver allá‘. La seguridad dio paso. No entramos más de seis personas, algunas del Gobierno regional. Estaba oscuro, no recuerdo con qué alumbraron”.
Entonces, se produjo un diálogo que el fotógrafo capturó en audio.
— Recuerdo mucho que aquí se daban las clases de teatro— dijo Vargas Llosa.

— ¿Dónde?
— Ahí— señaló el segundo piso. —Hicimos una velada para conseguir fondos para el viaje de la promoción. Sí, sí, aquí quedaba el teatro, qué bonito.
— Pensamos hacer aquí un centro cultural que llevará su nombre.
— Hay mucho por hacer.
— Sí, ya estamos viendo todo eso.
— Hay mucho trabajo, eh— repitió.

— Justo vamos a incluirlo en…
— A ver si se ponen manos a la obra.
Más tarde, el Nobel haría el protocolo de inauguración y los periodistas le pedirían posar para más fotos. “Pero en un momento él ya no aceptó, y le dijo a su ayudante que se retiraba —recuerda Chávez—. Le dijo a Patricia: ‘vámonos, vámonos’. Se pensaba que el evento iba a durar más. Estaba incómodo, al menos yo lo noté así”.
Manuel Rosas, expresidente del Patronato de Cultura de Piura, ofició el discurso de orden aquella noche. “No recuerdo que Vargas Llosa haya dicho algo incómodo o que haya estado molesto —contó a este medio en febrero de 2023—; en todo caso, me parece que era consciente que iban a iniciar los trabajos y que su presencia, justamente, era para poner la primera piedra”.
Para el abogado y escritor Luis Vásquez, dueño de una vasta colección de primeras ediciones de MVLL, ese evento fue una afrenta. “Justo por esa época, él iba a donar algunos de sus libros a Piura. Cuando ganó el Nobel, miró los rascacielos de Manhattan y pensó en Piura —dijo a través de un hilo telefónico—. La mencionó en su discurso. Al final, sus libros tan preciados nunca llegaron, esa es la prueba de que sucedió el maltrato”.

“La guadaña del tiempo se ha llevado no solo a todos mis profesores del Colegio San Miguel de Piura, sino también a mis compañeros de clase —anotó Vargas Llosa en su columna ’Piedra de toque’, días después de esa visita—. (...) Este se halla aún en pie, con sus aulas de techos altísimos, sus patios centenarios, su teatrín colonial, y hay esperanzas de que se convierta en un gran centro de cultura”.
Pero el proyecto nunca abrió sus puertas. Esa casona en ruinas también dejó estupefacto al británico Gerald Martin, biógrafo de Gabriel García Márquez y autor de lo que será la biografía de MVLL, cuando recorrió Piura a inicios de 2013. Para entonces, las cosas no habían cambiado mucho: la basura y el polvo del olvido seguían ahí.

“Siempre supe que tenía que venir a Piura —dijo Martin a Lucas Jiménez, cronista de diario El Tiempo—. El efecto es mucho más fuerte que Lima, incluso, por los impactos tan dramáticos que tuvo en su niñez. Para mí esto es hoy la tierra prometida, pero para él fue el infierno. Habría que preguntarle a Mario si fue una catástrofe haber conocido a su padre, porque si no era así, probablemente no sería premio Nobel, no habría escrito tantas obras”.
La refacción del excolegio donde estudió Vargas Llosa recayó sin éxito en tres administraciones: la de Javier Atkins (2011-2014), la de Reynaldo Hilbck (2015 - 2018) y la de Servando García (2019-2022). Dos semanas de que el Nobel ingresara a la Academia Francesa, el gobernador Luis Neyra volvió a abrir la puerta a la prometida remodelación.
Enterado de la noticia, el expresidente del Patronato de Cultura, Manuel Rosas, escribió un mail que MVLL replicó escuetamente: “Ese es el mensaje que aparece en la página del Gobierno regional —cuenta Rosas—. Dice que sueña con poder visitarlo cuando esté rejuvenecido. Y tengo la palabra empeñada del gobernador que así será”.

Luego de ese anuncio, la fachada se derrumbó a causa de las lluvias que azotaron la región. Anteriormente, en 2017, el Niño Costero había dejado cerca de 465 mil damnificados o afectados en la región norteña.
“Me apena muchísimo ver que esa ciudad a la que he tenido siempre tanto cariño está hoy día invadida por las aguas; y que incluso en la Plaza de Armas de Piura, frente a la Catedral, la gente circula con el agua hasta la cintura y hasta los hombros", dijo el Nobel en ese momento.

“Las experiencias que viví en Piura, las personas que allí conocí, las aventuras e incluso desventuras que allí viví han quedado muy vivas en mi memoria, y han sido la materia prima de muchas de las historias, de las ficciones que inventé“, siguió.
En 2023, poco después de separarse de Isabel Preysler, publicó su última novela, ‘Le dedico mi silencio’, y recuperó la relación con Patricia, junto a la que se trasladó a Perú, donde redujo su actividad pública. Ha muerto a los 89 años a causa de una neumonía.