Mario Vargas Llosa y 1990: el año en que estuvo cerca de ser presidente del Perú

Tres décadas antes de ganar el Premio Nobel, el fallecido escritor se enfrentó a Alberto Fujimori en las urnas, pero perdió frente al futuro dictador

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Mario Vargas Llosa perdió la
Mario Vargas Llosa perdió la elección presidencial de 1990 frente a Alberto Fujimori, quien luego instauraría una dictadura de ocho años.

La popularidad de Mario Vargas Llosa creció a la misma velocidad que la hiperinflación que caracterizó el primer gobierno de Alan García. Las críticas del escritor al gobierno aprista lo posicionaron como uno de sus principales opositores, sobre todo después de encabezar una manifestación que obligó al Ejecutivo a dar un paso al costado en su intento de estatizar la banca a mediados de 1987. Dos años más tarde, el 4 de junio de 1989, el narrador confirmaría su postulación a la presidencia de la República desde la plaza de Armas de Arequipa, su ciudad natal.

La decisión de tentar el cargo político más importante del Perú tuvo que superar la negativa de parte de su familia y las disputas entre aquellos con los que formaría una alianza. En “El pez en el agua”, libro de memorias en el que repasó su aventura política, Vargas Llosa detalla las complicadas negociaciones con Acción Popular (AP) y el Partido Popular Cristiano (PPC), agrupaciones con las que finalmente conformaría el Frente Democrático (Fredemo).

Mario Vargas Llosa formó alianza
Mario Vargas Llosa formó alianza con el expresidente Fernando Belaúnde Terry para postular a las elecciones generales de 1990.

La victoria del escribidor parecía asegurada. Para finales de 1989 la encuestadora Apoyo señalaba que este contaba con el 47% del respaldo popular frente al 14% de Alfonso Barrantes, quien le seguía en la lista de simpatía. Con el lema “Por el gran cambio”, el autor de “La ciudad y los perros” difundió un proyecto de corte liberal que prometía poner fin a una crisis económica que empeoraba día a día. En marzo de 1990, sufrió una baja en las encuestas de intención de votos, pero todavía contaba con una amplia ventaja frente al segundo puesto. Sin embargo, el nombre Alberto Fujimori apareció por primera vez con 3%.

“Me preparaba para salir a aquel mitin [en el Cuzco] cuando me llamó [mi hijo] Álvaro, desde Lima. Lo noté muy agitado. (...) Acababan de recibir la última y se habían llevado una mayúscula sorpresa: en los barrios marginales y pueblos jóvenes de Lima -el 60 por ciento de la capital- el candidato Alberto Fujimori había despegado en los últimos días de manera vertiginosa, desplazando en las intenciones de voto al APRA y a la izquierda, y las indicaciones eran que su popularidad crecía «como la espuma, minuto a minuto»”, escribió Vargas Llosa en “El pez en el agua”.

Segunda vuelta

El “tsunami” Fujimori consiguió el 29,9% de votos en la primera vuelta, muy cerca del 32,6% de Mario Vargas Llosa. Entonces inició una áspera campaña política que tendría su punto más alto en el primer debate presidencial televisado. El candidato de Cambio 90 hizo mención a las experiencias juveniles de su contrincante con drogas y lo señaló de representar el continuismo del gobierno de Acción Popular que había ostentado la presidencia entre 1980 a 1985 de la mano de Fernando Belaúnde Terry.

Mario Vargas Llosa y Alberto
Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori protagonizaron el primer debate presidencial televisivo.

“Mi adversario no es tan buen samurái como aparece en las fotografías, sus cortes de sable no dan en el blanco” fue la respuesta a los ataques de Fujimori quien también cuestionó la propuesta de Vargas Llosa para la recuperación económica conocida como “el shock”. Un apretón de manos puso fin a un evento que no volvería a repetirse sino once años después, cuando la dictadura fujimorista había llegado a su fin.

Los resultados de la segunda vuelta dieron como ganador a Alberto Fujimori con el 62,5% de los votos mientras que Vargas Llosa apenas logró el 37,1%. Aceptada su derrota, el narrador regresó a Europa donde escribiría el celebrado libro de memorias y el resto de novelas que construirían el camino rumbo a Estocolmo donde recibió el Premio Nobel de Literatura en 2010. “Fujimori me devolvió a la literatura”, declaró el autor de “Pantaleón y las visitadoras” décadas después.