
En un escenario que bien podría haber sido sacado de una novela, dos titanes literarios, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, protagonizaron un episodio que dejó una huella imborrable en la historia de la literatura. La noche de 1976 en México se preparó para ser una de tantas galas culturales, pero terminó marcada por un altercado inesperado. En una reunión donde se esperaba diplomacia y camaradería, un puñetazo de Vargas Llosa al rostro de García Márquez rompió la quietud, dejando a los presentes en un estado de shock.
La relación entre estos dos colosos de las letras había sido, hasta ese momento, cercana y cordial. Amigos y compañeros de lucha intelectual, compartían una admiración mutua que los colocaba en un mismo pedestal literario. Sin embargo, las tensiones subyacentes, ya fueran políticas o personales, culminaron en esa fatídica noche, convirtiendo a los autores en protagonistas de un drama que sus mismos escritos habrían podido diseñar.
Las teorías sobre las causas del conflicto son variadas y de amplio espectro: algunos sugieren problemas personales, otros creen en divergencias ideológicas. Lo cierto es que el incidente no solo marcó el fin de una amistad, sino que también añadió una capa de misterio y análisis a la vida y obra de ambos escritores.

¿Cómo se conocieron Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez?
Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, dos colosos de la literatura del siglo XX, cruzaron sus caminos por primera vez en 1967, en Caracas, Venezuela, durante el primer Congreso de Intelectuales Latinoamericanos. Allí comenzaría una amistad que se forjaría alrededor de la admiración mutua y la pasión compartida por la palabra escrita. Según el biógrafo de García Márquez, Gerald Martin, ambos escritores encontraron en el otro no solo un amigo, sino también un interlocutor intelectual capaz de entender y discutir sobre las complejidades del realismo mágico y la política latinoamericana.
Su relación se consolidó en París, donde compartieron vivencias y discutieron arduamente sobre la literatura y la política que los apasionaban. García Márquez, quien había publicado “Cien años de soledad” ese mismo año, y Vargas Llosa, autor de “La ciudad y los perros”, encontraron en la capital francesa un terreno fértil para cultivar una amistad que parecía destinada a durar toda la vida. . El intercambio de cartas y la dedicación de libros entre ambos son testigos de esta etapa de camaradería y respeto mutuo.

¿Qué sucedió la noche del histórico puñetazo en 1976?
La noche del 12 de febrero de 1976 en la Ciudad de México se preparaba para ser una velada literaria más, cargada de risas y conversaciones en el cine Palacio de Bellas Artes, donde se celebraba el estreno de un documental sobre Antonioni. Sin embargo, lo que nadie podía anticipar era el giro dramático que esa reunión tomaría cuando dos de los mayores exponentes de la literatura latinoamericana se encontraron cara a cara. Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, quienes hasta ese momento eran considerados amigos cercanos y colegas literarios, protagonizaron un incidente que dejaría una marca indeleble en la historia.

La razón exacta detrás del golpe sigue siendo objeto de especulaciones. Algunos sugieren que las tensiones políticas y personales se habían acumulado hasta llegar al punto de ruptura. Otros, como el biógrafo Dasso Saldívar, indican que hubo desencuentros y malentendidos más profundos que tocaban lo íntimo y familiar.
Por su parte, Jaime Bayly, sugiere en su novela Los genios que los principales causantes del conflicto fueron la cercanía de García Márquez con Patricia Llosa, la entonces esposa abandonada por el escritor peruano.
Lo cierto es que el momento quedó inmortalizado en un par de imágenes que muestran a un García Márquez con el ojo morado, y el incidente marcó definitivamente un antes y un después en la relación entre estos dos gigantes de la literatura.