Falleció Mario Vargas Llosa, defensor inquebrantable de la democracia: “Todas las dictaduras son inaceptables, sin excepción”

Rodeado de sus seres queridos, el escritor peruano falleció el 13 de abril. Su muerte deja un legado que va más allá de las letras: una voz lúcida y firme en defensa de la democracia frente al avance del autoritarismo

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El Premio Nobel de Literatura no solo marcó a generaciones de lectores con su obra narrativa; también fue un actor clave en la vida política del mundo hispanoamericano. Su intervención en Chile en 2018 es uno de sus últimos gestos públicos de firmeza ideológica. (X: Historia de Chile)

Mario Vargas Llosa falleció el 13 de abril de 2025 a los 89 años, según informó su familia mediante un comunicado. Rodeado de sus seres más cercanos, el autor dejó este mundo tras una vida dedicada a la literatura, la política y el pensamiento crítico. Su partida provocó una oleada de mensajes desde distintos sectores, no solo por su obra literaria, sino también por su papel como figura pública en debates clave del mundo hispanoamericano. Uno de esos momentos quedó registrado en el 2018, durante una presentación en Santiago de Chile que reunió a cientos de jóvenes.

El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa enfrentó una pregunta que encendió el debate sobre los límites del liberalismo y la aceptación de gobiernos autoritarios en determinadas circunstancias. El escenario fue el conversatorio “¿Qué es ser liberal?”, organizado en Santiago por la plataforma “La Otra Mirada”. La jornada avanzaba entre definiciones ideológicas y reflexiones políticas, hasta que el escritor peruano interrumpió con firmeza una afirmación que, según dijo, no estaba dispuesto a dejar pasar.

El interlocutor era Axel Kaiser, abogado, autor y director ejecutivo de la Fundación para el Progreso, una organización chilena que promueve ideas liberales desde una mirada conservadora. Durante su intervención, Kaiser planteó una comparación entre distintos regímenes autoritarios, afirmando que existen “dictaduras menos malas”.

Vargas Llosa, que ocupaba el otro extremo del escenario, no permitió que la idea pasara sin respuesta. “Esa pregunta yo no te la acepto”, afirmó de manera directa, cortando la exposición de Kaiser. La frase provocó una ovación espontánea. Lo que siguió fue una defensa sin ambigüedades de los principios democráticos, pronunciada por un intelectual que ha dedicado décadas a estudiar y combatir los autoritarismos, tanto desde la ficción como desde la tribuna política.

El choque de ideas en el centro del liberalismo

Fue una figura clave en
Fue una figura clave en la literatura mundial, pero también en el debate político y filosófico del mundo hispano. (Captura de pantalla)

La afirmación de Axel Kaiser buscaba argumentar que, en términos de calidad de vida o desarrollo económico, no todas las dictaduras son iguales. “Por ejemplo, ¿cuántos en esta sala preferirían vivir en la dictadura de Maduro o en Cuba, que lo que fueron los años 80 en Chile? Probablemente, nadie”, dijo antes de ser interrumpido. Vargas Llosa, sin vacilar, respondió que no comparte esa premisa.

“No, las dictaduras son todas malas”, declaró. “Algunas pueden traer unos beneficios económicos a ciertos sectores, el precio que se paga por eso es un precio intolerable e inaceptable. Yo creo que entrar en esa dinámica es un juego peligroso. Es un juego que nos conduce a aceptar que algunas dictaduras son tolerables, aceptables. Eso no es verdad. Todas las dictaduras son inaceptables”.

El episodio no solo generó aplausos dentro de la sala, también abrió un nuevo capítulo en las discusiones sobre los límites del liberalismo en América Latina. El planteamiento de Kaiser intentaba sostener que no todos los regímenes autoritarios deben analizarse con la misma vara, una postura que, para muchos, relativiza las consecuencias del autoritarismo.

El propio Kaiser trató de matizar su posición luego del evento. “Bueno, el punto es que hay diferencias de grado en el mal de las dictaduras. Eso me parece evidente”, escribió en su cuenta de Twitter. A su juicio, incluso Vargas Llosa “lo reconoce en otra parte de otra forma”. Además, recordó que el Nobel en algún momento justificó una intervención militar para “sacar a Maduro”.

El lugar de Vargas Llosa en el pensamiento político

El escritor Mario Vargas Llosa
El escritor Mario Vargas Llosa en un mitin durante la campaña presidencial de 1990.

Con décadas de participación activa en el debate político, Mario Vargas Llosa mantuvo una voz influyente en América Latina y Europa. A lo largo de su trayectoria, criticó tanto las dictaduras de izquierda como las de derecha. En su juventud militó en posiciones marxistas, pero con el tiempo adoptó posturas liberales clásicas. En 1990 se presentó como candidato a la presidencia del Perú y, aunque perdió ante Alberto Fujimori, su participación marcó una época.

Durante su intervención en Santiago, el autor reafirmó su visión de que la democracia no es un medio, sino un fin. Según explicó, aceptar cualquier forma de dictadura bajo el argumento del orden o el progreso económico representa una renuncia peligrosa. “Es un juego que nos conduce a aceptar que algunas dictaduras son tolerables, aceptables. Eso no es verdad”, enfatizó frente al auditorio.

El escritor peruano sostuvo que ese tipo de razonamiento puede abrir la puerta a relativismos que, en última instancia, debilitan la defensa de la libertad y el Estado de derecho. “Entrar en esa dinámica es un juego peligroso”, afirmó. La frase quedó resonando tanto en la sala como en los debates posteriores.

La muerte de Mario Vargas Llosa marca el final de una trayectoria que cruzó las fronteras de la literatura para instalarse con fuerza en la discusión pública. Su voz, presente durante décadas en los grandes debates de América Latina y Europa, deja una obra que continuará generando lecturas y controversias. Tanto en sus novelas como en sus intervenciones políticas, defendió con convicción las ideas de libertad y democracia. Su legado no solo se mide en premio huella que deja en generaciones de lectores y ciudadanoss o reconocimientos, sino en la que encontraron en sus palabras una forma de pensar el mundo con espíritu crítico y sin concesiones.