
En 2021, el escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, sorprendió al mundo político y a la opinión pública internacional al pedir a los votantes peruanos que apoyaran a Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Fue un llamado significativo no solo por el peso de su figura, sino por el cambio radical en su postura respecto al fujimorismo, una corriente política que había criticado duramente durante décadas. En 1990, Vargas Llosa se enfrentó directamente al exdictador Alberto Fujimori, quien lo derrotó en las urnas e implementó durante su primer mandato un duro ajuste económico, además de disolver el Congreso, intervenir la judicatura y promulgar una nueva constitución que le permitió ser reelegido en 1995 y 2000.
En 2016, había invocado el voto para Pedro Pablo Kuczynski y aseguró que “sería una catástrofe para el Perú que se eligiera” a Keiko, la heredera política del exautócrata. En 2011, de igual manera, señaló que votaría “sin alegría y con muchos temores” por Ollanta Humala, a quien había comparado con el sida: “Me niego a creer que mis compatriotas van a ser tan insensatos de ponernos en la disyuntiva de elegir entre el sida y el cáncer terminal, que es lo que serían Humala y Keiko”, afirmó sobre ellos.

La frase “cáncer terminal” fue una de las descalificaciones más duras que utilizó para describir el fujimorismo y su impacto, al sugerir que el país tendría dificultades para recuperarse del daño causado por dicho régimen. Sin embargo, tres décadas después, Vargas Llosa optó por cambiar su retórica y justificó su apoyo a Keiko, quien entonces se medía con el expresidente Pedro Castillo.
La política, por su parte, agradeció públicamente el respaldo: “Siento profunda alegría y gratitud de que después de más de 30 años de discrepancias y diferencias de pensamiento que seguro vamos a seguir teniendo, el doctor Mario Vargas Llosa haya decidido dejar de lado sus diferencias y poner al Perú primero”, dijo. El apoyo público de Vargas Llosa no fue suficiente para inclinar la balanza a Keiko Fujimori, actualmente en juicio por lavado de activos.

No obstante, este episodio muestra las complejidades y dilemas de la política peruana, donde las alianzas y enemistades pueden transformarse con el paso del tiempo y las circunstancias. “En literatura tenemos el gran privilegio de elegir lo mejor, pero en política, eso no es posible; la mayor parte de las veces, elegimos lo menos malo”, dijo Vargas Llosa en 2011.
A la fecha, Castillo se encuentra recluido por cargos de rebelión y corrupción, Kuczynski enfrenta un proceso por lavado de activos y organización criminal como parte de la investigación del caso Odebrecht, y Humala enfrenta un juicio bajo el caso de corrupción de Lava Jato. El peso de las decisiones se carga para siempre.