El fallecimiento de Mario Vargas Llosa conmovió al país y, en consecuencia, este lunes 14 de abril, las banderas del Perú lucen a media asta como parte del Día de Duelo Nacional decretado por el Ejecutivo en honor al escritor, fallecido el domingo 13 a los 89 años en Lima.
El homenaje alcanza a instituciones públicas, embajadas y gobiernos regionales, especialmente en Arequipa, su ciudad natal, donde se ha declarado duelo regional por dos días. La despedida al único peruano en recibir el Nobel de Literatura se da en medio de expresiones de respeto, gratitud y reconocimiento por su legado.

Mediante Decreto Supremo, el Gobierno del Perú reconoció la figura de Mario Vargas Llosa como “una de trascendencia universal”, cuya obra fue clave para posicionar a la literatura y cultura peruana a nivel global. La disposición lleva la firma de la presidenta Dina Boluarte y de los ministros del Consejo, y ordena el izamiento del Pabellón Nacional a media asta en señal de respeto.

El Duelo Nacional y el izamiento del Pabellón Nacional
Conforme al Ceremonial del Estado y las normativas del Decreto Supremo, el Gobierno dispuso el izamiento del Pabellón Nacional a media asta en todos los edificios públicos, instalaciones militares, bases, buques, locales policiales y demás dependencias del Estado, tanto a nivel nacional como en las misiones diplomáticas, consulares y representaciones permanentes del Perú en el exterior. Esta medida refleja el respeto y la reverencia del país hacia uno de sus máximos exponentes de la cultura.

Asimismo, el Duelo Nacional también tiene el propósito de rendir homenaje a un hombre cuyo trabajo fue no solo una contribución a la literatura, sino también un impulso importante para la cultura peruana, que ha sido proyectada y reconocida por el mundo a través de sus palabras. Las autoridades han resaltado la importancia de esta figura, destacando que su legado sigue siendo un referente para futuras generaciones.

En Arequipa, su ciudad natal, el homenaje ha tenido un significado especialmente emotivo. La Municipalidad Provincial ordenó el izamiento de la bandera nacional y de la bandera de Arequipa a media asta, y declaró: “Arequipa se encuentra de luto por la partida de su hijo más insigne”. El comunicado recuerda a Vargas Llosa como “un defensor incansable de la democracia y la libertad”.
El Gobierno Regional de Arequipa también decretó dos días de duelo regional -lunes 14 y martes 15 de abril- durante los cuales se han suspendido celebraciones públicas y se han organizado actos conmemorativos en colegios, universidades y bibliotecas. Varias instituciones culturales anunciaron además jornadas de lectura de sus obras y charlas para reflexionar sobre su legado literario.
Por su parte, la Biblioteca Nacional del Perú también se unió a los homenajes, resaltando la trascendencia literaria del autor y ofreciendo acceso virtual a sus obras a través de la Biblioteca Pública Digital. Esta iniciativa busca acercar aún más a los lectores al legado del escritor, especialmente a las nuevas generaciones.

Mientras que desde España, la Comunidad de Madrid anunció que le otorgará póstumamente la Medalla Internacional de las Artes. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, expresó su tristeza por su partida y confirmó que los Premios de Cultura 2025 estarán dedicados a su obra, con actos conmemorativos programados para el Día de la Hispanidad.
Mario Vargas Llosa falleció en Lima rodeado de sus hijos, según confirmó la familia. Su muerte, aunque esperada por su avanzada edad, ha generado un profundo impacto en el ámbito político, cultural y ciudadano. Figuras del mundo literario, presidentes, académicos y periodistas han expresado su pesar y gratitud, tanto dentro como fuera del país.
A lo largo de su carrera, Vargas Llosa no solo escribió novelas trascendentales como La casa verde, Conversación en La Catedral, La guerra del fin del mundo o La fiesta del chivo, sino que también mantuvo una intensa participación en la vida política e intelectual de América Latina.

También fue candidato presidencial en 1990, crítico de los autoritarismos y defensor de las libertades individuales. Su mirada, polémica para algunos y lúcida para otros, moldeó debates clave sobre el destino del Perú y de la región.
Su fallecimiento marca el fin de una era, pero su obra sigue viva en millones de lectores que, en distintos rincones del mundo, encuentran en sus palabras una forma de entender la libertad, el poder, la historia de América Latina.