
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente el sistema motor del cuerpo. Es ampliamente reconocida por uno de sus síntomas más característicos: el temblor en las manos, especialmente cuando la persona está en reposo.
Al respecto, Rafael Suárez, jefe del Departamento de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (INCN), indicó que los temblores no son la primera ni la principal señal del Parkinson y aclaró que la lentitud en los movimientos o la rigidez suelen ser algunas de las primeras manifestaciones. Por lo que el especialista advirtió a la población en general que no hay que esperar solo el temblor para atender esta enfermedad que padece uno de cada cien peruanos mayores de 65 años.
Además, se debe tener en cuenta que los primeros síntomas pueden ser sutiles y fácilmente confundidos con otras condiciones, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento temprano. Identificar estos signos iniciales puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida del paciente y en la efectividad de las terapias disponibles.
Primeros síntomas del Parkinson

Aunque el temblor en reposo es uno de los signos más notorios del Parkinson, no siempre es el primero en aparecer. De hecho, muchas personas experimentan síntomas menos evidentes en las etapas iniciales de la enfermedad:
- Lentitud en los movimientos: uno de los primeros signos es la reducción de la velocidad y la coordinación motora. Actividades cotidianas como abotonarse la ropa o caminar pueden volverse más lentas y difíciles.
- Rigidez muscular: la rigidez o tensión en los músculos, especialmente en brazos, piernas o cuello, puede aparecer de forma temprana y causar dolor o molestias.
- Cambios en la escritura: la letra puede volverse más pequeña y apretada, reflejando la pérdida de control muscular fino.
- Problemas de equilibrio y postura: las personas pueden comenzar a encorvarse o tener dificultad para mantener el equilibrio, lo que aumenta el riesgo de caídas.
- Pérdida del olfato: una disminución o pérdida del sentido del olfato, sin causa aparente como una infección respiratoria, puede preceder a otros síntomas motores por años.
- Cambios en el habla y la voz: la voz puede volverse más baja, monótona o temblorosa. También puede haber dificultad para pronunciar palabras con claridad.
- Trastornos del sueño: las personas con Parkinson pueden presentar movimientos bruscos durante el sueño, insomnio o somnolencia excesiva durante el día.
- Estreñimiento: un síntoma poco asociado al Parkinson, pero común en etapas tempranas, es el estreñimiento crónico.
- Expresión facial reducida: se refiere a la disminución de la expresividad facial, lo que puede hacer que la persona parezca seria o ausente.
¿Qué es la enfermedad de Parkinson?
La enfermedad de Parkinson es un trastorno crónico y progresivo del sistema nervioso que afecta principalmente el movimiento. Ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) en una parte del cerebro llamada sustancia negra comienzan a deteriorarse o morir. Estas neuronas son responsables de producir dopamina, un neurotransmisor que permite la comunicación entre distintas áreas del cerebro involucradas en el control del movimiento.

A medida que disminuyen los niveles de dopamina, los movimientos del cuerpo se vuelven más lentos y difíciles de controlar. Si bien el Parkinson no tiene cura, existen tratamientos que ayudan a controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.
Factores de riesgo del Parkinson
Aunque las causas exactas del Parkinson aún no se conocen completamente, se han identificado varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad:
- Edad: el Parkinson suele manifestarse a partir de los 60 años, aunque en algunos casos puede comenzar antes.
- Genética: tener antecedentes familiares de Parkinson puede incrementar las probabilidades de padecerlo.
- Sexo: los hombres tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer esta enfermedad en comparación con las mujeres.
- Exposición a toxinas: el contacto prolongado con pesticidas y otros productos químicos tóxicos puede aumentar el riesgo.
- Lesiones craneales: traumatismos en la cabeza también han sido vinculados a una mayor posibilidad de desarrollar la enfermedad.