
La secuenciación del genoma de los lobos terribles (Aenocyon dirus), realizada por la empresa Colossal Biosciences, aún no ha sido validada por la comunidad científica. Según declaraciones recogidas por NewScientist, Beth Shapiro, integrante del equipo de la empresa, anunció que pronto enviarán el genoma completo a una revista científica para su evaluación. Afirmó que los lobos terribles y los lobos grises comparten el 99.5 % de su ADN. No obstante, esta afirmación contradice lo establecido por un estudio publicado en Nature en 2021, que sostiene que los lobos terribles pertenecen a un linaje taxonómico distinto y no al género Canis, sino a Aenocyon.
El estudio de Nature explica que, aunque los lobos terribles presentaban similitudes morfológicas con los lobos grises actuales, se trataba de un linaje altamente divergente que se separó hace aproximadamente 5.7 millones de años. Además, su pariente más cercano serían los chacales africanos, con quienes comparten un ancestro común de hace 5.1 millones de años, pese a que su aspecto físico es distinto.
Cuestionamientos a la des-extinción
La idea de una “des-extinción” ha sido fuertemente cuestionada por especialistas. Según el paleontólogo peruano Aldo Benites-Palomino, los animales generados por Colossal —Rómulo, Remo y Khaleesi— no son lobos terribles, sino lobos grises con fenotipo reconstruido. En declaraciones a la Agencia Andina, explicó que los fósiles no permiten una reconstrucción completa del aspecto externo de especies extintas y que los genes conservados suelen ser fragmentarios. “Se puede modificar algunas partes para que tenga una apariencia, pero más que eso no se puede hacer”, afirmó.

Benites-Palomino también advirtió que un individuo no constituye una especie. Las especies, sostuvo, tienen un pool genético que reúne la totalidad de sus variantes genéticas. Solo dentro de esa complejidad genética se puede definir a una especie. “La funcionalidad se da en el mundo natural, no con base en que se reconstruya”, indicó.
Los cachorros modificados: Rómulo, Remo y Khaleesi
La empresa Colossal presentó tres cachorros que ha calificado como lobos terribles. Rómulo y Remo, dos machos, nacieron el 1 de octubre de 2024, aunque su existencia se hizo pública meses después. En tanto, la hembra Khaleesi, nombrada así por el personaje de Juego de Tronos, nació el 30 de enero de 2025. Todos fueron creados mediante modificación genética de lobos grises (Canis lupus), implantados en perras domésticas como madres sustitutas.
Colossal afirmó que realizó 20 modificaciones en 14 genes del lobo gris para obtener animales con características físicas similares a los extintos lobos terribles, como el tamaño, la forma del cráneo y el color. Sin embargo, científicos destacan que un lobo tiene más de 19,000 genes, por lo que esa cantidad de alteraciones es insuficiente para replicar una especie extinta.
Sin evidencia científica revisada
Hasta la fecha, Colossal no ha publicado ninguno de sus resultados en revistas científicas con revisión por pares, requisito esencial para validar un avance científico. Lo mismo ocurrió anteriormente con su proyecto de “ratones lanudos” que supuestamente comparten rasgos con los mamuts lanudos. En ambos casos, la falta de documentación revisada impide comprobar la veracidad de sus afirmaciones.

En un video difundido por la empresa, se afirma que el ADN del lobo terrible fue obtenido a partir de un diente hallado en Sheridan Pit, Ohio, con una antigüedad de 13,000 años, y de un hueso del oído extraído de un cráneo de 72,000 años, recuperado en American Falls, Idaho. A partir de estos fragmentos, Colossal asegura haber secuenciado el genoma del Aenocyon dirus. No obstante, expertos recuerdan que el ADN fosilizado suele estar muy degradado y que reconstruir un genoma completo es extremadamente difícil, si no imposible, especialmente en el caso de animales extintos hace miles de años.
Similitud no significa identidad
El paleogenetista Nic Rawlence, de la Universidad de Otago, explicó en un post en la red X que lo logrado por Colossal no es una des-extinción. “Han producido un lobo gris con características similares a las de un lobo gigante; no es un lobo gigante reintroducido, sino un híbrido”, señaló.
La idea de recrear animales extintos ha generado gran interés público, pero la comunidad científica insiste en que el proceso debe estar guiado por métodos rigurosos y evidencia revisada. Los lobos terribles, considerados uno de los grandes carnívoros más comunes durante el Pleistoceno en América, siguen siendo una especie extinta. La manipulación genética no basta para revertir los millones de años de evolución que los separan de los cánidos actuales.
Por ahora, la empresa asegura que continuará sus investigaciones y promete publicar próximamente el genoma completo del lobo terrible. No obstante, mientras no existan pruebas validadas por la comunidad científica, los expertos mantienen su postura: los lobos terribles no han regresado de la extinción.