Durante más de tres décadas, Medifarma se posicionó como uno de los laboratorios más importantes del país, proveedor del Estado y de clínicas privadas. Su trayectoria estuvo marcada por la expansión empresarial y la confianza del sector salud. Sin embargo, el nombre de Medifarma ahora encabeza una de las crisis sanitarias más graves de los últimos años. La elaboración de un lote defectuoso de suero fisiológico provocó la muerte de cinco pacientes, revelando una serie de fallos sistemáticos en la fabricación y el control de calidad del producto.
Un reportaje de Hildebrandt en sus trece accedió a los documentos internos que la empresa entregó al Ministerio Público. Los informes y testimonios recabados por Medifarma revelan una cadena de errores técnicos, omisiones jerárquicas y decisiones que terminaron por evaluar un producto no apto para el uso médico. En el centro de los hechos están más de quince trabajadores, entre operarios, analistas, supervisores y gerentes, cuya participación directa quedó registrada en los procesos
Un lote defectuoso y una mezcla letal
El 13 de diciembre de 2024, Roy Chávez Liclán, operario con 10 años en la empresa, y su asistente José Arroyo Cuña fueron asignados para preparar la mezcla de cloruro de sodio con agua purificada. Esta debía agitarse durante 30 minutos en el tanque asignado, pero esa fase, según el informe oficial de Medifarma, “no se llevó a cabo o no se cumplió en el tiempo requerido”. La consecuencia fue un lote con cloruro de sodio no homogéneo.

Ese mismo día, Chávez entregó una muestra para el control de calidad, pero no correspondía al lote que realmente se había elaborado. Según el informe firmado por Elba Lau Félix, gerente de garantía de calidad, la falla fue clasificada como un “incumplimiento operativo” agravado por la “ausencia de supervisión documentada” por parte del químico farmacéutico Alex Uceda, jefe de turno.
La planta en la que se fabricó el suero —la GV1 de Medifarma, ubicada en Ate— tenía un protocolo que exigía el registro de cada fase del proceso. No obstante, el tanque utilizado para el lote 21236824 no fue monitoreado adecuadamente y no se siguieron los pasos indicados por el manual interno de producción.
Pruebas manipuladas y controles que no se cumplieron
La mezcla defectuosa continuó su curso hasta el área de control de calidad. Allí, el primer análisis fue realizado por Anthony Vicente Pérez, pero con una muestra de un lote diferente al afectado. Esa fue la primera irregularidad documentada. El segundo control sí usó una muestra del lote correcto y arrojó un valor anómalo: 0.815% de cloruro de sodio, por debajo del estándar. A pesar de eso, no se dejó constancia de este resultado en el sistema.
En esa etapa participaron Margarita Sales Rojas, Jorge Manrique Castilla y Marleny Rodríguez Matías. Según los registros internos, ninguno de los tres informó del resultado alterado a sus superiores.
El tercer ensayo recayó sobre Lisseth Chura Bardales y Alex Gamarra Colchado, quien fue acusado por la empresa de haber manipulado los resultados. Gamarra fue despedido y presentó una carta notarial en la que, según el semanario de investigación, niega haber accionado de forma unilateral: ‘Asegúrese de que trabaje bajo presión y siga las indicaciones’. No se precisa de quién recibió esas órdenes, pero su versión fue entregada al área legal de Medifarma.

La persona que finalmente firmó los informes de conformidad fue Elba Lau Félix, gerente de calidad. Ninguna de las pruebas que presentaban valores fuera de rango fue reportada a Digemid ni registrada en el sistema oficial de alertas.
Una cadena de mando sin sanción
En la imagen difundida por Hildebrandt en sus trece se observa la estructura jerárquica completa, con nombres y cargos de quienes participaron en cada etapa del proceso. En total, fueron al menos 17 personas las que intervinieron en la fabricación y control del lote defectuoso 21236824, entre operarios, supervisores, jefes de planta y directivos. De ellas, solo Roy Chávez y Alex Gamarra fueron despedidos por Medifarma. El resto sigue vinculado a la empresa o no ha sido sancionado.
En los documentos entregados al Ministerio Público figura la estructura jerárquica completa de quienes participaron en cada etapa del proceso. Aparecen, por ejemplo, Lisbeth Cajaleón Figueroa, jefa de sección de control de calidad, y Silvia Idaurre Medina, jefa del área de control de calidad, quien coordinó con el personal que realizó las pruebas. Ninguna de ellas figura como investigada ni sancionada, a pesar de que en su área se omitieron registros clave.
La cadena también involucra a altos mandos. La gerente general, Elba Lau Félix, avaló los resultados a pesar de que los datos eran contradictorios. Los registros muestran que durante todo el proceso no se elevaron alertas, se omitieron datos y el producto fue liberado para su distribución sin observaciones.

Documentos firmados, responsabilidades diluidas
Francisco Picasso Elejalde y Francisco Picasso Candamo, presidente y director del directorio de Medifarma, respectivamente, figuran como máximas autoridades de la compañía. También están el gerente general, Luis Rengifo Moy, y el representante legal, Luis Kanashiro Chinen. Pese a que el lote defectuoso fue elaborado bajo su gestión, ninguno enfrenta hasta ahora procesos administrativos ni penales.
El caso continúa en manos del Ministerio Público. El fiscal Jesús Araujo, asignado al expediente, viene recolectando declaraciones y ampliando diligencias. Mientras tanto, el nombre de Medifarma, por años sinónimo de garantía en el sector farmacéutico, permanece vinculado a una de las mayores tragedias sanitarias del país reciente.