Una infancia en Suecia. Un rostro en la memoria. Un barrio que solo vivía en los relatos de otros. Una historia que vale la pena volver a contar. Regina creció en Estocolmo sin saber cómo era el Perú ni cómo sonaban las calles de Lima. Había sido adoptada cuando era apenas una bebé, separada por completo de sus raíces peruanas por las adversidades de la pobreza, de los brazos de su madre biológica y de los hermanos que jamás conoció.
Creció lejos. Lejos del idioma, de las costumbres, de cualquier pista que la llevara de regreso a su origen incaico. Pero en su interior, algo latía con fuerza: una necesidad que nunca desapareció. La de saber de dónde venía. La de volver a la tierra que la vio nacer.
Una búsqueda con el corazón en la mano
A sus 53 años, Regina decidió emprender el viaje más importante de su vida. Llegó a nuestro país sin hablar español, sin tener fotos de su madre y con más preguntas que certezas, pero con una convicción firme: encontrar a su verdadera familia. Esta travesía no la recorrió sola. Con la ayuda de una traductora y del reconocido investigador David Nostas, conocido como El Buscapersonas, pudo dar con sus hermanos biológicos, que aún vivían en el mismo lugar que la vio nacer: el barrio de Nocheto, en Santa Anita.

El reencuentro fue posible gracias a una prueba de ADN que confirmó el vínculo de sangre que el tiempo no pudo borrar. Lo que siguió a continuación fue una escena cargada de emoción: una mujer que, con el corazón abierto, volvía a una casa que nunca habitó, pero que de pronto se sintió suya.
“La pobreza que me hubiese tocado vivir”
Aunque este encuentro sucedió hace algún tiempo, los recuerdos son imborrables. Sus hermanos la recibieron con abrazos y sonrisas temblorosas, intentando contener las lágrimas de una espera que había durado décadas. Le mostraron cada rincón de la vivienda como si compartieran recuerdos que no vivieron juntos, pero que igual sentían propios.
En medio del recorrido, Regina se detuvo frente a una gigantografía del rostro de su madre fallecida, colgada como homenaje en una de las paredes del hogar. Al verla, algo dentro de ella se quebró y se unió al mismo tiempo. “Ahora siento que ya he encontrado esa parte faltante”, dijo, con lágrimas. “Toda la vida he tenido la necesidad de encontrarlos”, sostuvo.

La escena tenía algo de reparación, pero también de pérdida. Porque, aunque el abrazo con sus hermanos llenó vacíos, también fue el espejo de una historia marcada por la pobreza. Al caminar por las calles de Nocheto, entendió por qué su madre tomó aquella difícil decisión. “Entiendo la pobreza que me hubiese tocado vivir”, confesó. Y sin embargo, allí estaba: reconociéndose en rostros, en gestos, en una historia que finalmente sentía como suya.
David Nostas: el puente que volvió a unir familias
Este reencuentro fue uno más entre los cientos que hizo posibles David Nostas, el Buscapersonas. Conocido por su trabajo incansable ayudando a personas separadas por adopciones o desapariciones, Nostas construyó una comunidad desde la esperanza. A través de sus redes sociales y canal de YouTube, hizo visible lo que muchos vivían en silencio: la búsqueda de los lazos que el tiempo y las circunstancias rompieron, pero que nunca desaparecieron del todo.

Nosta Antezana falleció el 11 de enero de 2023. Su legado estuvo marcado por una destacada labor humanitaria dedicada a localizar personas desaparecidas, tarea que ejerció con compromiso durante más de 25 años.
Regina es una historia entre muchas. Pero es también un símbolo: el de miles de personas que, sin importar la distancia, el idioma o los años, siguen creyendo que el amor de una familia puede volver a encontrarse. Aunque sea tarde. Aunque cueste. Aunque duela.