
Un entierro humano con evidencias de sacrificio ritual ha sido descubierto en el vértice noreste de la huaca El Cerrito 2, en la provincia de Virú, región La Libertad, durante las excavaciones del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI). El hallazgo corresponde a un individuo de entre 20 y 25 años de edad que habría sido ofrecido en una ceremonia de carácter simbólico, posiblemente durante la época Chimú Tardío, alrededor del año 1300 d. C.
El arqueólogo Feren Castillo Luján, director del PAVI y docente de la Universidad Nacional de Trujillo, informó que el cuerpo fue encontrado en posición cúbito ventral, con los brazos recogidos a la altura del abdomen, las piernas flexionadas y el rostro mirando hacia el suelo, lo que indica un tratamiento ritualizado del cuerpo. “Sospechamos que se trata de un sacrificio humano, por la postura y ubicación del entierro. Es el primero con estas características entre los nueve que hemos registrado en Virú”, señaló.
El equipo de investigación ha denominado al joven hallado como Víctor Manuel, y a su lado se encontraron restos textiles a la altura de la rodilla y del hombro. Sin embargo, el deterioro de estos materiales impide determinar si tenían algún diseño o si fueron usados como parte de su vestimenta o envoltorio mortuorio.
El segundo templo de adobe más antiguo de La Libertad

El hallazgo fue realizado en la unidad de excavación número dos de El Cerrito 2, antes conocida como huaca San Francisco, un sitio declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2009. Las excavaciones han confirmado que esta estructura posee una antigüedad aproximada de 4,000 años, lo que la convierte en el segundo edificio de adobe más antiguo de la región, tras la huaca Tomabal.
Castillo explicó que la investigación partió de un antiguo pozo de huaqueo, ahora redefinido como unidad uno, donde se descubrió que el templo tiene al menos cinco edificaciones superpuestas. En el nivel más antiguo, conocido como edificio 5, se identificó un corredor con muros curvos, rasgo típico de las construcciones del Precerámico Tardío.
“El primer edificio fue posteriormente cubierto por un piso y una nueva construcción que, lamentablemente, fue destruida por huaqueros. Luego se registraron hasta tres pisos de renovaciones, lo que indica una ocupación prolongada y una transformación arquitectónica constante del sitio”, detalló, según cuenta la agencia Andina.
Color ocre y ausencia de iconografía

La tesista Joisie Mori, quien lidera parte de los análisis en la unidad dos, informó que se han hallado fragmentos de muros enlucidos con amarillo ocre y esferas de pigmento blanco, lo cual sugiere que el templo estuvo cubierto con estos colores. A diferencia de otros sitios rituales de mayor jerarquía, como la huaca Tomabal, en El Cerrito 2 no se han hallado pinturas con motivos iconográficos complejos.
Esto lleva a los investigadores a proponer que El Cerrito 2 pudo haber cumplido un rol secundario en el ámbito ceremonial y político del valle, subordinado a centros más importantes en términos religiosos o administrativos.
Las excavaciones forman parte del plan quinquenal del PAVI 2023-2028, dirigido por Feren Castillo Luján, también doctorando de la Université de Rennes (Francia). El objetivo central del proyecto es comprender el surgimiento de la complejidad social en el valle de Virú durante los primeros milenios de ocupación humana.

Hasta la fecha, el equipo ha intervenido en cuatro de los siete sitios con arquitectura monumental asociados al Precerámico Tardío en esta región, y se espera que los trabajos continúen en las siguientes campañas de campo. El equipo de trabajo está integrado por tesistas de la UNT, como Astrid Vergara, Christian González y Víctor León, así como estudiantes y licenciados en arqueología, todos comprometidos con el estudio de las primeras sociedades del norte del Perú.