
En un país con altos niveles de anemia infantil, el programa Qali Warma (niño fuerte, en quechua), creado en el gobierno de Ollanta Humala en 2012, se veía con gran optimismo y esperanza para la salud de los menores en situación pobreza y extrema pobreza. Incluso, fue destacado por el Programa Mundial de Alimentos. Aunque solo un año después reportó denuncias de intoxicaciones y problemas con los proveedores, no fue hasta el gobierno de Dina Boluarte en el que se destaparon escándalos de corrupción y productos en mal estado que motivaron su extinción y, en un intento por desmarcarse, la inauguración de Wasi Mikuna (comida de casa). Sin embargo, las denuncias continuaron, al punto que también se anunció su cierre.
El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), a cargo del programa, fue la única cartera que la mandataria ocupó durante su paso por la vicepresidencia, por lo que podría decirse que es más cercana que a otras medidas sociales. No obstante, ello no ha sido garantía para la mejora en la cadena y más bien genera suspicacias por su vínculo con el entonces director ejecutivo Fredy Hinojosa, quien hoy se desempeña como su jefe de gabinete técnico y es investigado por presuntamente integrar una organización criminal en el marco del caso de alimentación escolar.
En ese marco, la jefa de Estado acudió a la sede de la Fiscalía de la Nación para responder por el programa que entregó conservas que presuntamente contenían carne de caballo en lugar de carne de vaca y otros productos no aptos para el consumo humano. Además, desde el Congreso de la República se debatió la censura del entonces ministro Julio Demartini, quien también está implicado en la investigación.
Aunque obtuvo el respaldo del Congreso, renunció el pasado viernes 31 de enero, luego de anunciar el cierre de Qali Warma y la creación de otro programa. En su lugar, asumió Leslie Urteaga, quien anteriormente se desempeñó como ministra de Cultura. El cambio de cabeza y la inauguración de Wasi Mikuna parecía ser la solución desesperada para acallar las críticas, pero no fue así.

En poco más de una semana se reportaron más de 100 menores con presunta intoxicación en las regiones de Áncash, Amazonas y Piura. El caso más reciente ocurrió en el centro educativo Elvira Castro de Quiróz, donde alrededor de 80 estudiantes presentaron síntomas como picazón, ronchas y dolor estomacal tras consumir conserva de pescado distribuidas por el Estado.
Al respecto, Nadya Villavicencio, directora de Wasi Mikuna, consultada por las acciones adoptadas y reiterados casos reportados, no descartó que la intoxicación sea responsabilidad de los padres de familia, ya que en dicha institución son los encargados de la preparación de los alimentos. No obstante, días antes, también se habían informado sobre situaciones similares.
El 2 de abril se comunicó que al menos 18 estudiantes de dos escuelas de Amazonas presentaran síntomas momentos después de comer un pan con queso y leche ofrecidos por el Midis. El día anterior, padres de familia ya habían denunciado que nueve menores del cuarto grado “A” del nivel primaria de la Institución Educativa Nuevo Perú, en el distrito limeño de Los Olivos, también presentaron malestar estomacal luego de consumir los productos distribuidos por Wasi Mikuna.
Frente a todo ello, la solución anunciada es la misma que la anterior: extinguir el Programa Nacional de Alimentación Escolar. “Estamos decidiendo la extinción del actual modelo, porque no podemos poner en riesgo la vida de los niños, tal como estaba constituido con la entrega de productos y raciones, que fueron heredados de ‘Qali warma’. Los proveedores ya estaban con contratos y no podíamos comprar directamente a los fabricantes”, dijo la titular del Midis, para quien se presentó una moción de interpelación en el Parlamento.

“4 millones de niños sin alimentos”
En medio del anuncio de extinción, Jessica Huamán, vocera de la Plataforma por la Seguridad Alimentaria, alertó que su desactivación afectaría a más de 65 mil colegios en todo el país. “El programa de Alimentación Escolar de nuestro país atiende a más de 4 millones de niños y a más de 65.000 colegios, los cuales, evidentemente, quedarán sin el alimento que el Estado se ha comprometido a proporcionarles, al menos en el desayuno”, explicó en diálogo con Exitosa.
En ese sentido, consideró que los cambios hechos durante el gobierno de Dina Boluarte no abordaron problemas de fondo y más bien se trató solo de una modificación de diseño: “Hace cuatro meses salió la presidenta a exponer con bombos y platillos la presentación de este nuevo programa, pero pareciera que solo se ha cambiado el nombre y no toda la estructura como debería haber pasado”.