Lo que parecía una consulta médica rutinaria por un cuadro de diarrea, terminó con la pérdida irreversible de una vida. El 23 de marzo de 2025, la pequeña Kayla, de tan solo un año de edad, falleció luego de ser atendida en la Clínica Sanna de San Borja, donde se le administró el producto intravenoso defectuoso de Medifarma. Miriam Zevallos y Gerson Iparraguirre no solo enfrentan el dolor de la partida de su única hija, sino también la falta de responsabilidad de la clínica y de la empresa farmacéutica responsable del medicamento defectuoso.
“No teníamos idea de lo que estaba pasando, pensábamos que el suero la estaba ayudando, pero la estaba matando lentamente”, dijo Miriam en un reportaje de Punto Final, con el corazón roto, al recordar cómo su hija, antes llena de energía, comenzó a convulsionar horas después de recibir la solución. El caso de Kayla se ha convertido en uno de los más desgarradores dentro de una serie de muertes causadas por el mismo lote de suero defectuoso distribuido por Medifarma.
Una negligencia que acabó con su vida

El 20 de marzo, la familia llevó a Kayla a la Clínica Sanna debido a un cuadro de diarrea y fiebre. Los médicos decidieron internarla para evitar una deshidratación y administraron un suero intravenoso para estabilizarla. Según los informes, el producto administrado era de un lote defectuoso producido por Medifarma, el cual ya había sido identificado por las autoridades sanitarias como peligroso. Sin embargo, en ese momento, ni los padres ni los médicos sabían sobre el riesgo que implicaba.
Horas después de que se le aplicara el suero, Kayla comenzó a convulsionar. “La vi perderse, su saturación de oxígeno bajó rápidamente y ya no reaccionaba”, relata Gerson. La bebé fue trasladada de urgencia a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la misma clínica, pero su salud se deterioró aún más. Después de un par de días, los padres decidieron trasladarla al Hospital Almenara, pero ya era demasiado tarde. La bebé murió el 23 de marzo, tres días después de haber recibido el suero mortal.
Los padres de Kayla no sabían aún la causa exacta de la muerte de su hija hasta el 27 de marzo, cuando finalmente la clínica les informó que el suero administrado provenía del lote defectuoso de Medifarma. “Me dijeron que mi hija había sido víctima del suero que le aplicaron. Nadie nos había informado de nada hasta ese momento”, expresó Miriam.
Además de su tragedia, los padres de Kayla denuncian que la Clínica Sanna no estaba preparada para atender una emergencia pediátrica. Según los testimonios de los padres, cuando la bebé comenzó a convulsionar, “la clínica no tenía mascarillas de oxígeno para bebés”, y el personal médico no contaba con los equipos necesarios para estabilizarla rápidamente. “Tuvieron que pedir oxígeno prestado y no había medicamentos disponibles para atender a mi hija. Estaba allí, en manos de médicos que no sabían qué hacer”, dice Miriam entre lágrimas.
El peligro de Medifarma
Este no es un caso aislado. El lote defectuoso de Medifarma ha estado vinculado a una serie de muertes y efectos secundarios graves en varios pacientes en distintas regiones de Perú. Según el Ministerio de Salud (Minsa), el suero administrado no solo ha causado convulsiones y fallecimientos, sino también graves complicaciones como flebitis y otros trastornos de salud. La Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) emitió una alerta el 22 de marzo, pero para ese momento, la tragedia ya había golpeado a varias familias.
En una investigación interna, se reveló que la Clínica Sanna había administrado este suero defectuoso a al menos 28 pacientes, quienes presentaron síntomas como inflamación en el brazo y otros efectos adversos. A pesar de que la clínica identificó los problemas, la alerta oficial fue emitida recién el 22 de marzo, dos días después de que Kayla falleciera.
El mismo día que Miriam y Gerson recibieron la noticia de la causa de la muerte de su hija, las autoridades empezaron a realizar operativos en farmacias y boticas para retirar del mercado el lote del suero peligroso. “Nunca nos imaginamos que un suero tan común, que nos aplicaron para rehidratarla, pudiera matarla de esa manera”, agrega Gerson, aún sin poder comprender cómo un simple error médico pudo acabar con la vida de su hija.
Los padres decidieron presentar una denuncia penal contra quienes resulten responsables por la falta de atención oportuna y adecuada durante la emergencia. Miriam y Gerson han sido claros: “No vamos a parar hasta que se haga justicia por lo que le hicieron a nuestra hija”, afirmaron con firmeza, sabiendo que su lucha no será fácil. Pero están dispuestos a llevar el caso hasta las últimas consecuencias, para que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos.