
El terremoto de magnitud 7.7 sucedido el viernes en Myanmar, que dejó cientos de muertos y heridos, recuerda la importancia de contar con edificaciones resistentes, principalmente en zonas altamente sísmicas como la costa sudamericana, que abarca los territorios de Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
La resistencia a los sismos depende de factores como el diseño, la selección del sitio, el método de construcción, la cimentación, entre otros. No obstante, hay un elemento que puede ser decisivo para el edificio al momento de afrontar un terremoto potente. Se trata del aislador sísmico.
Estas herramientas de alta tecnología tienen la capacidad de separar la base de la edificación del propio suelo, de modo que los movimientos de este afecten mínimamente a la estructura.
Pero, ¿cómo lo consiguen? La clave está en su ubicación y funcionamiento.
Desde abajo
Este cuerpo cilíndrico está formado por capas de caucho y acero (una sobre otra), una combinación que le otorga flexibilidad y resistencia.
Se encuentra anclado entre la base del edificio y los cimientos del mismo. Si el inmueble cuenta con sótanos, el aislador se ubicará debajo del último.

Cuando se produce un sismo, el aislador se deforma, balanceándose de un lado al otro desde su base (la que está en contacto con el suelo) gracias a la elasticidad de las capas de caucho. Así, absorbe la mayor parte de la fuerza sísmica y provoca un movimiento mínimo en el edificio, lo que a su vez lo protege de daños graves.
El proceso descrito está manifestado en el siguiente video, donde se realiza la prueba de un aislador sísmico.
Hasta un 70% menos fuerza sísmica
Durante un terremoto, la vibración de la tierra genera la llamada fuerza sísmica, la responsable de los daños en edificios y estructuras. Esta fuerza se irradia en forma de ondas desde el foco u origen del sismo hasta la superficie.
Un estudio publicado en 2024 puso a prueba los aisladores sísmicos en edificios de 8 a 10 pisos. Los resultados mostraron una “notable eficacia” para reducir las fuerzas sísmicas en las estructuras.
“Las reducciones observadas oscilan entre el 50% y el 70%, lo que confirma la robustez y resiliencia que este innovador enfoque confiere a los edificios en zonas sísmicas”, escribieron los autores.

En tanto, una investigación experimental a pequeña escala comparó dos estructuras, una con aislador sísmico y otra convencional. Ambas fueron sometidas a movimientos que simularon sismos de magnitudes leve, media y alta.
El equipo de científicos observó que el aislamiento sísmico redujo significativamente los daños. En ese sentido, concluyeron que el diseño de este tipo de estructuras tiene un mayor desempeño, previsibilidad y confiabilidad en su respuesta, incluso para eventos sísmicos extremos“.
En general, los especialistas en este campo coinciden en que los beneficios de los aisladores sísmicos se optimizan con los adecuados materiales empleados en la construcción, así como su diseño.