
En un contexto de creciente polarización global, el Perú se encuentra en una posición más sensible de lo que se anuncia para negociar con China y Estados Unidos, siempre bajo el recurrente halo de su riqueza en recursos estratégicos y ubicación geográfica privilegiada.
Sin embargo, para el economista Hernado de Soto el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad del país para adaptarse a las nuevas reglas del juego y para defender sus intereses en un escenario cada vez menos cauto: entregar territorio en concesiones a la Ruta de la Seda, o ceder a las presiones que, sobre la superficie, ejerza Donald Trump.
Veamos esto que hacemos nosotros, los países subdesarrollados -no es un secreto para nadie- frente a una guerra cada vez más globalizada a nivel comercial. Parece una extensión, en realidad, de la Guerra Fría. Han cambiado a Rusia por China, y ahora es China contra Estados Unidos. ¿Cuál es la posición que debería adoptar el Perú, o qué es lo que deberíamos hacer en medio de este fuego cruzado? Porque, comercialmente, siempre hemos dependido de las dos economías, hoy quizás más de China. Pero también hay que recordar que Estados Unidos nos consume más productos no tradicionales, más productos manufacturados, si queremos verlo en términos más sencillos. En cambio China, bueno, se lleva la materia y la manufactura allá.
En primer lugar, yo creo que su análisis es correcto. ¿Es el regreso de la Guerra Fría? ¿Qué quiere decir la Guerra Fría? Quiere decir que es una guerra donde los dos o tres grandes poderes no son el terreno en el cual ocurre el conflicto, sino nosotros. Entonces la idea es cómo, como país más débil y con los recursos en disputa, nos defendemos de tal manera que estemos posicionados para agarrar lo mejor de cada lado.
Lo que ocurre por el momento, lo que se ve, porque esto es una cosa que va a ir desarrollándose y muy rápido, es que es obvio que los chinos saben entrar a los recursos naturales por la vía de las concesiones, que son las que son la propiedad del Estado. Saben con análisis de clase que el Estado puede literalmente dar kilómetros y kilómetros de territorio que no pueda hacer el sector privado.
Los americanos, al contrario, lo que saben es como agarrar la superficie del territorio, es decir, la parte que está en el sector privado, pero que recién están entrando al tema, después de haberse evidentemente preparado porque Trump no ha improvisado todo lo que está haciendo. Y que usted notará que él no dice que quiere tomar territorio de un país, él dice quiero la propiedad, que es distinto.
¿No es la misma bestia con dos cabezas distintas?
Quiere decir que ‘yo no quiero la soberanía, quiero el derecho de propiedad’ para sacar lo que sea comercialmente necesario, cosa que lo que tenemos que hacer nosotros es tomar la ventaja comparativa de China, que sabe cómo administrar una concesión y por otro lado a los Estados Unidos, e indicarle que no es cuestión de hacer guerra, sino que no ha utilizado sus mejores instrumentos, que es el saber manejar la superficie. Me explico. Trump es un agente inmobiliario, es lo que sabe, es administrar superficie, de inmuebles. Y los chinos arrancan por conseguir una concesión de lo que viene en el subterráneo.
Un tema de visiones.
Es que son dos maneras de interpretar el poder. Como Marx. Porque Xi Jinping ya lo ha dicho muy claramente ¿No? Que él es un marxista modernizador. Él no se considera otra cosa que un marxista modernizador. Él lo que no confía es en el sector privado. Y Trump lo que no concilia es que puede ser el Estado que lo hace. Entonces, son dos visiones del capitalismo que existía en el Siglo XIX y que están renaciendo el día de hoy porque una serie de a recursos naturales, que nosotros creíamos que no se agotaban, se están agotando.

¿El Perú, como economía puramente extractivista, tiene algún margen de maniobra ante una eventual presión por parte de la administración de Trump en función a nuevos aranceles? Y segunda pregunta, ¿Hemos tomado una buena decisión con el puerto de Chancay?
Comencemos con la última. Lo que ocurre es que la manera como hemos tratado con los chinos ha sido en base a justamente su preferencia de tratar con concesiones de Estado de Estado. Entonces, lo que ocurre es que a los Estados Unidos les preocupa que esa concesión que no está siendo hecha en términos internacionales, sino de gobierno a gobierno. Así, permite que se puedan utilizar con fines militares, mientras que si fuera hecho, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), no es permisible lo militar entrando en lo económico.
Entonces, lo que hay que hacer como peruanos, es decir, vamos a seguir hablando con los chinos, pero estemos claros que gobierno a gobierno es un abuso y permite secretos que ni los Estados Unidos ni Occidente van a aceptar. Una vez que eso está claro, ya podemos tener la relación con los dos porque hay un marco legal para el acuerdo de privado a privado, pero no hay un marco legal para el acuerdo de gobierno a gobierno.
Pero, ¿estamos en posición de decirle a China qué vamos a hacer con nuestro acuerdo? ¿De qué lado está la mesa inclinada?
Si el Perú no honra su palabra, se pierde. Entonces la idea es cómo entrar a una situación en la cual se le dice a los chinos miren, por lo menos usted no le interesa la cosa militar, pero nosotros los peruanos sí hemos hecho un diagnóstico. Y es que ese diagnóstico es que tenemos que estar dentro del orden de la OMC, que no permite acuerdos secretos de gobierno a gobierno.
Le explico la cosa siguiente. Un acuerdo de gobierno a gobierno significa que no hay una licitación. Cuando es gobierno a gobierno quiere decir entra el Estado, entra el gobierno que sea, sea francés o chino, y sea para un satélite o una mina, es la misma cosa: vamos a hacer este proyecto. Va a ser 2.000 millones de dólares o lo que sea. Muy bien. Pero queremos que sea bueno. Entonces confiémolos a nuestros ingenieros, pero después de hacer una licitación entre chinos o franceses, con lo cual dejó de ser competencia, porque ya es de gobierno a gobierno.
Y claro, lo que antes tenían los americanos era el marco de la OMC, en el cual, cuando hay una licitación, es entre todos los países, y no de un país al otro, porque los países desarrollados están organizados para promover a su industria. Por consiguiente, ninguna licitación hecha por un consultor exterior -y eso mismo va para los brasileños- es confiable. Así de sencillo.
¿Y qué hacemos con el contraataque norteamericano? Ya sea que nos digan, por ejemplo, ‘¿Sabes qué? Vamos a imponer aranceles a todos los países que tengan una cercanía demasiado estrecha a nivel comercial con China’.
Yo creo que si nos sentamos y la pensamos bien y la encuadramos [la presión] dentro de las normas que han suscrito tanto los Estados Unidos como el Perú, que está en la OMC, que se llaman también Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio Internacional... en ese momento, vamos a encontrar coincidencias. Es una característica del presidente Trump. Él no arranca suavecito, arranca poniendo varias fichas sobre la mesa. Cosa que hay que acostumbrarse a que es un estilo nuevo. Y lo que nosotros tenemos que hacer es demostrar a los Estados Unidos que no somos un país cualquiera, pues tenemos las condiciones, por ejemplo portuarias, que no tienen ningún otro país en América. Pero no solamente en América Latina, sino desde Alaska.

Bueno, el presidente Trump ya nos ha insinuado que, como hemisferio sur, no somos importantes.
Lo que también hay que darse cuenta es que, al igual que un presidente peruano, él está jugando a favor de su electorado y que el daño que le hace al mundo con eso es que ha renunciado a su liderazgo del mundo libre. Entonces el mundo se va a partir en dos, pero de otra manera que hasta ahora no sabemos cómo va a terminar.
En el Siglo XIX, cuando comienza la revolución industrial, la producción en serie lo cambia todo. Todo el resto, que lo técnico, que la inteligencia artificial. Esos son los hijitos de la Revolución Industrial. ¿Qué es la Revolución Industrial? Es cuando pasamos de la artesanía, en los tiempos de Jesucristo, hasta 1948, cuando comenzaron los países industriales a crecer muchísimo más que el resto y han dominado por 60 años.
Y ahora ha venido China y ha dicho: “Oye, me equivoqué con Stalin, me equivoqué pensando que el Estado podía hacerlo necesariamente todo. Y admito que la competencia y la formación de capital es correcta, pero no desordenada.” Lo dice Xi Jinping, hay que leerlo con precisión. Él dice: se trata de hacerlo ordenadamente, no el capitalismo desordenado de los Estados Unidos, y a su sistema lo llama ‘el sistema de conocimiento’. Ah, el sistema de conocimiento directo. En otras palabras, yo voy a hacer, dice Xi Jinping, no lo que me dice un antiguo filósofo. Si bien yo tengo una orientación, voy a hacer lo que me dice la realidad y lo que veo.
No parece una posición muy auspiciosa la que nos queda. Al menos, no desde Pekín.
Por ejemplo, esto no lo ha dicho [Xi Jinping], pero estoy seguro de que lo ha hecho: ‘En el Perú, las decisiones para la concesión de tierras las toma el Estado. ¿Entonces, por qué voy a hablar con los privados? Como dijo Lenin, meto un hueso y atraca’. Entonces, lo que está haciendo Trump, es decir, yo tengo otra manera de ver las cosas. Y lo que estoy diciendo yo es que hay que darse cuenta que eso es la misma historia del Siglo 19, solamente que los actores han cambiado.
El presidente chino ha logrado crear una forma de constituir capital completamente distinta. Ellos no van al mercado de dinero. Ellos crean especificaciones sobre lo que creen estratégico. Es el potencial de una mina, como Las Bambas, y lo calculan de A a Z hasta decir: qué pasa cuando este litio se vuelve una batería, qué pasa cuando ese cobre se vuelve un conductor de energía, que es una cosa que no saben los rusos porque su energía, petróleo, gas, etcétera pasa por un tubo, mientras que la energía limpia pasa por un alambre.
Y el Perú es el país de los alambres, por el cual con Chile producimos el 48% del cobre exportable. Esto ya lo han visto los americanos, que recién están despertando, pero sucede que no les gusta el Estado y por eso están cancelando el Ministerio de Educación, están cerrando USAID, etc, por ese sector privado que va a entrar.
