
Mario Vargas Llosa es una de las plumas vivientes más destacadas de la literatura contemporánea, cuya obra ha trascendido múltiples géneros y disciplinas. Desde sus primeros pasos en la narrativa hasta su incursión en el teatro, la crítica literaria, el ensayo y la política, el Nóbel peruano ha dejado una huella profunda en la cultura latinoamericana y mundial.
Su versatilidad como escritor y pensador le ha permitido explorar diversas facetas. Cada una ha reflejado su visión crítica de la sociedad, la política y el arte. Este artículo se adentrará en los seis rostros más representativos de su obra y explorará cómo estas contribuyen a la complejidad de su legado intelectual y literario.
Novelista
Mario Vargas Llosa es reconocido mundialmente como uno de los más grandes novelistas de la literatura contemporánea en español. Su obra narrativa abarca temas políticos, sociales y humanos, lo cual refleja la complejidad de la realidad latinoamericana.
Su primera gran novela, La ciudad y los perros (1963), revela la violencia y el autoritarismo en el ámbito de una academia militar en Lima. Esta obra catapultó su carrera literaria.
En tanto, Conversación en La Catedral (1969) explora las profundidades de la política peruana, la corrupción del poder y la impunidad.
Su crítica hacia la burocracia y las instituciones, se refleja, en un tono satírico, en Pantaleón y las visitadoras (1973). Esta obra también destaca como una reflexión sobre la moralidad y la hipocresía en la sociedad peruana.
Con títulos como La casa verde (1966) y La Fiesta Ajena (1995), Vargas Llosa muestra su capacidad para mezclar narrativas complejas y múltiples voces, siempre comprometido con una crítica hacia los vicios de la sociedad: la violencia, la diferencia de clases, el caos, entre otros.

Cuentista
Aunque su faceta más conocida es la novela, Vargas Llosa también ha cultivado el arte del cuento. En colecciones como Los jefes (1959), se muestra una visión aguda sobre los temas del poder y la autoridad, donde sus relatos analizan el mundo de las jerarquías sociales y militares.
En sus cuentos, se percibe una tensión entre lo individual y lo colectivo, y una constante reflexión sobre las decisiones morales de los personajes. Las historias breves de Vargas Llosa exploran los dilemas humanos más universales, desde el amor y la traición hasta la violencia y el desarraigo.
Dramaturgo
Vargas Llosa ha explorado también el teatro. En obras como La señorita de Tacna (1981), se aborda la lucha entre la tradición y la modernidad, un tema recurrente en su obra literaria.
A través del teatro, el autor busca ahondar en los conflictos sociales y políticos, con un estilo enérgico y directo. El loco de los balcones (1993) es otra de sus piezas teatrales, que reflexiona sobre las tensiones familiares y la alienación social.
En el teatro, Vargas Llosa muestra su habilidad para crear personajes complejos que enfrentan dilemas éticos y existenciales. En ellos, destaca las contradicciones humanas a través del diálogo y la acción, con una mirada crítica hacia las instituciones y las normas sociales de la sociedad.

Crítico Literario
La crítica literaria ha sido una de las facetas menos conocidas de Vargas Llosa, pero no menos importante. A lo largo de su vida, ha escrito extensos ensayos sobre temas literarios y políticos, siempre con un enfoque analítico y profundo.
Su obra La orgía perpetua (1975), dedicada al análisis de Madame Bovary de Flaubert, refleja su profundo conocimiento de la narrativa europea y su capacidad para desentrañar las capas subyacentes de los textos.
También ha escrito sobre otros autores influyentes, como William Faulkner, Gabriel García Márquez y Mario Benedetti, entre otros. No obstante, ha mostrado especial interés por la obra de Jorge Luis Borges. Muestra de ello es su libro Medio siglo con Borges (2020), una colección de artículos, reseñas y notas del escritor argentino.
Como crítico, Vargas Llosa se ha destacado por su estilo incisivo, que no solo evalúa la técnica literaria, sino que también ofrece una reflexión sobre el impacto cultural y social de las obras.

Ensayista
Como ensayista, Vargas Llosa ha abordado una amplia gama de temas, desde la política y la cultura hasta la identidad latinoamericana.
En su ensayo La tentación totalitaria (1990), analiza las amenazas de los regímenes totalitarios en el siglo XX, defendiendo la libertad individual y la democracia. También ha reflexionado sobre el papel del escritor en la sociedad, el papel del arte y la función de la literatura en la configuración de la conciencia colectiva.
En El idioma de los argentinos (1999), examina la lengua como un vehículo de identidad y cultura, y cómo los diferentes contextos sociopolíticos influyen en el uso del lenguaje. Su obra ensayística es fundamental para entender su visión sobre los problemas sociales y políticos, siendo una extensión de sus intereses literarios en el análisis de las realidades de América Latina.
Político
La faceta política de Vargas Llosa ha sido una de las más polémicas y discutidas. A lo largo de su vida, ha mantenido una postura firme a favor de la democracia, el libre mercado y la defensa de los derechos humanos.
En 1990, fue candidato a la presidencia de Perú por el movimiento Cambio 90, pero su propuesta liberal fue rechazada por el electorado.
A pesar de esto, ha continuado influyendo en la política peruana a través de columnas periodísticas y declaraciones a los medios televisivos. Asimismo, ha anunciado su postura en momentos clave de las últimas elecciones presidenciales en el país.
Fuera del ámbito peruano, Vargas Llosa ha criticado decididamente a regímenes de izquierda y de derecha que coartan las libertades individuales, siempre abogando por un orden político basado en principios democráticos y liberales.
Un aspecto interesante de La guerra del fin del mundo (2000) es que, aunque principalmente una novela histórica, refleja su visión de la política en términos de ideologías que luchan por el poder.