Cientos de animales de granja han muerto en las últimas lluvias

En este escenario de dolor y reconstrucción, hay víctimas invisibles: cientos de animales de granja, han sido arrastrados por el lodo y las piedras, sin que sus muertes sean siquiera mencionadas

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Animales afectados por las intensas
Animales afectados por las intensas lluvias en Perú. Grok

En los últimos días, las lluvias y deslizamientos en la sierra de Lima han dejado un saldo devastador. Viviendas destruidas, caminos bloqueados, familias damnificadas. La prensa ha cubierto ampliamente la tragedia, mostrando la angustia de quienes lo han perdido todo. Pero en este escenario de dolor y reconstrucción, hay víctimas invisibles: cientos de animales de granja, han sido arrastrados por el lodo y las piedras, sin que sus muertes sean siquiera mencionadas.

Cerdos y pollos, criados en condiciones precarias en granjas informales, murieron ahogados o sepultados. Para sus dueños solo eran pérdidas económicas. Pero pensando de una manera más compasiva, ellos eran animales, eran individuos que también querían disfrutar de sus vidas, sin embargo, en el corto tiempo que se les permitió vivir en una granja, conocieron poco más que el hacinamiento, el miedo y la explotación. La indiferencia con la que han sido ignorados por los medios es un reflejo de cómo la sociedad normaliza su sufrimiento y los ve únicamente como productos o como algo que se convertirá en un sandwich o un plato de comida.

Esta situación tan penosa nos obliga a cuestionar la forma en que nos relacionamos con los animales y la fragilidad de un sistema basado en su explotación. Si bien el daño humano es innegable y doloroso, también es necesario abrir el debate sobre alternativas económicas en poblados con escasos recursos y que no impliquen criar y matar animales para subsistir. ¿Cómo podemos apoyar a estas comunidades a desarrollar otras formas de vivir más sostenibles y éticas? La agricultura ecológica, la producción de granos, frutas y vegetales, el trabajo en artesanías, textiles y otras actividades pueden ser caminos viables que, con el apoyo adecuado, podrían reemplazar la dependencia de la ganadería.

La idea no es descabellada. En mis investigaciones en granjas informales en la periferia de Lima, muchos criadores me han confirmado que el mismo SENASA y empresas grandes de embutidos, los visitan regularmente para darles orientación; entonces, es factible que otra institución del Estado o empresas grandes de otros rubros, los puedan orientar o capacitar para que desarrollen otras actividades económicas.

Evitar el consumo de animales es una de las acciones más directas que podemos tomar para evitar este ciclo de sufrimiento. No solo por los animales, sino también por el impacto ambiental que genera la ganadería y la vulnerabilidad que crea en comunidades de bajos recursos. Apostemos por modelos productivos más justos, donde no sea necesario utilizar animales.

Gerardo Berdejo es el presidente
Gerardo Berdejo es el presidente del Proyecto Libertad.