¿Qué significa vivir sin agua en el Perú?

Al 2023, 1.8 millones de personas sin acceso al agua viven en zonas urbanas y 800 mil en zonas periurbanas de Lima Metropolitana

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Lima Metropolitana no se encuentra
Lima Metropolitana no se encuentra dentro de la lista de ciudades donde se tomaran acciones de urgencia por crisis hídrica - crédito Andina

En el Perú, más de 3 millones de personas aún no tienen acceso al agua. Esto no es solo una cifra: es una realidad que afecta la salud, la educación, el empleo y las oportunidades de miles de familias, sobre todo en zonas periurbanas y rurales.

En un hogar sin acceso al agua potable, los más pequeños son los más vulnerables: pueden sufrir diarrea, neumonía, anemia y desnutrición desde sus primeros días. A medida que crecen, no solo están expuestos a infecciones y hepatitis, muchas veces deben dejar de estudiar o jugar para salir a buscar agua. Detrás de ellos suelen estar las madres, quienes caminan largas distancias cargando baldes, incluso embarazadas. Esta situación les impide trabajar, cuidar su salud y acompañar a su familia. En zonas tropicales, el riesgo de enfermedades como el dengue y malaria también aumenta para todos.

Además, existe un círculo vicioso entre la pobreza y falta de acceso al agua. Las personas con menos recursos suelen habitar en zonas sin servicios básicos. Y al no tener agua en casa, gastan más tiempo y dinero en conseguirla, lo que las vuelve más vulnerables y limita su progreso. Al 2023, 1.8 millones de personas sin acceso al agua viven en zonas urbanas y 800 mil en zonas periurbanas de Lima Metropolitana.

A esto se suma una gran desigualdad en el consumo: mientras una persona en zonas periurbanas consume 40 litros al día (por debajo del mínimo aceptable de 50 litros), quienes viven en distritos de mayores ingresos consumen más de 200 litros diarios. La OMS recomienda 100 litros por persona al día para cubrir necesidades básicas.

Llama la atención que, aun teniendo acceso al agua, muchos desconocen cuánto consumen. Una encuesta de la Sunass en Arequipa reveló que solo el 11 % decía saberlo, pero en realidad solo el 5 % tenía una idea precisa. En Lima Metropolitana, entre el 38 % y 45 % del agua del hogar se usa en la ducha.

Frente a esta realidad, no basta con exigir más inversión —aunque la brecha en agua y saneamiento es de S/ 120 mil millones—. También es crucial hacer un uso responsable del servicio y promover el reúso. Además, debemos reducir el agua no facturada, que representa el 37% de la producción nacional (en regiones del norte como Piura y Tumbes supera el 60%).

Vivir sin agua no puede ser una opción en pleno siglo XXI. Desde la Sunass, creemos que el cambio requiere compromiso, eficiencia en la gestión y participación ciudadana. El acceso al agua es un derecho y garantizarlo es tarea de todos.