
Mario Nadir Gilvonio Saez, un joven de 18 años proveniente de Villa El Salvador, ha alcanzado un logro académico impresionante que lo coloca en el mapa de la excelencia internacional. Este brillante estudiante, quien además ocupó el segundo puesto en el cómputo general del examen de admisión de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) 2024, ha sido becado para estudiar en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en los Estados Unidos.
A lo largo de su corta pero destacada carrera académica, Mario ha sido reconocido por su excepcional habilidad en las ciencias, matemáticas, física y astronomía. Su historia de superación personal ha sido un motor de inspiración para muchos jóvenes peruanos que sueñan con alcanzar metas similares. Con medallas a nivel nacional e internacional en más de 200 competencias científicas, este joven prodigio ha demostrado que el talento peruano tiene un gran potencial para brillar en el escenario mundial.
En sus redes sociales, la reconocida ingeniera peruana Aracely Quispe Neira, quien destaca por ser la primera latina en comandar tres misiones en la NASA, celebró el triunfo del joven: “¡Orgullo y ejemplo! Mario Gilvonio, tu talento y esfuerzo te han llevado a una de las mejores universidades del mundo. Ser becado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) por mérito propio es un logro que inspira y motiva a toda una generación. ¡Felicitaciones por demostrar que los sueños se alcanzan con dedicación! Mi reconocimiento también al Massachusetts Institute of Technology (MIT) por seguir abriendo puertas y apostando por el talento latinoamericano”.
Su camino hacia el MIT: un ejemplo de perseverancia

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) es reconocido como una de las universidades más prestigiosas del mundo, especialmente en las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Para Mario Gilvonio, lograr ser aceptado en esta institución es el resultado de años de dedicación y sacrificio. Desde muy joven, demostró un amor por la ciencia y las matemáticas que lo distinguió entre sus compañeros.
El joven peruano no solo brilló en las aulas; sobresalió en las competencias internacionales. Con más de 150 medallas a nivel nacional y más de 50 en competencias internacionales, su nombre comenzó a hacerse conocido en los círculos académicos más prestigiosos. Su éxito en la UNI, donde logró el segundo puesto en el examen de admisión 2024, fue solo un peldaño más en su camino hacia metas aún mayores.
Cabe resaltar que el sueño de Mario Gilvonio de estudiar en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) comenzó mucho antes de que fuera una realidad. Desde joven, Mario expresó su deseo de ingresar a esta prestigiosa universidad estadounidense, un objetivo que parecía lejano pero que siempre estuvo presente en su mente. En varias entrevistas, el joven peruano había comentado que su meta era no solo estudiar en el Perú, sino también contribuir al desarrollo científico global, y el MIT representaba la plataforma ideal para hacerlo.
Superación personal y el apoyo incondicional de su familia

El origen humilde de Mario Gilvonio Saez no ha sido un obstáculo para alcanzar sus sueños. Hijo único de una pareja de trabajadores de una tapicería en Villa El Salvador, Mario creció en un ambiente donde la lucha diaria por salir adelante se convirtió en una constante. A pesar de las dificultades económicas, sus padres, Mario y Jenny, siempre han sido su mayor apoyo, brindándole todo lo necesario para que pudiera desarrollarse como el gran estudiante que es hoy.
Desde pequeño, sus padres le inculcaron la importancia de la educación como el camino hacia el progreso. Jenny, su madre, fue quien le regaló el libro “Cosmos” de Carl Sagan, el cual despertó en él una profunda fascinación por la astronomía y las ciencias. El apoyo de sus padres ha sido clave para que Mario se mantenga motivado y siga luchando por sus sueños. A pesar de sus trabajos arduos en la tapicería, siempre buscaron las mejores oportunidades para su hijo, y su esfuerzo ha dado frutos.
Mario, por su parte, reconoce el sacrificio de sus padres y se siente profundamente agradecido por su respaldo constante. “Gracias a ellos, pude estar en el colegio Prolog, que me preparó para lo que soy ahora”, expresó. Este agradecimiento hacia su familia refleja la importancia que tiene el apoyo familiar en la vida de cualquier joven que aspire a grandes metas.