
El escudo nacional es uno de los símbolos patrios a los que los peruanos les deben respeto. Eso se lo hizo saber hace unos días el Tribunal Constitucional al Banco Central de Reserva, a quien ordenó que corrigiera la versión que imprimió en un lote billetes y monedas debido a un error. Y es que, según dicta la ley peruana, los símbolos patrios no se pueden cambiar ni modificar.
Precisamente hablando del Escudo Nacional, no son muchas las personas que conocen a su creador intelectual. Su nombre era José Gregorio Fernández de Paredes y Ayala y su visión ayudó a forjar uno de los símbolos más importantes del país, una imagen que hasta hoy representa la identidad nacional. Fue un hombre adelantado a su tiempo, un intelectual versátil cuya obra sigue vigente. Y esta es su historia.
Origen

Nacido en Lima en 1768, José Gregorio Fernández de Paredes y Ayala fue un hombre de ciencia y letras, con una mente inquieta y un compromiso inquebrantable con el conocimiento.
Su formación académica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos le permitió destacarse en diversas disciplinas, particularmente en la medicina y la astronomía. Desde joven demostró un talento excepcional para las matemáticas, lo que le permitió realizar importantes estudios astronómicos que fueron reconocidos dentro y fuera del Perú.
Durante el periodo virreinal, Paredes tuvo la oportunidad de ampliar sus conocimientos en Europa, donde entró en contacto con los avances científicos y filosóficos de la Ilustración. Este viaje le permitió adquirir una visión más amplia sobre el papel de la ciencia en la sociedad y la importancia de su aplicación para el progreso de una nación.
Al regresar al Perú, se convirtió en un ferviente defensor de la educación y la investigación, promoviendo la modernización del conocimiento en su país natal.
También en la política

Pero su legado no solo se limitó a la ciencia. Paredes también tuvo una participación crucial en la historia política del Perú. En 1822, fue elegido diputado del primer Congreso Constituyente, donde colaboró activamente en la construcción de las bases legales y políticas de la naciente república.
Fue en este contexto que desempeñó un papel fundamental en la creación del Escudo Nacional, el símbolo patrio que hasta hoy representa la soberanía y la identidad del Perú.
Se le atribuye la idea original del diseño del escudo, que fue finalmente aprobado en 1825. Su concepto buscó representar la riqueza natural del país a través de la vicuña, el árbol de la quina y la cornucopia derramando monedas de oro.
Estos elementos no solo aludían a los recursos materiales del Perú, sino también a su fortaleza y diversidad. Aunque con el tiempo el escudo ha sufrido algunas modificaciones, la esencia de su diseño original se ha mantenido, reflejando la visión de Paredes sobre la nación peruana.
Amante de la astronomía

Su influencia también se hizo sentir en el campo educativo. Fue uno de los impulsores de la reforma universitaria en San Marcos, abogando por una enseñanza más moderna y enfocada en la ciencia. Su interés por la astronomía lo llevó a participar en estudios sobre los eclipses y el movimiento de los astros, contribuyendo al desarrollo del conocimiento astronómico en el Perú.
Pese a su relevancia en la historia del país, su figura ha permanecido en gran parte olvidada. Su nombre no resuena con la misma fuerza que otros próceres de la independencia, a pesar de que su legado es fundamental para entender la construcción de la identidad nacional peruana. Sin embargo, en los últimos años ha habido un renovado interés por rescatar su memoria y darle el reconocimiento que merece.
Legado inmortal

José Gregorio Fernández de Paredes y Ayala falleció en 1839, dejando tras de sí una obra multifacética que abarcó la ciencia, la educación y la política. Su vida fue un testimonio del poder del conocimiento y la importancia de su aplicación para la construcción de una nación libre y soberana.
Hoy, su legado sigue vigente en cada estudiante que busca la verdad en las aulas de San Marcos, en cada político que trabaja por el bien común y en cada ciudadano que mira con orgullo el escudo nacional, sin saber que tras su creación estuvo la mente brillante de un hombre que dedicó su vida al progreso del Perú.