
A simple vista, un parque limeño es solo un espacio verde que permite distraernos de las calles asfaltadas y el ruido de los vehículos. Sin embargo, si prestamos atención a lo que se mueve en la hierba o lo que recorre los tallos de las plantas y árboles, notaremos una gran diversidad de vida desarrollándose a nuestro alrededor.
En 2023, un equipo liderado por Héctor Aponte, docente investigador de la Universidad Científica del Sur, comenzó un minucioso estudio en cuatro parques del distrito de Miraflores. ¿Su objetivo? Tomar la mayor muestra posible de insectos.
Para ello, instalaron distintos tipos de trampa en árboles, arbustos y el suelo. Cada insecto atrapado fue analizado y clasificado en un laboratorio especializado.
Ahora, los resultados de la investigación, publicados en enero del 2025, revelan la existencia de 191 especies de insectos tan solo en esos cuatro parques, lo que bien podría ser un indicio de una inmensa y desconocida biodiversidad en la capital peruana.
Las especies estaban agrupadas en 12 familias. Entre ellas, Diptera (moscas, mosquitos y similares), Lepidíptera (mariposas y polillas) e Hymenoptera (avispas, abejas y hormigas), fueron las que tenían mayor presencia de individuos.

Uno de los hallazgos más importantes del equipo fue que las poblaciones de insectos no se parecían mucho entre parques.
“Esto puede deberse a la presencia de especies vegetales diferentes (en cada parque), también microclimas ligeramente distintos. Incluso podría estar relacionado a la luminosidad de cada lugar o alguna otra variable que todavía no hemos logrado evaluar”, explica Aponte a Infobae Perú.
La cantidad y diversidad de insectos fue más abundante en verano, lo cual, según los autores, al aceleramiento de la maduración de los individuos y a la mayor presencia de flora en la época cálida.
Impacto en la flora y en el clima
La importancia de este hallazgo va mucho más allá de ser un simple inventario de especies: la presencia de insectos es clave para la subsistencia de los parques y, por ende, para el clima de la ciudad.
Al desplazarse por los parques, los insectos transportan el polen de una planta a otra, lo cual permite la reproducción de las mismas.
“También hay algunos insectos detritívoros. Estos procesan la materia orgánica en descomposición, lo cual permite que las plantas capten los nutrientes”, señala Aponte.

“Al completarse este ciclo de nutrientes, las plantas continúan su crecimiento y capturan dióxido de carbono (CO2)”, agrega.
El exceso de CO2 en la atmósfera es el principal causante de la intensificación del efecto invernadero y el consiguiente calentamiento global que vivimos en la actualidad. En tanto, la reducción de este gas mejora la calidad del aire que respiramos.
Aponte también destaca la presencia de insectos que se alimentan de otros y cumplen así la función de control de plagas en parques y jardines. Esto permite aminorar los gastos que hacen las municipalidades en la mantención de las áreas verdes.
Los investigadores esperan que estos hallazgos sensibilicen a la ciudadanía y a los tomadores de decisiones sobre la gestión de los parques de Lima.
Ahora queda más claro que la eliminación de un parque significa la destrucción de un hábitat para cientos o miles de animales, entre insectos, arácnidos y aves. Al mismo tiempo, implica la pérdida de un proveedor natural de aire respirable para los vecinos.