
La cumbia peruana no solo enfrenta los escenarios y un público exigente, pues en el último tiempo también ha visto una creciente ola de violencia que pone en peligro la vida de sus integrantes.
Por ejemplo, Armonía 10, una de las agrupaciones más emblemáticas del género, ha sido víctima de atentados vinculados a la extorsión criminal que sigue desangrando al país. En el ataque ocurrido esta madrugada, dos sicarios abrieron fuego al bus que trasladaba a la agrupación en el distrito de San Juan de Lurigancho. Producto de este cobarde ataque, uno de sus vocalistas, Paul Flores (más conocido como Ruso) perdió la vida al ser impactado por dos balas.
Lamentablemente, estas amenazas contra la orquesta no eran nuevas, pues en más de una ocasión han recibido exigencias de pago a cambio de “protección”. Y tampoco eran los únicos en recibir este tipo de mensajes intimidatorios, pues desde hace ya algunos años, varias orquestas y cantantes.
Grupo 5: Entre el éxito y la amenaza

Grupo 5, otro referente de la cumbia peruana, también ha sido blanco de la delincuencia. En varias oportunidades, los integrantes han denunciado llamadas extorsivas en las que se les exige grandes sumas de dinero para evitar atentados durante sus presentaciones.
El 24 de diciembre de 2023, su sede en el distrito de Los Olivos fue atacada a balazos en plena madrugada. Aunque no hubo víctimas, el mensaje fue claro: la violencia acecha a los músicos. La banda ha reforzado su seguridad, pero la preocupación persiste en cada concierto.
Agua Marina: Un atentado en pleno show

Agua Marina, con más de 40 años de trayectoria, ha sufrido ataques que han puesto en peligro a sus integrantes y seguidores. En 2022, un concierto en Trujillo fue interrumpido por detonaciones que sembraron el caos entre el público.
Los organizadores confirmaron luego que el ataque fue un intento de extorsión, pues la agrupación había rechazado el pago de “cupos” a criminales. Este incidente no ha sido el único, ya que en otras ciudades han recibido amenazas similares, lo que ha obligado a extremar medidas de seguridad.
Caribeños de Guadalupe: Violencia en la carretera

Los Caribeños de Guadalupe han enfrentado la violencia directamente en sus giras. En 2021, mientras se dirigían a una presentación en el norte del país, su bus fue interceptado por delincuentes armados que dispararon contra el vehículo.
Aunque afortunadamente no hubo heridos, la banda quedó marcada por el temor. Meses después, volvieron a recibir amenazas para que cancelaran un evento en Lima. Estas acciones reflejan el nivel de organización que tienen los grupos criminales para controlar la industria musical en algunas regiones.
Corazón Serrano: Sobres con balas y mensajes de muerte

Corazón Serrano no ha estado exento de estos ataques. La agrupación piurana ha denunciado constantes intentos de extorsión, llegando incluso a recibir sobres con balas como advertencia.
En 2024, su bus donde se trasladan fue baleado de madrugada, lo que encendió las alarmas entre sus integrantes. Pese a estos episodios, han continuado con su carrera, aunque con estrictas medidas de seguridad para proteger a su equipo y seguidores.
Otros artistas afectados por la violencia

La violencia no solo ha golpeado a las orquestas de cumbia, sino también a otros artistas peruanos. En 2023, el cantante de salsa Josimar denunció haber recibido amenazas por negarse a pagar cupos a extorsionadores.
Asimismo, el folclorista William Luna reveló que su familia fue intimidada con ataques a su vivienda. Incluso figuras de la música urbana han sufrido agresiones, como es el caso de algunos exponentes del reguetón local, quienes han optado por cancelar eventos en zonas de alto riesgo.
La música seguirá sonando en el corazón del Perú, pero ahora lo hace bajo la sombra de la violencia. Las autoridades y la industria deben unir esfuerzos para garantizar que los escenarios sean lugares de alegría, y no de terror.