
Un entramado delictivo opera a plena luz del día en las estaciones de la Línea 1 del Metro de Lima, donde mafias han convertido el transporte público en un negocio ilícito que involucra reventa de pasajes, clonación de tarjetas y extorsión. Estas organizaciones han impuesto su dominio sobre ciertos puntos estratégicos de la red ferroviaria, llegando a utilizar la violencia para mantener su control. En los últimos meses, varios enfrentamientos entre estos grupos han dejado un saldo de muertos y heridos, evidenciando la gravedad del problema.
El semanario Hildebrandt en sus trece ha revelado que la presencia de estas mafias no solo perjudica a los pasajeros, sino que también representa una amenaza directa para la seguridad ciudadana. La venta ilegal de pasajes y la clonación de tarjetas han generado pérdidas millonarias para el Estado, mientras que los intentos por erradicar estas prácticas han sido recibidos con resistencia violenta.
Tarjetas clonadas y un fraude millonario
Uno de los casos más graves se reportó en 2023, cuando la Policía y la ATU realizaron una intervención en la estación La Cultura. Durante el operativo, detuvieron a Eusebio Magno Trejo Sánchez, un sujeto que portaba 15 tarjetas adulteradas, una de las cuales tenía un saldo de S/ 3′989,500. Esta cifra superaba ampliamente el límite permitido por el sistema, que es de S/ 100 por tarjeta.

Este hallazgo evidenció la magnitud del fraude. Las tarjetas clonadas son utilizadas para vender pasajes a precios inflados, obteniendo ganancias ilegales mientras el Estado, que subsidia el costo del servicio, asume las pérdidas. Solo en 2023 se realizaron 76 operativos en diversas estaciones, resultando en el decomiso de 959 tarjetas fraudulentas y la detención de 148 personas involucradas en esta actividad delictiva.
Mafias violentas: asesinatos y enfrentamientos por el control del negocio
El negocio ilegal de la reventa de pasajes no solo implica fraude, sino también violencia extrema. En agosto de 2023, Maryolin Elena Vásquez Tapia, de 29 años, fue asesinada de un disparo en la cabeza dentro de la estación Pirámide del Sol, en San Juan de Lurigancho. Su muerte desató un megaoperativo en todas las estaciones del Metro, pero cuando el caso dejó de ser noticia, las mafias retomaron el control del negocio.
Un año antes, en junio de 2022, Milagro Arando Laupa, una “tarjetera”, fue atacada a balazos en la espalda. Sobrevivió de milagro, y la sicaria responsable confesó que el atentado fue ordenado por Víctor Criado Zanelly, alias “Negro Víctor”, un delincuente de La Victoria. Criado fue capturado a finales de 2024 y se encuentra recluido en el penal Castro Castro, aunque se sospecha que sigue operando desde la prisión.

El 17 de enero de 2025, un sicario disparó en el cuello a un menor de 17 años identificado como M.S.A.L. en la estación La Cultura. Según la Policía, la víctima también se dedicaba a la reventa de pasajes. Días después, el 22 de enero, un explosivo casero fue dejado en la puerta del penal Castro Castro con un mensaje amenazante contra Criado, acusándolo de ordenar asesinatos desde la cárcel.
Grupos de matones han sido captados en video cobrando cupos a los “salderos” de diversas estaciones, identificándose como enviados del “Negro Víctor”. La Policía investiga si su banda ha extendido su influencia a Surco y si está vinculada al asesinato de Carlos Caycho en la estación Jorge Chávez, en febrero de 2025. “Estamos determinando si hay conexión entre estos casos y qué organización criminal domina en cada zona”, señaló una fuente de la División de Homicidios.
Extorsiones y control territorial: estaciones tomadas por mafias
El Metro de Lima ha dejado de ser un simple servicio de transporte para convertirse en un territorio en disputa. Según información obtenida por el semanario Hildebrandt en sus trece, diversas organizaciones criminales han tomado el control de las estaciones más concurridas, exigiendo pagos a los “salderos” y comerciantes informales para dejarlos operar.

El cobro de cupos se ha vuelto común en estaciones como La Cultura, Pirámide del Sol y Bayóvar. Los vendedores informales deben pagar montos diarios a mafias que patrullan las instalaciones y que amenazan a quienes se niegan a colaborar. En muchos casos, los cobradores son menores de edad reclutados por las organizaciones criminales para evadir el radar de las autoridades.
Además de las extorsiones, estas mafias han implementado un sistema de castigos para quienes no acatan sus normas. Los ajustes de cuentas incluyen golpizas, amenazas de muerte y, en los casos más extremos, asesinatos selectivos. La situación ha generado un clima de miedo entre los trabajadores informales y pasajeros, quienes temen represalias por denunciar estos delitos.
Investigaciones en curso y lucha contra la corrupción
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), la ATU y la Policía Nacional del Perú han intensificado sus esfuerzos para desmantelar estas redes criminales. En los últimos meses, se han realizado operativos sorpresa en varias estaciones, logrando decomisar tarjetas clonadas y detener a miembros de estas mafias. Sin embargo, la corrupción dentro del sistema sigue siendo un obstáculo.
Fuentes policiales han señalado que algunos trabajadores del Metro de Lima estarían involucrados en la filtración de información sobre operativos, permitiendo que los delincuentes eviten ser capturados. La ATU ha anunciado medidas más estrictas, incluyendo el uso de tarjetas personalizadas vinculadas al DNI y un mayor control en los accesos al servicio.
El Semanario de Hildebrandt intentó comunicarse con la concesionaria del Metro, Unna Infraestructura, para conocer las medidas adoptadas para reforzar la seguridad de las tarjetas, pero la empresa se negó a participar en el reportaje.