De los Uros a Venecia: la totora y su rol clave en la arquitectura peruana, entre tradición, innovación y sostenibilidad

La exposición “Andamio Viviente” pone en valor el conocimiento ancestral de los constructores andinos, explorando su relación con la arquitectura sostenible

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Uso ancestral en la construcción,
Uso ancestral en la construcción, navegación y vida cotidiana en Sudamérica, con especial énfasis en las culturas Mochica y Chimú. (Créditos: Eric Fattini)

Desde tiempos prehispánicos, la totora es un recurso esencial en las comunidades que habitaron las zonas costeras y lacustres de Sudamérica. Su uso en la construcción, la navegación y la vida cotidiana se remonta a milenios atrás. En el antiguo Perú, las culturas Mochica y Chimú desarrollaron un vínculo con esta planta, transformándola en el material principal de sus embarcaciones y viviendas.

Las civilizaciones andinas aprovecharon la totora no solo por su abundancia en humedales y lagunas, sino también por su resistencia y flexibilidad. Las islas flotantes de los Uros en el lago Titicaca son un testimonio de su durabilidad, al igual que las embarcaciones que los pueblos costeros moldearon con esta fibra vegetal para dominar el océano. Esta tradición de construcción con materiales naturales ha trascendido generaciones y continúa vigente en diversas regiones del país.

Una embarcación construida con técnicas de los antiguos peruanos y materiales naturales se convierte en el eje central de la representación peruana en la XIX Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia. La balsa de totora, pieza clave de la exposición “Andamio Viviente”.

El proyecto será dirigido por los arquitectos Alex Hudtwalcker, Sebastián Cillóniz y Gianfranco Morales, junto con el historiador José Ignacio Beteta y revive la historia de una balsa de totora que en 1988 emprendió una travesía por el océano Pacífico con destino a Sudamérica y la Polinesia.

La expedición partió de la costa peruana, al sur de Lima, y navegó durante 54 días. Esta embarcación no solo demostró la viabilidad de los métodos de construcción ancestrales, sino también la capacidad de estas estructuras para resistir las condiciones marítimas. La balsa, elaborada con totora, madera y cuerdas de cáñamo, fue construida por artesanos aymaras, quienes aplicaron técnicas transmitidas de generación en generación.

Construcción con técnicas ancestrales

Un ejemplo de la durabilidad
Un ejemplo de la durabilidad y sostenibilidad de la totora como material de construcción. (Fotos: Equipo Curatorial)

En su elaboración participaron ocho artesanos aymaras que, durante varias semanas, dieron forma a una embarcación de 20 metros de largo y 10 toneladas de peso. Para sostener la estructura durante el ensamblaje, fue necesario construir un andamio de madera, lo que inspiró el nombre de la exposición.

Este método constructivo encuentra un paralelo con las islas flotantes de los Uros en el lago Titicaca, donde la totora es el material base. Los curadores de la exposición destacan este conocimiento como un sistema arquitectónico cíclico, adaptable y en constante renovación. Tanto la balsa como las islas requieren estructuras auxiliares para mantenerse estables, lo que refuerza la relación entre el pasado y el presente en la construcción con materiales naturales.

El Pabellón Peruano en la Bienal de Venecia fue diseñado para que los visitantes experimenten de cerca la construcción con totora. La instalación, ubicada en el Arsenale, busca recrear la forma en que los artesanos aymaras ensamblaron la balsa en 1988. Además, establece una conexión con los métodos constructivos empleados en Venecia, una ciudad que también ha dependido de estructuras auxiliares para su desarrollo sobre el agua.

En el marco del evento, se aborda el tema de la “Inteligencia. Natural. Artificial. Colectiva”, planteado por el curador Carlo Ratti. La exposición peruana destaca cómo la inteligencia colectiva de las comunidades andinas ha permitido la preservación de estas técnicas a lo largo del tiempo.

El conocimiento ancestral y su relevancia contemporánea

Presentación del Pabellón Peruano con
Presentación del Pabellón Peruano con una balsa de totora construida con técnicas tradicionales. (Fotos: Equipo Curatorial)

La exposición no solo busca rescatar el valor cultural de la totora, sino también su potencial como material de construcción sostenible. Según la revista especializada, ArchDaily, “los sistemas de construcción con tierra pueden, en algunos casos, superar la durabilidad del hormigón contemporáneo”. Esta afirmación cobra especial relevancia en un contexto donde la arquitectura mundial busca soluciones más sostenibles y adaptadas a las condiciones climáticas actuales.

En otras exhibiciones de la Bienal, como los pabellones de Francia y Dinamarca, se exploran materiales reutilizados y técnicas tradicionales de construcción como parte de la discusión sobre el futuro de la arquitectura. En este sentido, el Pabellón Peruano se suma al debate con una propuesta que revalora los conocimientos ancestrales y su aplicabilidad en la actualidad.

Los caballitos de totora y su legado en la pesca

A lo largo de la costa peruana, la totora no solo ha sido utilizada en la construcción de viviendas y balsas, sino también en la elaboración de embarcaciones más pequeñas: los caballitos de totora. Estas estructuras, que datan de hace más de mil años, son fundamentales para la pesca en comunidades como Huanchaco, en la región de La Libertad.

Los mochicas y chimúes, reconocidos por su ingeniería y habilidad en la metalurgia, también desarrollaron técnicas avanzadas de navegación. Con los caballitos de totora, lograron optimizar la pesca artesanal, permitiendo el traslado de hasta 200 kilogramos de carga. La tradición de su fabricación se mantiene hasta la actualidad, y algunos pescadores continúan utilizándolos para su oficio.

Estas embarcaciones fueron incorporadas en competencias de surf y en el turismo, convirtiéndose en símbolos de identidad para las comunidades costeras. En reconocimiento a su valor cultural, los caballitos de totora han sido declarados Patrimonio Cultural del Perú.