Extorsión en Miraflores: el “sticker del delfín” señala a colectiveros en la avenida Arequipa para cobros criminales

Conductores que transitan por la avenida Arequipa denuncian que la banda “La Nueva G del Rímac” exige pagos diarios de hasta 20 soles. La negativa puede costarles la vida

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La banda "La Nueva G
La banda "La Nueva G del Rímac" ha impuesto un sistema de cobro obligatorio a colectiveros en la avenida Arequipa. (Composición: Infobae / Andina)

La extorsión en el transporte informal de Lima viene tomando una nueva dimensión con la aparición de un sistema de cobro impuesto por la organización criminal “La Nueva G del Rímac”. De acuerdo con una investigación periodística de Panorama, este grupo estableció un mecanismo de pago obligatorio para colectiveros que transitan por la avenida Arequipa, una de las principales vías de la capital peruana. Los conductores que recorren la ruta Alcázar - Paseo Colón deben pagar una tarifa diaria de 10 soles, mientras que aquellos que llegan hasta Miraflores tienen que entregar 20 soles.

La presencia de esta red de extorsión está generando un temor entre los conductores, quienes afirman que las represalias por negarse a pagar incluyen ataques violentos e incluso la muerte. En audios obtenidos por el dominical, se escucha a presuntos miembros de la banda amenazando con atentados y agresiones físicas. “Nosotros no estamos jugando”, se escucha en una de las grabaciones, en la que advierten a los transportistas sobre las consecuencias de no alinearse con sus exigencias.

Uno de los métodos empleados por la banda criminal para identificar a los conductores que cumplen con los pagos es la colocación de un sticker distintivo en la parte posterior de los vehículos. Este símbolo, conocido como el “sticker del delfín”, funciona como una marca visible para los extorsionadores y les permite reconocer a los colectiveros que ya han pagado el cupo. Aquellos que circulan sin este distintivo se convierten en blanco de amenazas y ataques.

“Si uno no está alineado con el delfín, ya se ha visto en estos últimos días que estos tipos no creen en nada y son capaces de matarnos”, relató un colectivero a Panorama. Esta práctica recuerda a los métodos utilizados en Trujillo durante la década de los 90, cuando las bandas criminales marcaban los vehículos para determinar su pertenencia a un grupo específico.

Las amenazas no se limitan al daño material. Conductores han denunciado haber recibido mensajes y audios donde los extorsionadores les advierten que, si no cumplen con el pago, serán atacados en sus paraderos habituales. “Sabemos que paran en el grifo, así que nosotros no nos tiembla la mano”, se escucha en uno de los audios difundidos por el programa periodístico.

Ataques y asesinatos en la avenida Arequipa

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El 27 de enero, un conductor que se negó a pagar el cupo fue baleado en la cuadra nueve de la avenida Arequipa. La investigación preliminar indica que este ataque estaría relacionado directamente con la organización criminal. Este no es un caso aislado. Otros colectiveros han sido víctimas de atentados similares, lo que refuerza la hipótesis de que la negativa a pagar el cupo extorsivo se castiga con violencia.

El 13 de febrero, en prolongación Tacna, otro conductor fue atacado a plena luz del día. Aunque logró sobrevivir, su vehículo recibió varios impactos de bala. “Lo que ellos están haciendo es matar a la gente. No es un asalto, no es que se lleven miles de soles, son pagos diarios de 10 o 20 soles. Pero sumando a todos los conductores, se convierte en dinero fácil”, declaró una fuente anónima.

Las autoridades identificaron a los posibles responsables de estos crímenes. Según la investigación, la banda conocida como “Nueva Generación de la Era Dorada” estaría detrás de estas acciones. Este grupo estaría compuesto por delincuentes con antecedentes, algunos provenientes de San Juan de Lurigancho y el Rímac, quienes habrían formado una estructura criminal dedicada a la extorsión de colectiveros.

El temor entre los conductores

Terror en la Av. Arequipa
Terror en la Av. Arequipa - América

La inseguridad llevó a muchos transportistas a pagar para evitar represalias. “No sabemos si vamos a regresar a casa con vida o si el carro va a aparecer baleado”, comentó un colectivero. La sensación de desprotección es generalizada, pues afirman que las autoridades no pueden garantizar su seguridad las 24 horas del día. “Por más que hagamos la denuncia, ellos siguen operando”, mencionó otro conductor.

A pesar de la presencia policial en algunos tramos de la avenida Arequipa, los extorsionadores continúan exigiendo pagos y enviando amenazas. La modalidad del sticker del delfín se ha extendido hasta Miraflores, evidenciando que la extorsión no tiene límites geográficos.

Mientras la situación persista, los conductores seguirán operando bajo una constante amenaza, con el temor de convertirse en la próxima víctima de una violencia que, hasta el momento, no ha encontrado freno.