
En las últimas semanas, el mundo entero ha seguido de cerca la evolución del estado de salud del papa Francisco, quien fue internado en Roma debido a una neumonía bilateral. Este momento delicado ha suscitado una reflexión profunda sobre su papado, que ha sido marcado por un enfoque renovador en temas como la justicia social, los derechos humanos y su disposición a abordar problemáticas controversiales dentro de la Iglesia. Su liderazgo ha representado un llamado a la misericordia, al cambio y a la cercanía con los más vulnerables, lo que ha tenido un impacto significativo no solo en Roma, sino también en lugares como Perú.
Para el teólogo Juan Miguel Espinoza, coordinador de la Comisión de Fe y Cultura de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el Papa ha logrado abrir un espacio para una reforma interna en la Iglesia peruana, promoviendo la “sinodalidad”, proceso de comunión y participación en la toma de decisiones dentro de la Iglesia, y fomentando preocupaciones éticas y sociales, como el cuidado del medioambiente y la fraternidad en un mundo polarizado.

Polarización de la Iglesia peruana ante las reformas de Francisco
Espinoza destacó la recordada visita del papa Francisco en 2018, cuando aterrizó en Puerto Maldonado, un punto clave para las problemáticas sociales y medioambientales del país. En su visita, el Papa lanzó una invitación a la Iglesia: abrirse a desafíos, particularmente en temas como la crisis ambiental y una política al servicio de las personas. Esta visión ha sido recibida de diferentes maneras dentro de la Iglesia peruana: algunos sectores han abrazado las reformas, mientras que otros se mantienen más reacios a su implementación.
“Es una invitación a iglesia a abrirse a un mundo lleno de desafíos, Particularmente en la cuestión ambiental, pero también en una política que esté al servicio de las personas”, declaró el especialista a Infobae Perú.
Para Espinoza esta invitación del Papa ha tenido un impacto significativo en la Iglesia peruana. Espinoza explica que, por un lado, hay sectores dentro de la Iglesia que apoyan plenamente las reformas de Francisco, especialmente aquellos vinculados a la Teología de la Liberación, que promueven una mayor inclusión y un enfoque en las problemáticas sociales del país.

“Existen grupos que están dispuestos a acoger una Iglesia más inclusiva y preocupada por los problemas sociales. Esta perspectiva tiene raíces en la Teología de la Liberación, que tuvo un impacto importante en los años 70 y 80″, señaló Espinoza.
Sin embargo, también hay un sector más conservador que ha mostrado su resistencia a las propuestas del Papa, especialmente en lo relacionado con la redefinición de la familia y los temas de igualdad de género.
“Un sector de católicos, liderado por figuras visibles como el cardenal Cipriani, ha centrado su preocupación en la protección de la familia y los valores tradicionales, entendiendo la familia exclusivamente como una unión heterosexual entre un hombre y una mujer. Este sector ha mostrado resistencia a las agendas relacionadas con la igualdad de género. Además, estos grupos se han consolidado como un actor político relevante, representado actualmente en el Parlamento a través del Partido Renovación Popular”, señaló Espinoza.
Otro ejemplo de esta discrepancia fue la carta del obispo de Moyobamba, monseñor Pedro Rodríguez Ramos, quien se mostró en desacuerdo con la postura de la Doctrina de la Fe sobre la bendición de parejas del mismo sexo. Esta división refleja cómo las reformas de Francisco están siendo recibidas de manera desigual dentro de la Iglesia peruana.

Sanciones en el caso Sodalicio fueron “sin precedentes”
El papa Francisco adoptó medidas ante el escándalo del Sodalicio de Vida Cristiana, autorizando investigaciones canónicas que resultaron en la expulsión de Luis Fernando Figari, fundador del grupo religioso, y sanciones a otros miembros implicados. También implementó políticas para mejorar la transparencia, proteger a los menores y restaurar la credibilidad de la institución.
Según el experto, la respuesta de Francisco al caso fue más decidida a partir de 2018, cuando el Papa comenzó a implementar acciones mucho más firmes para hacer frente a estos crímenes dentro de la institución religiosa. “Su actitud frente al caso del Sodalicio ha evolucionado, especialmente a partir de 2018, cuando tomó mayor conciencia de la necesidad de implementar acciones más firmes”, comentó Espinoza.

“Ha tomado muy en serio el proceso de investigación y ha designado a personas competentes para llegar al fondo de la verdad. Además, las sanciones impuestas han sido sin precedentes. No solo se expulsaron a varios de los responsables de distintos abusos, sino que también se dispuso la disolución del Sodalicio y de todas las instituciones vinculadas a esta familia espiritual”, agregó.
El futuro de la Iglesia peruana luego de Francisco
El legado del papa Francisco en la Iglesia Católica peruana se percibe claramente en los nuevos liderazgos que ha impulsado en los últimos años. Juan Miguel Espinoza considera que estos cambios son fundamentales para que la Iglesia continúe jugando un papel proactivo en la resolución de los problemas sociales más urgentes del país, como la desigualdad económica, la protección del medio ambiente y la pérdida de confianza en la clase política.

“Tenemos un serio problema de desigualdad socioeconómica, que se conecta con la desprotección del medio ambiente y el desprestigio de la clase política”, señala el teólogo.
En este contexto, los obispos designados por Francisco han sido clave en el proceso de renovación dentro de la Iglesia. Espinoza cree que su papel es crucial no solo para renovar la estructura interna de la institución, sino también para contribuir activamente a los problemas que afectan a la sociedad peruana.
“La gran contribución de Francisco está en colocar liderazgos que pueden ayudar a que la Iglesia se renueve a sí misma y también a ser un actor que contribuya a la solución de los problemas que estamos viviendo”, afirma. La Iglesia peruana, según él, tiene la oportunidad de ser un puente para consensos en un país marcado por la polarización y la desigualdad.