
El turismo en el Perú continúa sin despegar. Durante el 2024, llegaron 3.2 millones de turistas internacionales, 29% más que en 2023. Sin embargo, aún estamos lejos de los más de 4 millones que nos visitaban antes de la pandemia. Mientras tanto, otros países de la región como Colombia y México ya superaron largamente sus niveles de 2019. Por ejemplo, en 2024, Colombia recibió 6.8 millones de visitantes extranjeros, 2 millones más que antes de la crisis sanitaria.
Para este año, el Estado tiene grandes expectativas para el turismo en el Perú: espera que el número de visitantes crezca 35% y, por fin, se superen las cifras prepandemia. Alcanzar esta meta no solo podría significar la recuperación de los más de 140 mil puestos de trabajo perdidos en el sector en los últimos cinco años, sino también la generación de US$1,600 millones adicionales en divisas (0.6% del PBI). No obstante, el estado crítico de nuestra infraestructura aeroportuaria pone en riesgo el logro de dicho objetivo.
El Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, principal punto de ingreso al país, es un ejemplo del deterioro de la infraestructura ocurrido en los últimos años. En 2019, ocupaba el puesto 47 en el ranking de mejores aeropuertos del mundo, según la calificadora internacional Skytrax. Hoy, ya ni siquiera figura entre los 100 primeros. En contraste, el Aeropuerto El Dorado de Bogotá avanzó del puesto 53 al 39, en línea con el buen desempeño turístico de Colombia en los últimos cinco años. Las diferencias clave entre ambos están en la conectividad con el transporte terrestre y la calidad de sus instalaciones.
La inauguración del nuevo terminal del Jorge Chávez no solucionaría este problema. La pista actual necesita mantenimiento, por lo que no habría aumento de vuelos hasta 2026. Además, los accesos a la nueva infraestructura no están resueltos, lo que le resta bastante competitividad.
En regiones, la situación de los aeropuertos es incluso peor. Recientemente, Latam canceló sus vuelos al aeropuerto de Jauja por mal estado de la pista de aterrizaje. Ello afectaría el turismo en Junín: 6% de los visitantes a la región pasan por dicho aeropuerto. Asimismo, en Juliaca, el aeropuerto enfrenta un posible cierre en abril, también por problemas en su pista de aterrizaje. En Arequipa, el terminal está colapsado, y el aeropuerto de Cajamarca no está funcionando. Además, la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines (AHORA) ha identificado otros seis aeropuertos regionales con problemas operativos que limitan el turismo en el país.
El deterioro de la infraestructura aeroportuaria ha contribuido a la pérdida de gran parte del atractivo turístico del Perú. Por ejemplo, en los últimos cinco años, las búsquedas a nivel mundial de “Machu Picchu” en Google han disminuido en 13%. Así, la solución es clara. Para que el turismo despegue se necesita destinar mayores esfuerzos a la mejora de la infraestructura y de la calidad de los servicios aeroportuarios. Al respecto, un primer paso es promover la concesión del tercer grupo de aeropuertos regionales, entre los que se encuentra el de Jauja, el cual considera un monto de inversión de US$550 millones y podría beneficiar hasta 3.6 millones de personas anualmente.
