
Un reciente estudio realizado por la Universidad del Sur de Dinamarca encontró que las personas tatuadas podrían tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel en comparación con aquellas sin tatuajes.
El equipo de investigación, liderado por la bioestadística Signe Bedsted Clemmensen, analizó los diagnósticos de cáncer y los patrones de tatuajes mediante dos enfoques metodológicos diferentes en un grupo de gemelos.
Incremento en el riesgo de cáncer
El primer enfoque consistió en un estudio de cohorte que incluyó a 2.367 gemelos seleccionados al azar. Este análisis reveló que los individuos con tatuajes tenían casi cuatro veces más posibilidades de desarrollar cáncer de piel en comparación con aquellos sin tatuajes.
Por otro lado, un análisis de casos y controles comparó a 316 individuos con sus hermanos gemelos. Se observó entre un 33 % y un 62 % mayor probabilidad de desarrollar cáncer en los gemelos tatuados.
Este riesgo fue incluso más pronunciado cuando las personas tenían tatuajes mayores al tamaño de la palma de su mano, con un riesgo tres veces superior respecto a los no tatuados.
El estudio también identificó un vínculo entre los tatuajes y un mayor riesgo de padecer linfoma. Sin embargo, los investigadores subrayan que este tipo de cáncer es poco frecuente en la población general.
Asimismo, los resultados, publicados en la revista BMC Public Health, no necesariamente indican que los tatuajes causen cáncer.
Es posible que los factores relacionados con la decisión de tatuarse, como hábitos de vida o exposición a ciertas sustancias, contribuyan al aumento del riesgo.

El impacto desconocido de las tintas
El estudio destacó que no encontraron una conexión clara entre los colores específicos de las tintas y la aparición del cáncer. Sin embargo, Clemmensen puntualizó que esto no significa que el color sea irrelevante.
Otras investigaciones han demostrado que las tintas pueden contener sustancias potencialmente dañinas, y que el uso de tintas rojas, por ejemplo, está asociado con una mayor incidencia de reacciones alérgicas.
Un informe de 2016 de la Comisión Europea también advirtió que la mayoría de las tintas usadas en tatuajes no están aprobadas para su uso en cosméticos, y algunas pueden volverse carcinógenas al degradarse. Este dato resalta la necesidad de investigar más profundamente los efectos a largo plazo de las tintas y la composición de sus sustancias químicas.
Posibles implicaciones para el sistema inmunitario
Uno de los aspectos más preocupantes es el impacto que los tatuajes podrían tener en el sistema inmunitario.
Henrik Frederiksen, hematólogo de la Universidad de Odense, explicó que las partículas de tinta se acumulan en los ganglios linfáticos, órganos clave del sistema inmunitario.
Según Frederiksen, el cuerpo puede interpretar las partículas de tinta como sustancias extrañas, lo que podría desencadenar una respuesta inmunitaria persistente. Esto podría debilitar potencialmente la función normal de los ganglios, aunque aún no se conoce el alcance total de este impacto.

Precauciones
Aunque los tatuajes son una forma de expresión cultural y personal utilizada por humanos durante miles de años, su popularidad ha crecido significativamente en las últimas décadas. A pesar de ello, aún se desconocen muchas de sus posibles consecuencias para la salud a largo plazo.
Los investigadores aconsejan a las personas que consideren cuidadosamente el tipo de tinta utilizada y evalúen condiciones preexistentes, como la psoriasis, que los tatuajes podrían agravar.
Si bien este estudio tiene algunas limitaciones, como el pequeño tamaño de la muestra y el hecho de que solo se pudo analizar a personas que habían sobrevivido al cáncer, brinda nuevas luces sobre los posibles riesgos asociados a los tatuajes. “Es necesario investigar más a fondo el impacto en el sistema inmunitario para entender los mecanismos involucrados”, concluyó Clemmensen.