El Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú continúa trabajando más de 42 horas en la extinción del incendio en el Jr. Cangallo, Cercado de Lima. Hasta el momento, Sedapal ha distribuido más de 3,000 m³ de agua mediante 9 camiones cisterna, realizando 214 viajes y contando con el esfuerzo de 50 colaboradores organizados en dos turnos. Se incrementó la presión de agua en la zona de 10 a 18 m.c.a. para optimizar los tres hidrantes disponibles.
Un devastador incendio en Barrios Altos, en Cercado de Lima, ha dejado a su paso destrucción, familias damnificadas y una ciudad enfrentando serias interrogantes sobre su capacidad de respuesta ante emergencias. El siniestro, que comenzó la noche del lunes 3 de marzo, afectó gravemente cuatro edificios, los cuales ahora presentan daños estructurales significativos y están en riesgo de colapso. Más de 300 miembros del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP) han trabajado sin descanso para controlar el fuego, que aún persiste en algunos puntos tras más de 42 horas.

El incendio, que se originó en un edificio que funcionaba como almacén clandestino, se propagó rápidamente debido a las altas temperaturas y la presencia de materiales inflamables, como plásticos y juguetes. Las autoridades han señalado que las labores para extinguir completamente las llamas podrían extenderse hasta el jueves, mientras que los escombros aún representan un riesgo de reactivación del fuego.

De acuerdo con El Comercio, el edificio donde se originó el incendio había sido clausurado en al menos tres ocasiones previas por operar como almacén clandestino. Este tipo de establecimientos, que funcionan al margen de la ley, suelen representar un alto riesgo por la falta de medidas de seguridad adecuadas. La reincidencia en las actividades ilegales de este inmueble pone en evidencia la necesidad de un control más estricto por parte de las autoridades locales para prevenir tragedias de esta magnitud.
El siniestro también ha expuesto serias deficiencias en la infraestructura de la ciudad. La presión residual del agua en Lima no fue suficiente para enfrentar una emergencia de esta magnitud, lo que complicó aún más las labores de los bomberos. Estas carencias han generado cuestionamientos sobre la planificación urbana y la capacidad de respuesta ante desastres en la capital peruana.

Familias damnificadas y una comunidad en crisis
El incendio ha dejado a decenas de familias fuera de su hogar, quienes ahora enfrentan la incertidumbre de no saber cuándo podrán recuperar sus vidas. Muchas de estas personas han pasado las últimas noches en carpas improvisadas, mientras esperan ayuda y soluciones por parte de las autoridades. “Nos quedamos con lo que teníamos puesto”, relató uno de los afectados. La tragedia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades que habitan en zonas con edificaciones precarias y sin medidas de seguridad adecuadas.

El colapso de la principal estructura afectada ha obligado a las autoridades a reforzar la vigilancia en la zona para evitar mayores tragedias. La Policía Nacional del Perú (PNP) se encuentra resguardando el área, mientras que los bomberos continúan trabajando para mitigar cualquier posible reactivación del fuego. Cerca de 50 unidades del CGBVP han sido desplegadas para atender la emergencia, en un esfuerzo que no ha cesado desde el inicio del siniestro.

Impacto ambiental y monitoreo de la calidad del aire
El incendio no solo ha dejado daños materiales y humanos, sino que también ha generado un impacto ambiental significativo. Las autoridades han comenzado a monitorear los niveles de contaminación del aire en los distritos cercanos, como Rímac, El Agustino y San Juan de Lurigancho, debido a la gran cantidad de humo y partículas liberadas durante el siniestro. Según las condiciones meteorológicas actuales, se espera que la dispersión de los contaminantes sea favorable, aunque el riesgo para la salud de los habitantes de estas zonas sigue siendo una preocupación.
El incendio en Barrios Altos ha puesto en evidencia problemas estructurales más amplios en la ciudad de Lima. La falta de planificación urbana, el incumplimiento de normas de seguridad y la insuficiencia de infraestructura básica, como los hidrantes, son factores que han agravado las consecuencias de esta tragedia. Además, la falta de recursos adecuados para los sistemas de emergencia plantea serias interrogantes sobre la capacidad de la ciudad para responder a desastres de gran escala.