
La región de Loreto atraviesa una grave emergencia, tras la destrucción de más de 300 viviendas en el centro poblado de Juancito, ubicado en el distrito de Sarayacu, debido a la erosión provocada por la creciente del río Ucayali. Las viviendas, principalmente de madera y construidas sobre terrenos bajos, cedieron ante la fuerza del agua, afectando gravemente a las familias locales.
Durante las últimas semanas, las lluvias intensas y el aumento del caudal del Ucayali ocasionaron desbordes que han sumido a varias comunidades en el desastre. En Juancito, las viviendas fueron arrastradas por el avance de la erosión, que dejó a cientos de personas sin hogar. Las construcciones, mayormente de materiales precarios, no resistieron la fuerza de las aguas, lo que provocó la pérdida total de las viviendas.
Las autoridades locales reportaron que, además de las casas destruidas, los cultivos y la infraestructura básica, como caminos y puentes, también sufrieron severos daños. Esta situación generó un clima de desesperación en los afectados, quienes se encuentran esperando la ayuda que llegue a la zona.
El desafío logístico de la ayuda humanitaria
El acceso a la zona devastada es uno de los principales obstáculos para las autoridades. Desde la ciudad de Iquitos, capital de la región, se necesita un tiempo estimado de 20 horas en deslizador para llegar hasta Juancito. Esta distancia y las dificultades para navegar por los ríos que circundan la zona complican los esfuerzos para llevar asistencia humanitaria.
A pesar de los desafíos, el Gobierno Regional de Loreto, a través de la Oficina de Defensa Nacional y Gestión del Riesgo de Desastres, movilizó recursos significativos para atender la emergencia. Bajo la dirección del ingeniero Felipe Vázquez, se enviaron equipos de rescate y alimentos de primera necesidad, a pesar de las complicaciones logísticas.
”Nuestro compromiso es garantizar la seguridad y el bienestar de la población afectada. Seguimos trabajando incansablemente para llevar más ayuda en los próximos días”, declaró Vázquez.
Uno de los momentos más conmovedores de la emergencia fue el rescate de Jesús Mateo, un niño de apenas 7 años, quien cayó en un pozo ciego. La rápida intervención de los equipos de rescate, apoyados por un helicóptero de la Marina de Guerra del Perú, permitió que el niño fuera rescatado en una operación que, afortunadamente, resultó exitosa. Este incidente puso en evidencia la importancia de una coordinación efectiva en momentos de crisis.

Próximas acciones
A medida que la situación en Juancito se sigue evaluando, las autoridades se preparan para intensificar la asistencia en los próximos días. La respuesta inicial ha sido positiva, pero la magnitud de los daños requiere un esfuerzo coordinado y sostenido.
Se están enviando más equipos de profesionales, como médicos y técnicos, para evaluar la situación de salud de los afectados y asegurar que los recursos sean distribuidos de manera equitativa.
Los pobladores de Juancito expresaron su preocupación por la falta de apoyo en la reconstrucción de la zona. Aunque las autoridades locales prometieron trabajar en este proceso, la situación sigue siendo incierta y muchas familias continúan viviendo en condiciones precarias, a la espera de un futuro más estable.
Con la llegada continua de más ayuda, la esperanza de las familias de reconstruir sus vidas se mantiene viva. Sin embargo, es necesario un esfuerzo conjunto, tanto de las autoridades locales como de la comunidad en general, para asegurar que este desastre no marque el fin de una de las comunidades más afectadas por la creciente del río Ucayali.